Comunidad Umbría :: Partidas (reclutamientos, sondeos) :: [Sondeo] Partida Futurista.
“El espacio; infinito, eterno, cambiante a cada segundo, tan profundo como la garganta de una puta delviana. Estrellas que caen, agujeros negros que devoran almas, locura. El espacio, tierra de aventureros, tierra de mercaderes. Mundos nuevos por explorar, retos para el osado. Pero ya a nadie le importa. La aventura se ha perdido. Ya no quedan héroes. Su estela, su legado, se ha difuminado abrasado por cientos de soles. A nadie le importa la virtud o la moral. La justicia ha pasado a llamarse Imperio, aunque bien podía haberse llamado Inquisición; disparan primero, preguntan después. ¿Verdad? ¿Honor? Risas en el escenario y una copa derramada, nada más.
Los caballeros andantes han sido sustituidos por mercenarios, cazarrecompensas o soldados. De mentalidad sucia y codiciosa. Viles, hombres que ya no son hombres. Crimen sin castigo y una estela negra por la que huir cuando agarran un botín. El espacio, un dios de ébano repleto de planetas llenos de vida; gérmenes, enfermedades. El cáncer del futuro. Los poderosos son corruptos, la ley no duda en usar la fuerza. La presunción de inocencia es una broma barata. Los niños se esconden cuando sale el sol. No hay religión, no hay dioses. No hay esperanza.
El espacio, una tierra hermosa, virgen, que antaño hubiera sido llenada por héroes, aventureros con ansia de explorar, de descubrir. ¿Qué ha sido de eso de deshacer entuertos? A nadie le importa. Los créditos en la tarjeta, una moto potente, una casa en el planeta paraíso de Heaven o una cama caliente, con tres rameras baratas pero complacientes. Es lo que importa. Ah, y los dados. Siempre dados. El juego, el placer de resolver la ecuación de la vida arrojando un puñado de cajas marcadas con puntos. Por que la vida es azar ¿No es así? No hay destino, no hay finalidad en la existencia.
El espacio está cansado. El espacio es viejo. ¿Para esto resurgí yo del lodo primario? Parece preguntarse. El espacio, señores, está hasta los huevos. Allí a donde mira no hay historias como las de antaño. No importa que la espada se haya cambiado por el bláster y el brioso corcel por el caza estelar. Importa el caballero. Una palabra burda que ya no existe.
El espacio, un agujero hediondo. Lleno de maravillas que nadie quiere ver. Lleno de necesidades que nadie quiere acatar. Lleno de deber y responsabilidad. El espacio, guarro, lleno de inmundicia y basura. ¿Escuchará alguien la última llamada? Deja de mirar el holovisor, olvida tus vacaciones en las playas de arena roja de Buggle VI, deshazte de esas mujeres de moral dudosa que te vacían la cartera y pasa del polvo de chivel que consume tu salud. El espacio te llama. Profundo, salvaje, indómito. Por descubrir. El espacio te llama por última vez.”
La imagen del holovisor iba y venía creando pequeñas flatulencias en las imágenes, haciéndolas desaparecer ahora si, ahora no. Un par de golpes por parte del hediondo tabernero terminó por ajustar la imagen. “Y más vale que te quedes ahí o te atizaré con un bate” parecía decir la agresiva mirada del propietario del local.
El holovisor no dejaba de parlotear. Había una mujer, joven, ataviada con ropa recatada; un traje gris de oficina con la falda hasta los tobillos. Por la manera estática en la que se mantenía quedaba patente que no estaba acostumbrada, ni le gustaba, llevar ese tipo de ropa. Hablaba de forma vehemente y controlada a una decena de micrófonos de las más importantes cadenas de radio y televisión a nivel interplanetario.
–La muerte nos busca. La muerte nos acecha. No hablo de la extinción de una unidad de vida, sino de toda la vida. La ecuación de la antivida no es un mito. Tiene forma y nombre.
La cámara giró para enfocar al público. Las gradas del estadio donde se daba la conferencia estaban llenas, a rebosar, con personas de toda clase, condición y raza apretujadas unas contra otras. Estaban hipnotizados, mudos ante las palabras de la oradora. Bajo la imagen apareció una franja azulada que indicaba “Estadio de los Toros de Pozo Bajo, Primera Conferencia “La Muerte del Universo”, Ponente Dr. Shavanna”
La imagen era vieja. De uno o dos días. Se difuminó en negro dando paso al presentador del telediario, un tipo rubio con dentadura de anuncio de dentífrico. Por como hablaba dejaba claro que le importaba más su cuenta corriente que el estado del universo.
