Comunidad Umbría :: Partidas (reclutamientos, sondeos) :: [Reclutamiento] Doce meses
Hace varios siglos, trece magos se reunieron para crear el más ominoso pacto forjado en la historia. Todos y cada uno de ellos, habían engañado a la muerte hacía demasiado tiempo como para poder recordarlo. Henchidos por la hazaña de haber vivido mil vidas y borrachos por su propio poder, decidieron tomar la única fuerza que podía someterles: los Dioses.
El Concilio no tardó en decidir que Wee-Jas sería su primera víctima. Al fin y al cabo, ya habían vencido a la muerte y alardeaban de que la magia corría con tanta fuerza en ellos como en la mismísima diosa.
Tardaron décadas en preparar el complejo ritual con el que usurparían el poder de la Guardiana de la muerte pero ya estaban preparados. Comenzaron a realizarlo al amparo de la oscuridad de la noche durante la luna nueva o luna del traidor. Cuando Wee-Jas notó como la magia comenzaba a atarla al mundo de los mortales, alarmada, borró de la existencia con un mero gesto a uno de los cultistas. Craso error.
El ritual estaba a punto de ser terminado y gran parte de la fuerza de la Diosa Hechicera había sido ligado a los mortales. Al destruir a uno de ellos, parte de su fuerza la abandonó. Todos los planos vibraron con el grito de dolor de la diosa. Sin siquiera desearlo, había cambiado el mundo.
En nuestra tierra, el Alarido pareció apagar las estrellas y sumirnos en la más absoluta oscuridad. Los que lograron sobrevivirlo afirmaron que debió durar días pero era imposible saberlo en la más absoluta oscuridad. El mismo universo parecía aguantar el aliento mientras el grito de la diosa rasgaba la noche. Ningún sonido podía escucharse salvo la agonía de Wee-Jas.
Todos los clérigos de la diosa fueron muertos por el mismo grito de su ama. Todos se desplomaron inertes cuando el Alarido termino. Sin embargo, el sumo hierofante no permaneció muerto. Su alma se alzó de su cuerpo con un gesto que dejaba traslucir la más terrible de las torturas pero su voz no tenía pasión alguna. De forma lenta, comenzó a transmitir a los mortales lo que acontecía en los planos superiores. Repetía su letanía una y otra vez como un mantra en un desesperado intento de aliviar su infinito sufrimiento.
Con esto, el nuevo año comenzó.
La muerte del nigromante parecía haber destruido gran parte del trabajo del Concilio que prácticamente debía recomenzar el ritual. Aunque ahora eran uno menos, Wee-Jas estaba terriblemente debilitada y su fuerza seguía ligada en gran parte a ellos. Los dioses se unieron contra aquellos mortales. Aunque la Dama Severa no contaba con el beneplácito de todos sus iguales, la idea de que los mortales atacaran a uno de ellos era aterradora. Lo dioses acordaron que la próxima luna nueva, si no habían logrado detener el ritual, otro de los magos tenebrosos debía morir para retrasar el resultado del mismo.
El primer mes de aquel recién creado calendario, Tormenta, los dioses lanzaron infinidad de catástrofes y cataclismos para tratar de detener el macabro ritual que amenazaba su inescrutable eternidad. No obstante, una intrincada red de encantamientos protegía al Concilio de terremotos y huracanes. La furia de los dioses nada pudo hacer para detenerlos. Al final del mes, no tuvieron opción alguna.
La segunda luna, Silencio, Wee-Jas trató de impedir que el ritual se completara negando a los cultistas la posibilidad de recitar sus ominosos ensalmos. El mundo entero se sumió en el más profundo y antinatural silencio. Aunque alguien gritara con todas sus fuerza, apenas podía oírsele a más de un par de metros. Para desgracia de la diosa, la ceremonia continuaba inexorablemente.
