Los dias trascurren tranquilos y monotonos en la mansión del Señor. Fuisteis recogidos cuando os quedasteis huerfanos, reunidos con otros bajo su protección y la vida ha sido mucho más fácil que como habria sido en las calles. No existen aventuras, pero tampoco problemas y los empleados del Señor os han estado enseñando lo que queriais hacer, algunos con las armas, otros con la magia...
y así transcurren los días. Hoy, como cada mañana, os levantasteis pronto para trabajar y entrenaros y cuando la noche cae, volveis a la mansión a por una bien merecida cena...