Según informes llegados de la colmena de Desarbolada, las bandas que habitan la subcolmena se han ido volviendo cada vez más agresivas, llegando al punto de atacar a los agentes de la ley e intentar ascender por la ciudad en un mar de violencia y saqueo.
En un desesperado intento por evitar que cunda el pánico entre la nobleza del planeta y al mismo tiempo mantener la seguridad, el Gobernador Planetario Titus Zane ha denegado la entrada a las fuerzas del orden del imperio y ha contratado a varias tripulaciones de comerciantes independientes como mercenarios de forma encubierta para proteger el nivel medio de la ciudad de la oleada criminal.
Sin embargo algo más sórdido se oculta en esa subcolmena, las bandas se han hecho de alguna forma con armamento militar, e incluso se han visto un puñado de armas de gran potencia no aprobadas por el imperio de la humanidad. En pos de averiguar la verdad tras esos sucesos la inquisición envía a un grupo camuflado entre algunos mercenarios...
"Poco a poco fueron irguiéndose amenazadoras en el cielo de poniente. Bajo la luz rojiza antártica pudimos ver varias cumbres desnudas, yermas y negruzcas sobre el evocador fondo de las nubes iridiscentes de polvo de hielo. Tenía todo aquel espectáculo un halo secreto y ominoso; la insidiosa atmósfera previa a una terrible revelación (...) no pude evitar la idea de que eran unas montañas malignas; eran las montañas de la locura, y sus distantes laderas conducían a un diabólico abismo sin retorno".
H.P. Lovecraft. "En las montañas de la locura"