"Momento solemne, capaz de hacer latir al corazón más templado. Desde fuera de la torre de combate, en la que no quise entrar nunca para dar ejemplo a mi indefensa dotación, pues si yo caía quedaba todavía el almirante para mandarla, pedí su venia y con ella dí la orden de romper el fuego. Sonó la corneta de órdenes dando la señal de comenzar el combate, el último de aquellos que la historia cuenta que sonaron en la toma de Granada. Era la señal de que terminaba la historia de cuatro siglos de grandeza y que España pasaba a ser nación de cuarto orden. Pobre España, le dije entonces al almirante, y éste me contestó significativamente con la cabeza, como diciendo que había hecho cuanto era posible para evitarlo, y estaba tranquila su conciencia" Capitán de Navío Víctor Concas, 1898.