Partida de Aquelarre - IIIª Edición.
Adopto esta partida con la aprobación de los jugadores, que habían quedado huérfanos de director.
Es primavera. El bosque se llena de flores, abejitas, ardillas de grandes ojos y esas cosas maravillosas en las que piensan los poetas cuando se acuerdan de la Madre Naturaleza.
Es fabulosa, la Naturaleza, ¿verdad? Una madre amante que mantiene a sus hijos en un hermoso e infinito ciclo de vida integrado con la belleza y el cosmos...
Existe una especie de parásito llamado Dicrocoelium dendriticum. Tiene un ciclo vital curioso y pasa por tres hospedadores para completarlo. El intermedio, la hormiga, sufre una completa zombificación por parte de este parásito: cuando entra dentro de ella se instala en sus bulbos neurales y toma el control de su cuerpo. El parásito controla a la hormiga, la hace subirse a lo alto de la maleza para ser devorada y que él pueda pasar al siguiente hospedador.
¿No es hermosa la naturaleza?
Un Señor Dragón que habita en la Cordillera de los Pirineos hace un llamamiento: necesita intrépidos héroes y los necesita ya. La paga promete ser generosa pero... ¿al servicio de un dragón?
El Barón Philiph de Cornualles ha perdido el juicio. El destino de su reino, y quizá algo más, depende de un objeto imposible.
La destrucción de Altes Gestein fue seguida de extraños sucesos que aún no tienen explicación. La reaparición de Gloria ex Tremere junto con los habitantes de la Alianza no hace más que aumentar la sensación de que algo realmente fuera de lo normal está ocurriendo en una Selva Negra cubierta por un denso manto de nieve. ¿Puede cambiarse el futuro si ya se ha vivido?
- No es posible. No es posible... pero es él.
- Pero, ¿estás segura?
- Theus bendito, ya te he dicho que sí, Renée. Llevo años viviendo con un castellano. Sé perfectamente qué cara es la que sale en sus monedas.
- Es imposible, Fiora, es lo único que digo...
La menuda strega husmeó en el bolsillo del traje de hombre que llevaba y sacó un doblón. La levantó a la altura de los ojos de su amiga, dejando el perfil del rostro que había grabado en ella bien a la luz.
- Dímelo tú, Renée. Dime que no son el mismo hombre.
Antes del Invierno, las hojas caducas caen sobre una tierra manchada de sangre.
1077 de Nuestro Señor. Noticias de poderosos objetos hallados en Murcia han recorrido todos los caminos...