Escuchadme con atención, sed valerosos y ayudadme a salvar la Tierra Media —dijo ese extraño, al que tomaste por loco, su muy enmarañada y muy descuidada barba gris no pudo sino hacerte gracia cuando lo viste, apenas llegaste a la taberna de tu buen amigo, Tom el Alto, pero ahora, sus palabras te hipnotizaban, atrevezaban tu corazón y no pudiste sino embobarte—, no os abruméis, pues eso los llevaría hacia atrás, tampoco os confíes, pues podría ser incluso peor, sed prudentes y esforzaros por cumplir esta empresa —sólo su voz existía, profunda y seductora; los sonidos del bar se apagaron de improviso y en tí se encendió una llama der héroe, una llama que sabías que existía, pero que siempre te esforzabas para ignorarla —. Verán, amigos míos, el Orthanc, esa majestuosa estructura erigida por los dunedáin de Gondor hace eones que solo elfos recuerdan, que incluso enanos la envidian por su perfecta labración y que despierta admiración y terror hacia los hombres y todas las criaturas de la Tierra Media, esa Torre, esa ahora desgraciada Torre, es la morada de Saruman, del que fuerzas oscuras lo han seducido y transformado, ahora sólo pretensión y ambición desmedida hacia cosas que ya debían dejar de existir hace mucho hay en sus sórdidos pensamientos, y él, tan inteligente y tan capaz, empezó a obrar por ellas —no sabías de que hablaba, pero empezabas a tener terror, a tirititar, a sentir que el calor ya no existe, esa llama de héroe, del que hace instantes estabas orgulloso empezaba a extinguirse—. Iros de inmediato y con cuidado al Orthanc, cuidaros y recabadme información, luego iros a un lugar seguro, yo los encontraré. Tengo otros asuntos de singunlar importancia; ents, hobbits... — su voz se apagaba, ya hablaba sólo para él mismo, se levantó y ensismismado y se dirigía a la puerta para abandonaros.
Te armaste valor, e incrédulo, escuchaste tu propia voz:
—Dénos más información, ¿qué quieres que hagamos? ¿acaso llega tarde a un lugar? Quédese y explíquenos todo.
Te arrepentiste de decir eso, debías callarte , ahora esperabas una reprimenda, eso adivinabas por los ojos del señor con barba, sus ojos penetrante calaron hasta el fondo de tu ser, intensamente azules, pero lejos de retarte, hizo una sonrisa cómplice y te dijo:
—Yo nunca llego tarde a un lugar, tampoco temprano, llego en el momento justo.
Estabas determinado, cumplirías con la misión.
Ha caído el último rey que ocupaba el trono de hierro y con él ha quedado extinta una casa mayor entera. Por primera vez el trono se encuentra sin heredero, sin embargo algunos miembros de las demás casas mayores se han reunido para dar solución a tal problema de forma completamente pacífica, ordenada y diplomática, o eso se han dicho unos a los otros.
Por orden del César se dicta:
Todo aquel entrenado en el combate o capacitado para tal se presente ante la legión para su adiestramiento inmediato. Las guerras acontecen a nuestro alrededor y debemos tomar partido en ellas. Las mujeres también están aceptadas en las filas aunque sino muestran una aptitudes destacables para el combate serán usadas solamente para el desahogo de los soldados.
El servicio militar los obligará a partir a diversos lugares entre lo cuales estarán: Los bastos y desvastadores países de norte con sus grandes guerreros, los áridos y extensos desiertos de Egipto, las amplias costas de Persia y sus gentes. Habrá muchos más pero ya los conocerán en el momento en que sean destinados allí.
No hay nada más que decir. El césar espera a sus nuevas tropas impaciente pues Roma debe abrirse un nuevo lugar en la historia.
¡Honor y gloria!