Tú, sí, tú. ¡Descarriado adolescente problemático y sobrehormonado! Volviste a hacerlo, ¿eh? Volviste a liar una de las tuyas, a armarla bien gorda y a dejar a tu pobre y desgraciada familia en evidencia. Pues...¿sabes qué te digo, pedazo de alcornoque? Que ésta va a ser tu última fechoría, tu última travesura descerebrada. No has dejado otro remedio, chaval: te vas a venir a la escuela Gafin, tío. ¡Y no vas a salir de ahí hasta que te conviertas en un delincuente como es debido!