No es Castronegro una aldea agitada. Las relaciones entre sus vecinos se refuerzan cada año durante las intensas nevadas que bloquean los accesos al pueblo y aíslan durante semanas a sus habitantes. Pero no son estas unas circunstancias normales: alguien pretende enturbiar el clima de seguridad, promover la desconfianza y desatar la paranoia y la lucha valiéndose de maquinaciones sombrías e intervenciones sobrenaturales y oscuras.