–Momentos después de terminar su ponencia la Dr. Shavanna se dirigía al aparcamiento cuando fue raptada por el infame Butcher Cass. El secuestrador es conocido en toda la galaxia como el Hombre Más Peligroso Jamás Nacido, el Carnicero de Tooperwold, Pistola Sangrante, Machete Afilado y un sinfín de apodos que ha ido recolectado a lo largo de sus tropelías por los diferentes planetas de todo el sistema conocido. El mismo Imperio lo ha colocado en la cabeza de la lista de los Más Buscados sin que hayan podido echarle el guante. Hasta ahora se desconocía el paradero de Butcher Cass. Nunca antes se había descubierto de forma tan descarada. Las autoridades seguían su paso por las explosiones y los regueros de cadáveres que dejaba detrás de él. Siempre acciones violentas, brutales, a gran escala. El motivo de que haya cambiado su modus operandi y que se haya rebajado a realizar una tarea de tan bajo nivel delictivo es aún una incógnita. Las autoridades no han hecho ninguna declaración al respecto. Se desconoce la relación entre la Dr. Shavanna, así como su estado o las posibles intenciones de Butcher Cass hacia ella.
El rubiales recogió unos papeles que había encima de la enorme mesa de cristal del noticiario, pasó una hoja y los volvió a cuadrar. La cámara hizo un zoom corto sobre su perfecto rostro griego y sonrió de forma teatral.
–Y ahora un mensaje de nuestro patrocinador. Cereales Crunchy, los más crujientes de la galaxia.
La mayoría de los parroquianos no prestaban atención al holovisor. Los que lo estaba haciendo decidieron seguir con sus cervezas y sus dardos. Algunos mantuvieron los ojos pegados a la pantalla tridimensional, brillantes, mientras la mascota de los cereales Crunchy cantaba la canción del comercial.
–Esos imbéciles. Están más interesados en un pajarraco que baila y vende cereales que en las noticias. A nadie le interesa lo que haga o deje de hacer Butcher Cass. Bah, le estáis regalando vuestro mundo, memos –se quejó un viejo arrugado de larga barba y aspecto de ermitaño. Daba la impresión de venir de una época pasada.
–¿Qué quiere decir abuelo? Esos mierdas de las noticias ni siquiera han puesto una foto de Butcher –replicó un parroquiano molesto por salir del trance etílico en el que estaba sumido.
–Porque no la hay. Nadie le ha visto. Es el mejor en lo suyo. Un arma letal que fuma puros y escupe plomo. No deja pruebas ni rastros tras de si. Lo vuela todo a su paso.
–¿Y que quiere que hagamos los demás? –Dijo otro, larguirucho, con la piel como corteza de árbol –Qué se ocupe el Imperio. O la policía interplanetaria. Para eso pagamos impuestos.
El tipo en cuestión tenía más pinta de robar impuestos que de cobrarlos. El anciano, a pesar de ir desarmado y estar rodeados de moteros, camioneros, ladrones y chusma que venderían a sus madres a las minas de sal de Biagle XII no se achantó. Había en él una llama que no se había apagado con la edad.
–Eres más idiota de lo que pareces, chico. La policía, el Imperio. Debes de ser de esos que se creen todo lo que les cuentan. Bah. Así funciona el universo. Dejáis que Butcher Cass vaya de un lado a otro como si todo le perteneciera. Se come vuestra comida, se gasta vuestro dinero y se tira a vuestras esposas ¡Y esperáis que otro lo arregle! Mierda. Eso es lo que sois todos.
Uno de los presentes, un tipo enorme con piel verdusca, echó mano de un machete, ordinario pero efectivo. El tabernero lo calmó con buenas palabras, invitándole a otra ronda. “Solo es un loco, déjale que divague. Ya se cansará”. El gesto no pasó inadvertido para el ermitaño.
–Si, es muy valiente sacarle el cuchillo a un viejo como yo. Pero nadie va detrás de Butcher Cass. Y eso no es lo peor. En mis tiempos la mitad de vosotros habría salido corriendo de este tugurio de malos olores para ayudar a la chica. A nadie le preocupa la chica. En tal caso la recompensa que dan por Cass. Pero la chica. ¿A quién, eh?
