Se oye el ruido de una puerta abriéndose y cerrándose, unos pasos, y nuevas voces en escena, un hombre y otras dos mujeres hablan, sin duda son Stephen, Amanda y Coral…pobres.
-Vaya, vaya, vaya…¿qué tenemos aquí? Mira a mi amigo Jason, que calladito se lo tenía. Menudo par de bellezas, tío.
-¿Te gusta lo que ves hombretón? - pregunta sensual una voz femenina -
-Venía muy bien acompañado, pero creo que podríamos apañarnos para no tener que usar dos habitaciones, ¿no creeis? - el hombre hace una burda imitación de una frase que debería sonar sensual -
-Bueno, mi hermana puede entretener a tus amigas, yo te voy a hacer algo que no te han hecho en la vida…y que creo que no te lo harán nunca más como yo.
-Si hermanita, enséñale a este negro quienes somos…venid chicas, dejad que pruebe vuestros labios - la otra voz contesta mientras en la cinta se pueden oir de fondo los tacones alejándose de la grabadora -
-¡Eh, eh, eh! Tranquila pequeña, trátala con cariño ¿vale? No seas tan brusca…así…oh,pequeña…¿no vienes Jason? Esta tía lo hace de pu¡aaaaaah!
Los gritos de dolor de Stephen pronto se mezclan con los chillidos de pánico de las dos chicas. La grabación entonces se vuelve confusa, un desconcierto caótico de gritos, gruñidos y golpes. Todo acaba con un silencio repentino, roto al final por la voz de la chica
-Ese malnacido ha aprovechado para escapar. ¿Te apetece una persecución por la ciudad?
-Sólo si le borras esa estúpida cara de chulo de barrio que tiene, me encanta ver como sufren.
-Todo es poco para ti, amor… - al final de la cinta sólo pueden oírse unos tacones alejándose y un portazo previo a un gran silencio -
Una gota carmesí se estrella contra la grabadora…la sigue otra más…el líquido se derrama por los lados del aparato cayendo hasta el suelo. Unas temblorosas manos, que no pueden esconder una furia contenida, pero que no pueden sino expresar una dolorosa pena, aprietan la grabadora hasta que ésta se convierte en un amasijo de cables y metal. El brujah la deja caer al suelo con pesar…se levanta de la silla y vuelve a mirar el escenario que lo rodea. En su cara las dos lágrimas surcan su rostro desde los ojos, relatando al gangrel el amargo desconsuelo del ser que tiene delante. No habla, sólo mira con afligido rostro…un gesto poco usual en el Gangrel, y que denota que comparte el dolor de su amigo.
Al final el poderoso cainita se encamina a la puerta con paso triste, y antes de salir se gira para decirle algo.
-Ya sabes como encargarte de ésto...por favor - después se gira y continúa su marcha -
-Mi señor…mi Príncipe - no se vuelve en ninguna de las dos ocasiones -
Al final se marcha con paso firme, recuperando la normalidad antes de salir a la calle. En el ascensor lo espera uno de sus criados, con la puerta abierta y una mano bajo la axila, presto a sacar un arma. Mientras bajan, toma de un bolsillo de su elegante chaqueta un pañuelo rojo, y limpia sus lágrimas despacio, como si en vez de vitae, limpiara los recuerdos de aquellos que una vez casi amó, de aquellos que alguna vez lo amaron, mientras piensa con la mirada perdida…