“Durin-Dûm, los Salones del Rey de la Montaña, antiguo hogar de los Siete Grandes Clanes. Siglos han pasado desde que un enano pusiera sus pies por última vez en esta fortaleza olvidada y sólo los ancianos recuerdan siquiera las canciones que se cantaban entre sus galerías. Canciones de hablan de grandes herreros y orfebres, de magia y runas perdidas, de oro pulido y misterioso oricalco. Pero la avaricia es un veneno que corroe las entrañas de la tierra. Aquellos primeros ancestros horadaron sin descanso los pies de la montaña y la montaña, sin roca que soportara su peso, se desplomó sobre ellos. La fortaleza quedó sepultada por las rocas, presa del polvo y el olvido. Hasta ahora…”