Ciertamente nadie había pensando en la integridad de la chica. ¿A quien le importaba? En toda la galaxia conocida se sabía que Butcher Cass tenía una recompensa pendiente sobre su cabeza. Suficiente para retirarse con todo lujo y honores. Pero ¿La chica? ¿La Dr. Shavanna? Nadie pagaba por ella. Entonces, a nadie le importaba.
–A nadie le importa el valor de una vida. A nadie ya…en mis tiempos. En mis tiempos esto no pasaba. Eran más duros, más voraces, pero…la gente tenía agallas. Bah.
El viejo se levantó, cansado. Las piernas le temblaban. Tuvo que agarrarse a su largo bastón de peregrino para no desmoronarse allí mismo.
– ¿Y qué tiempos eran esos, abuelo? –Preguntó el primer parroquiano –.Esto lleva siendo así desde siempre. Cada uno cuida de su culo.
–En mis tiempos no, chico. En mis tiempos no.
Dejó unas monedas como pago por la frugal comida que apenas había picoteado y salió del tugurio cojeando. Cuando el tabernero se acercó a recoger la paga comprobó que no eran créditos al uso, metálicos y ásperos, sino antiguos créditos de la república, tintineantes, fabricados en brillante oro reluciente. Fabricados hace miles de años. Su valor era incalculable.
– En tus tiempos, ¿eh abuelo? –Masculló el tabernero.– Menudos tiempos debieron ser.
Con gesto entrenado el tabernero hizo desaparecer su pequeño tesoro tras el delantal y siguió su ronda de limpieza de mesas; vómitos y gachas derramadas ocuparon sus pensamientos durante las próximas dos horas.
Ya nadie miraba el holovisor.
La aparición en escena de Butcher Cass había revolucionado buena parte del universo. Era un proscrito. El Proscrito. La recompensa ofrecida por su cabeza subía cada semana aunque ciertamente nadie sabía el valor total de la testuz del feroz criminal. Muchos habían intentando pararle los pies, ya fuese por el dinero, la fama que supondría acabar con la última leyenda del universo o una rencilla personal. Butcher había ido de Orión a Betelgeuse, de las puertas de Thanausser hasta los mundos de fuego de Fornax. Había levantando más de una suspicacia. Y faldas, muchas faldas.
Se decía de él que era mujeriego, bebedor y fumador empedernido, de gatillo fácil, nudillos prietos y letal como un cáncer. Se desconocía raza, credo o intención. No había imágenes de él, ni videos. Allí por donde pasaba la tierra se volvía un erial sin vida. No había testigos, solo muertos y putrefacción. Había tantos cuentos sobre él que ya era imposible dilucidar cuales de las historias que hablaban sobre él eran auténticas y cuales no. En muchos planetas se le había otorgado la categoría de catástrofe natural.
Era el mejor. Se movía por el dinero. Sicario, cazador de hombres, el hombre de negro de las operaciones sucias del Imperio, o eso se decía. Tras terminar un trabajo importante siempre desaparecía. Una semana o dos, a lo sumo, y volvía a oírse en un noticiario que una fortaleza espacial había sido asaltada o que un crucero de batalla había sido arrojado a un sol. Y todos sabían que Butcher Cass había vuelto.
El caso del secuestro de la doctora Shavanna había atraído muchas miradas. No solo los curiosos, la prensa o las fuerzas de la ley y el orden, incluido el Imperio. Por primera vez había un rastro que husmear, una presa que perseguir. El valor de la cabeza de Butcher Cass volvió a doblarse. Pocos fueron los necios que decidieron salir tras él. ¿De que te servían trillones de créditos si terminabas más agujerado que un colador? Hacía falta más que dinero para motivar al personal. O una codicia desmesurada, claro.
Había sentimientos de odio hacia él. Padres que habían perdido a sus hijos, hermanos que habían perdido hermanos. Feudos militares que habían perdido ducados, princesas y tesoros de la antigüedad. Líderes religiosos que habían perdido templos, gurús o credibilidad. Ejércitos que habían visto asesinar a sus más dignos generales o robados sus mapas de invasión o planos de armas secretas. El Imperio, se decía, tenía más de una cuenta pendiente con él, así como la Liga de Jueces, diferentes clanes de mercenarios o la mafia lusa y la de los affornianos, los cuales no podían contar las pérdidas que les había producido Butcher Cass a su paso. Había también mujeres enamoradas que habían sido despechadas, pues el villano no era hombre de una sola mujer, incluso algún que otro hijo perdido. ¿Quién sabe? Butcher Cass era la clase de persona que se comportaba como un cometa. No podías evitar admirarlo pero si estaba cerca, levantaba ampollas. Así fue como la galaxia se revolucionó, en silencio, de forma discreta, tratando de atrapar a la liebre que valía más de diez trillones de créditos imperiales.
