Otros lugares, otras opciones :: Sin clasificar :: Critica constructiva a dos relatos
Hola, entre tanto y tanto he escrito este relato que me llama bastante la atención, sin embargo quisiera una opinión externa porque a pesar de todas los puntos de vista que han dado en el pasado, siempre los he tomado en serio.
Agradezco al que desee aportar...
Bitácora de un Selenita en la Tierra
La exasperante alarma de una bomba de infusión me despertó de aquel maldito sueño en el cual pierdo el conocimiento mientras cruzo la plaza central de una ciudad apenas conocida para mí. Talvez era Madrid; o quizás, por la difusa imagen de una torre o columna fuese la Plaza de la Bastilla en Francia. Era impreciso, como la mayoría de los recuerdos de un ente que ha vivido centenares de años. Con el paso del tiempo, el pasado y el presente son uno solo. El tiempo es irreal en mi infinita existencia, eso puedo jurarlo. Únicamente soy yo atravesando innumerables mantos de sucesos e improvistos que para los mortales se convierten en días y noches.
Voces y más voces me condenan. Como potestades predicen mi luctuoso destino porque creen que me asemejo a ellos y su fútil vida. La maldita parca, perseguidora incansable de mi alma ha depositado en este cascarón la tuberculosis y un galeno ha pronosticado mi muerte. Tan solo unas horas me separan de aquellos que me atormentan en las noches reclamando lo que alguna vez les robé.
Observo mis manos y no puedo evitar náuseas al detallar los surcos que la atraviesan, ya que las rugosidades de este cuerpo maquillan la verdad y engañan a los pusilánimes que me rodean. Abuelo, vejestorio. De muchas formas me llaman, pero siempre con desprecio. Envejecer no es bien recibido en este mundo y lo sé desde mi primera experiencia, cuando el primer huésped empezó a deteriorarse lentamente como una flor que poco a poco pierde su encanto hasta marchitarse en el olvido. En aquella ocasión era llamado Namuncurá y cumplía como chamán del clan Pushaina al noreste de un continente aún sin descubrir, cuando este astro, cuyos inquilinos denominaron Tierra, giraba tan puro y limpio como el universo mismo.
No puedo evitar reír al notar que me encuentro en un centro asistencial. Han variado tanto en estructura y sin embargo sus visitantes siguen enfermando y muriendo como desde el principio, ingenuos. Si acaso probaran una gota de mi perpetua sabiduría tendrían que, aunque no lo quisieran, rehacer su cancerígena civilización.
De repente, y despojado de toda voluntad, exploto en una vulgar carcajada sin rastro alguno de cordura.
- ¡Moriré! - grito entre cada explosión guasona mientras una enfermera manifiesta su desaprobación hacia mi comportamiento. Imposible hacerme encima. Con este ajado organismo no es fácil controlar esfínteres. El eco de mis risotadas sépticas se pierde por el pasillo hasta que caigo nuevamente en el letargo del moribundo.
El movimiento bajo las sabanas a la altura de mis piernas me regresa del estado agónico en que me encuentro y a este punto la respiración es dolorosa, tal como fue la peste negra en Hamburgo o el ántrax en Sverdlovsk. En ambas ocasiones la suerte estuvo de mi lado y Ella me salvó.
Cuando la siento en mi entrepierna escucho como el personal médico intenta revivir a alguien. Gritan y corren con premura como si pudiesen acaso ser capaces de vencerla, porque doy lo poco que queda de mi vida a que Ella ya ha hecho su trabajo. Alguien muere, yo vivo.
Con ansias desenfrenadas me deshago del tendido y la gigantesca larva se retuerce al sentir el frio del aire acondicionado. Blanquecina y esponjosa, se contornea dejando a su paso una sustancia mefítica que excreta entre contracciones. Aquella sustancia asquerosa es la vida que acababa de drenar a un inocente que, desgraciadamente, ha entrado a hacer parte de este parasítico y milenario juego de supervivencia.
La tomo entre mis manos y mi lengua lame el fluido goteante que escapa a través de un orificio en uno de los extremos. Me encuentro extasiado, no puedo evitar morder con delicadeza el fungoso cuerpo que inmediatamente se deshace en mi boca entre salado y amargo. Es deliciosa. El último mordisco estalla ensangrentado en mi paladar.
Finalmente, recubierto de inmerecida lozanía abandono el Hospital. Orondo, y con una sonrisa arrogante de satisfacción, guiño el ojo a una enfermera que ruborizada se esconde tras una carpeta incapaz de evitar sentirse atraída hacía mi nueva fisionomía.
Ella es la salvación de mi muerte y la maldición de mi vida. Desde mi aterrizaje hace siglos terrestres, ha hecho presencia cuando menos lo esperaba para recordarme que no soy dueño de mi propio destino. Solo deseo que el día en que le vuelva a ver posea la voluntad para resistirme a su tentador encanto y abrazar el fin, pues me he dado cuenta que me fastidia observar a los seres humanos sin aprender, a pesar del tiempo, nada constructivo. Estoy empezando a creerme la idea de que fui abandonado por mi raza en este planeta para pudrirme con ellos.
Solo he leído hasta la mitad, pero te puedo decir que algunas frases o palabras parecen inconexas o fuera de lugar, aunque en general está bastante bien, por cierto, te recomiendo mejorar un poco la ortografía y que abuses un poco menos de los puntos.
Buenaaaas...
Pues oye, no está nada mal el relato.
Me gusta el ritmo, tiene su toque de originalidad y está bien redactado... algún término rechina (yo diría más "parasitario" que "parasítico") y convendría repasar la puntuación. Pero ojo, la forma de "soltar las frases" es parte de tu estilo personal, procura siempre conservar el tuyo, no perder tu "toque". Aunque al leerlo (prueba a hacerlo tú mismo en voz alta) debes jugar con el equilibrio de la respiración del lector, distribuyendo las "comas" en tanto que pausas para tomar aire. Si quieres hacerlo más vivo y frenético emplea frases cortas, si lo quieres más reflexivo te puedes permitir hacerlas más largas y complejas...
En fin, que ha sido una lectura gratificante! ;)
Como potestades predicen mi luctuoso destino porque creen que me asemejo a ellos y su fútil vida. La maldita parca, perseguidora incansable de mi alma ha depositado en este cascarón la tuberculosis y un galeno ha pronosticado mi muerte.
Dices muy poco con muchas cosas. Está muy recargado, pomposo a veces, pa mi gusto al menos. No veo que tengas un problema con los puntos, es una forma de escribir.
Y, vamos, el relato no cambia, es algo plano. No hay ningún giro, ninguna moraleja, ninguna intención, ninguna conclusión (si lo hay, no lo veo).
Vamos, que no me gusta XD Perdona, no quiero ofender ni nada. Sinceramente, prueba otra cosa. Si estás interesado en escribir relatos cortos, las clases de literatura de Cortázar transcritas te pueden venir genial, a mi me ayudaron mucho (así como la gran mayoría de sus cuentos, que son acojonantes). Y, por ejemplo, el tema que estás tratando tú lo puedes ver ejemplificado de forma magistral en el relato de Borges "el inmortal", échale un vistazo. ¡Mucha suerte!
Gracias theonil.. no te preocupes. Todas las criticas son bien recibidas. De eso se trata.
Te lo agradezco.