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Datos personales

• Nombre completo: Clementine Mary

• Apodo: Sus padres y amigos la llaman Clemmy.

• Apellido: Stratford

• Fecha de nacimiento: 2 de abril.

• Edad: 18 años.

• Nacionalidad: Estadounidense.

• Estado civil: Soltera

• Sexualidad: Heterosexual

Descripción física

• Altura: 1'63 m

• Peso: 55 kg.

• Género: Femenino

• Constitución: Delgada

• Edad aparente: 16 años.

• Ojos: Azules.

• Pelo: Rubio y con ondas. 

• Piel: Clara.

• Marcas: Ninguna.

Es una muchacha de aspecto frágil y delicado, de piel blanca y ojos celestes coronados por unas claras cejas rubias. Su cabello es rubio, más claro en verano y más oscuro en invierno, ondulado y suave; suele llevarlo un poco por debajo de los hombros, normalmente recogido. Es de sonrisa fácil y amable, sus mejillas sueles estar sonrosadas, aunque es fácil conseguir aumentar esa intensidad. No es demasiado alta, pero sí que es bastante delgada de forma natural.

Descripción psicológica

Es una chica bastante ingenua e inocente, pero también muy dulce y cariñosa. Tiene una gran empatía y se encariña con facilidad de la gente. Tiene también un gran espíritu altruista y está dispuesta a ayudar siempre que lo necesiten. Esto hace que sea muy fácil engañarla o manipularla, pero está dispuesta a poner siempre la otra mejilla. 
Es muy creyente, desde pequeña acude a la parroquia de su ciudad y, desde que fue un poco mayor, comenzó a participar en el coro y en sus actividades voluntarias. Siempre que tiene un problema, acude a la Biblia.

Clementine nació en Utah hace dieciocho años. Sus padres, Robert y Bianca, tenían la vida de cualquier estadounidense de clase media en un estado como aquel: Bob (como lo llaman sus amigos) es empleado de banca y Bianca una activa ama de casa dedicada a la crianza de su hija y a organizar actividades para los niños del vecindario. 

Como casi todo el mundo allí, la familia Stratford era bastante tradicional y creyente, no había un solo domingo que no fuesen a misa, y a Clementine le encantaba. Desde muy pequeña se interesó por la vida religiosa del vecindario y conforme fue creciendo, fue participando más en este ambiente. 

Debido a este enfoque que quiso darle a su vida, en el instituto no tuvo demasiados amigos, lo que hizo que se centrase aún más en la parroquia y cómo ayudarla. Ayudaba a las misas, participaba en el coro, hacía lecturas de la Biblia adaptada a niños, organizaba eventos benéficos como recogida de alimentos o ropa... Ella era feliz ayudando a la gente, y sus padres estaban muy orgullosos de ella.

Sin embargo, no todo era felicidad y normalidad en su vida. Aún se pregunta en qué punto exacto su vida comenzó a desmoronarse.

Un día estaba en la parroquia, ayudando al Pastor Evergreen a contar lo recogido ese día en el cepillo. Ella pensaba que era un día normal, como otro domingo cualquiera... hasta que sintió la mano del párroco posarse sobre su muslo. La cosa no fue a mucho más, porque Clementine reaccionó a tiempo para apartarlo y salir corriendo.

Se sentía sucia y avergonzada, decidió no decir nada, por lo que sus padres pudieran pensar, no quería que la vieran como a una chica indecente de las que tanto criticaban. Sin embargo, el párroco ya comenzaba a hacer sus movimientos en el pueblo, comntándole a la gente que Clementine veía cosas que no eran, que distorsionaba la realidad y que fue ella quien se le insinuó, pero que él la rechazó como buen pastor que era. Para cuando Clementine quiso hablar, ya era demasiado tarde, ni siquiera sus padres la creían. 

Poco después, ellos decidieron que su hija debería ingresar en Briarcliff, para así librarse de sus demonios. Los psicólogos, al ver que el ingreso era prácticamente voluntario, no dijeron nada y admitieron a la joven cristiana entre sus muros.