¿La Dra. Shavanna? ¿A quién le importa? Era una sombra oculta por la estrella del hombre que la había secuestrado. Era una mosca en la comida; la apartabas e ibas a por las patatas, nada más. Si vivía o moría ¿A quién le importaba? ¿Tenía valor una vida cuando quitando de en medio de Butcher Cass se podía obtener fama para toda la eternidad, mujeres en cada hostal y más dinero de lo que cualquier hijo de perra codicioso hubiese soñado nunca? Ella no importaba, desde luego. Era el motivo por el que Butcher Cass había salido de su escondrijo. Gracias a ella podían seguirle el rastro. O intentarlo, ahora que el secuestro estaba fresco. ¿Pero quién iba a ser el necio que se enfrentaría a la misma muerte personificada?
–Vaya, debes ser esa clase de gilipollas a la que le da igual todo ¿No? –Dijo Bunsen mirando a su interlocutor.
Era imposible saber a que raza pertenecía Bunsen, tenía algo de rana y mucho de lagarto, con escamas y una boca grande de morros violetas repleta de dientes de piraña. Sus ojos eran dos esferas diminutas ocultas por unas gafas de sol de marca. El muy enano apenas llegaba al metro veinte pero se las había apañado para encontrar ropa elegante de su medida. Parecía un magnate que fuese a pasar el fin de semana a su mansión llena de conejitas.
A pesar se sus trazas era un hombre importante en Aspen, una de tantas ciudades del pecados anclada a un asteroide donde el alcohol, el sexo sucio y las peleas eran el único motivo para viajar hasta él. Bueno, y la mejor casa de recompensas de todo el sistema solar. Aunque nunca estaba claro de a que sistema solar se refería Bunsen, pues sus hombres solían morir después de uno o dos trabajos. No tenía suerte con sus representaciones.
Una casa respetable de cazadores de hombres, o un clan, fundación o equipo, jamás hubiera aceptado el trabajo de ir en busca de Butcher Cass. Era perder dinero, así de sencillo. Mandabas a un par de idiotas a la muerte y no ganabas nada. Bunsen estaba dispuesto a arriesgarse. Había lanzado un comunicado que había llegado a los lugares indicados y aunque la afluencia no había sido masiva, tampoco esperaba otra cosa. Había suficientes tipos interesados en el trabajo como para ofrecerle un servicio a su cliente…y cobrar su porcentaje por adelantado, por supuesto.
Bunsen volvió a mirar el pedazo de despojo que el universo había escupido delante de él.
–Así que quieres ir a por Butcher Cass. ¿Debes considerarte un hijo de puta de mala madre, eh? Está bien. Tengo un amigo que conoce a un amigo que una vez vio a Butcher Cass. Decía que se comía las tripas de sus enemigos mientras estos aún estaban vivos. ¿Te lo crees? ¿No te asusta? Bien, bien. Vas a enfrentarte a una leyenda. Si es que logras encontrarlo. El trabajo es sencillo. Yo te pongo en contacto con el cliente y tú le ayudas a encontrar a ese bastardo y le vuelas la cabeza. Sencillo. –Bunsen no hablaba nada convencido, se veían que estaba enviando al pobre tipo a una muerte más que segura.–No te confíes, he visto mequetrefes más inteligentes y duros que tú caer ante las botas de Butcher Cass. Ahora, si cumples el trabajo, aparte de hacerme de oro con mi parte del porcentaje, serás el hombre del momento. Tendrás tanto dinero que podrás usarlo para limpiarte el culo. ¿Suena bien, eh? Habrá otros mercenarios, a sueldo como tú. Descuida, esta no es una de esas misiones en la que los sicarios se cosen a tiros para llevarse más parte del botín. Hay tajada para todos. El cliente se quiere llevar una parte, por cierto, aunque creo que no es lo que le mueve. ¿Qué dices? ¿Aceptas?
Bunsen era tan asqueroso como un moco, un hombre de negocios repulsivo, de los que siguen en la cima gracias a que sacan tajada tanto de sus aciertos como de sus errores. Cuando el desafortunado interlocutor aceptó la misión los ojos de Bunsen brillaron tanto que por un momento las gafas de sol no pudieron ocultar sus ojillos de serpiente, codiciosos y envenenados. Enviando otro cazador a su cliente él ya cobraba un porcentaje. Si el trabajo se cumplía, cosa impensable, también se haría rico.
–Así me gusta. Pelotas es lo que hace falta en este negocio.–Bunsen se acercó a él, apretó su mano, de sangre fría, y se humedeció los labios con una lengua glotona y bífida.–El cliente es el Gremio de Camioneros Interestelares, los Buggers los llaman. Ya sabes, esa pandilla de aceitosos devoradores de carne roja. No son mala gente. Pagan bien. Butcher Casss debió causar estragos al gremio en uno de sus trabajillos y por lo visto ahora estos quieren venganza. Son camioneros, tipos rudos acostumbrados a viajar entre las estrellas. Pero, entiéndeme, no tienen ni puta idea de despellejar a un hombre. Ahí es donde estás tú. Irás con un pequeño convoy a buscar a Butcher Cass. Ah, no te olvides que nuestro cliente es el Gremio, no los camioneros que te acompañaran. Ellos son prescindibles aunque yo que tú los cuidaría. Para ir en busca de ese mamón cualquier ayuda es poca. ¿Qué? ¿Qué te dé tu parte por adelantando? ¿Crees que soy idiota? Ya, para una servoarmadura de combate. Así podrás cazar a Butcher Cass. Nada de eso, no soy idiota. –Cualquier indicio de jovialidad y amistad había desaparecido en Bunsen. Ya de por sí no eran muchos pero sin la máscara de comercialidad se había convertido en un animal frío y sin escrúpulos. – ¿Te has enterado de todo, cabeza hueca? Viajarás con los Buggers en su convoy, ellos te dirán por donde tirar. ¿Entendido? Tienes que ir a la cantina de Burp er Beer, es un sitio honrado, las furcias llevan la ropa puesta. Ponte un poco presentable. El sitio está en el asteroide número siete, siete, dos, tres del cinturón de Abaar, ese puto planeta imperial. Ve allí y pregunta por Bob el Mantecoso. No tendrás problemas en saber quien es, hace honor a su apodo. Y nada más, aquí nos despedimos. Muere con dignidad o, si sobrevives, vuelve con el tito Bunsen. Me encantará tener en nómina al cabrón que asesinó a Butcher Cass…
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Esa sería la intro de una partida que me gustaría hacer.
La partida es narrativa, hecho muy importante. De la vieja escuela, sin dados. Que las acciones del pj lleguen a buen término tiene que ver con lo bien narradas que estén las acciones, la interpretación y el buen humor del master. Como este último es impredecible os sugiero que le pongáis especial énfasis a los dos primeros apartados.
Una partida sangrienta, con tiroteos, peleas a puñaladas, explosiones en el espacio y mucha mala baba. También trampas, enigmas, traiciones, mentiras, chistes fáciles, grandes corporaciones, razas alienígenas, ciencia ficción, space opera, y cualquier delirio que se me ocurra. Riesgo de amputaciones, dolor y pérdida de pjs. Aquí no venimos a divertirnos, sino a sufrir, a poner a la gente contra las cuerdas para ver como suda chorros de tinta. ¿Bonito? ¿Te tiemblan las canillas? Entonces vete a llorar a otra parte.
Para la creación del pj podéis inventar desde razas, hasta lugares, personajes, etc, etc, etc. Dadle color al pj, si no la espicha pasaréis mucho tiempo con él. Es un mundo abierto, todo me encaja. Lo único que pido es que no pongáis referencias a razas conocidos, véase aliens o ewocks. Aunque podéis crear una especie igual de letal o igual de peluda, pero con otro nombre. Eso si, debe ser una especia pensante, y que se pueda comunicar. El idioma oficial de la galaxia es el esperanto.
Haceros el pj que os guste. Al final de vuestra historia tendréis que terminar siendo mercenarios, en la casa de Cazarrecompensas de Bunsen, ya sea por decisión propia, mala suerte o una serie de factores adversos. Podéis ser buena gente, no hace falta ser necesariamente un bastardo. Sed imaginativos. Si habéis querido llevar siempre una clase de pj que por normas o restricciones(o por robot) no servía en otra partida, aquí podéis colocarlo. En ese aspecto, libertad total.
Los turnos serán uno por semana, incluso podría esperar un poco más. Aunque es variable, dependiendo de mi tiempo y del vuestro. No quiero convertir la partida en un ladrón de tiempo ni colocar mucho que leer. Intentaré contenerme a la hora de escribir para poner turnos más cortos pero más dinámicos. Si se avisa con antelación, no hay riesgo de que el pj se muera. Puedo entender retrasos por estudios, trabajo, vacaciones, embarazos y guerra nuclear, pero me gustaría mantener un ritmo regular.
¿Interesados? Necesitaba de cuatro a cinco jugadores. Una plaza ya está ocupada, así que sería entre 3 o 4. No pido escritores que sean capaces de ganar un Pullitzer pero tampoco de los que escriben dos líneas(es una partida narrativa, por amor de Dios!!!). A los interesados les pasaré la ficha. La ficha tendrá un apartado donde colocar la historia del pj. No hago restricciones por pj ni por jugador, pero tomaré la historia de vuestro pj como carta de presentación. No pido más que lo que doy, aquellos que no quieran jugar un sistema narrativo que se abstengan de pedir hueco.
Quienes pidan hueco primero tienen preferencia sobre los demás, pero luego la elección se basará en la historia. Si ponéis dos líneas mal hiladas la plaza pasará al siguiente.
Dado que es un mundo abierto iré poniendo, en cada turno, pequeños párrafos de información para que vayáis conociendo el mundo por el cual os movéis. Para la creación de la ficha podéis crear cualquier cosa. Sabed, únicamente, que la mayoría de planetas conocidos se encuentran bajo la protección/domonio de una fuerza militar enorme conocida como el Imperio.
La partida pretende ser larga, con un argumento dentro del argumento, con tramas personales para los jugadores, dando la posibilidad de desarrollar al pj.
Genial. Me encantó el inicio de la intro, la descripción existencialista de este espacio.
En cuanto a lo del ritmo semanal que dices, ¿se podría postear más rápido? En vez de un post semanal, quizá dos o tres, al menos un servidor...
Si es así, me interesa, escribes muy bien y me gusta el planteamiento (aparte que el ritmo no es muy exigente y eso ayuda).
Yo no puedo cumplir un ritmo de un post cada dos o tres días, aunque me gustaria. No dispongo de tanto tiempo (trabajo, estudios, mujeres, vicios, me estoy echando a perder). No digo que en ciertas ocasiones no pueda subir un anexo antes de tiempo o adelantar el turno si todos han respondido, pero no será lo habitual y tampoco debeís contar con ello.
Me comprometo a cumplir el ritmo de un turno semanal, lo demás es un extra que no puedo prometer.
¡Me alegra que te guste la intro!
Un saludo.
Ok. Semanalmente. Me postulo.
Te enviaré mi ficha. Tengo algo en mente, pero voy a hacer brainstorming ;)
Saludos.
La ficha tiene un patrón a seguir. Cuando vea si hay suficientes interesados en la partida os la pasaré a todos para que la rellenéis aunque ya te adelanto que no voy a poner restricciones sobre razas, profesión, armas, etc ;-)
Un saludo!
Cuando dije "mi ficha", me refería a la historia, lo siento.
Ok, entendido.
pues hace tiempo que me apetece una partidaq de este estilo space-opera,, me apunto
me ha hecho gracia que en una partida del mismo estilo que dirijo en mesa tambien he puesto como idoma comun el esperanto
y el ritmo me viene muy bien, aunque yo no soy muy de tocho-posts
me pongo a pensar la historia
Pues la verdad, uno siempre anda buscando una partida narrativa como la que una vez yo abrí -y sigue en juego :D solo que la mía es de fantasía-, así que aquí tienes a otro que se postula y al que le han gustado todas esas cosas de "creación libre" y demás añadidos.
Bien, pues con los cuatro ya cierro el cupo. SandroX, no hay problema si eres novato siempre que se le pongan ganas. Ahora en un ratillo os paso las fichas. Gracias por el interés.
Si alguien más estuviera interesado lo pondría en el apartado de reservas, el espacio es traicionero y nunca se sabe cuando se va a necesitar carne fresca. ;-)
Un saludo.
Vale, ya he creado el foro; http://www.comunidadumbria.com/partida/la-ultima-l...
Espero vuestras historias! No tengo pensado una fecha de inicio, así que no hay prisa. Leonid, te dejo como reserva por si falla alguien.
Gracias por el interés!
Un saludo!