Furiosa por todos los problemas que aquellos insensatos estaban causando a todo el Panteón, la Guardiana de la Muerte encarnada descendió al mundo en la forma de un espectral jinete que comandaba un interminable ejército de no-muertos. Durante todo el mes Siega, fue reclutando a vivos y muertos contra su voluntad para marchar contra el Concilio pero no logró detenerlos.
En el siguiente mes, Vacío, el fino velo que aislaba nuestro plano comenzó a desmoronarse a causa de la debilidad de la diosa. El plano de las sombras y el etéreo se filtraban en el nuestro. La frontera que los mantenía separados comenzaba a romperse. La esencia de la oscuridad y la muerte se filtraba en los corazones de los mortales, despojándolos de casi todo sentimiento y dejándolos prácticamente huecos. La humanidad se convirtió en una simple cáscara vacía durante una luna. Los cultistas ya eran muertos en vida y no parecían ser afectados por aquella catástrofe.
Nada pudieron hacer los poderosos dioses para controlar aquella situación que tan solo parecía empeorar. Tras la muerte del quinto nigromante, las voces del Otro Lado se colaron en nuestro mundo. Un interminable e incesante mar de susurros inundó los oídos de todos los seres mortales. La gente se sorprendía a sí mismos repitiendo mientras dormía las macabras letanías que los difuntos les mascullaban. Durante todo el mes de Susurros, la gente enloquecía por miles y rezaba para que los dioses les otorgaran otro mes del impenetrable silencio que habían maldecido anteriormente.
La siguiente luna, el desgarro entre los mundos crecía inevitablemente mientras los dioses aún pugnaban por mantener su supremacía. En Penumbra, la oscuridad cubrió el mundo. Una bruma negra e impenetrable tapó el sol, las llamas de antorchas y hogueras parecían incapaces de dispersar la negrura. El mismísimo Pelor tuvo que intervenir para evitar el fin de la vida. Creó un segundo Sol para que brillara en el cielo. Era pálido y tenue, sumido en la infinita oscuridad que ahora atenazaba el mundo pero otorgaba algo de luz y esperanza a los mortales recordándoles que no estaban solos. Por desgracia, aquella hazaña pasó factura al Radiante y sus sacerdotes perdieron su poder.
Apenas media docena de cultistas quedaban para terminar el ritual pero los dioses comenzaban a sentir como su poder se tambaleaba. La muerte del séptimo fue la que desencadenó la perdición: la Ruptura. Las fisuras entre los planos fueron insalvables y todos los planos inferiores se derramaron sobre el nuestro. Sombras y espectros poblaban las calles. Los muertos se removían inquietos en sus tumbas y pugnaban por arrastras a los vivos con ellos. Justo antes del final del mes, cuando el péndulo del destino se cernía sobre otro de los miembros del consejo, Hieroneus vio que aquello podría poner fin al mundo. Usó todo su poder, su fuerza y su justa furia para reestablecer el Velo a costa de su propia vida.
En la víspera de la octava luna, para evitar que el sacrificio de Hieroneus hubiera sido en vano, los dioses cerraron la conexión de este mundo con el resto. No obstante, aquello no solo impedía que las criaturas del Etéreo y la oscuridad infestaran nuestras tierras sino que impedía que las almas de los caídos abandonaran este mundo. Durante el mes que sería conocido como Osario, nadie podía morir totalmente. Cuando la vida escapaba de una persona, su carne se desprendía de sus huesos y volvía a alzarse como un esqueleto mientras el alma del caído habitaba aún en el maltrecho caparazón óseo.
Las opciones comenzaban a acabárseles a los dioses y el tiempo comenzaba a ir en su contra. En una inescrutable demostración de poder, el tiempo se detuvo durante todo el mes de Parada. Las necesidades de comer o dormir parecieron desaparecer. La interminable noche, alumbrada por el pálido sol que Pélor les había regalado sumió al mundo en un estado de febril necesidad. Las esperanzas flaqueaban sospechando que la pesadilla en la que se encontraban no terminaría jamás. Sin embargo, lo hizo.
El poder de Wee-jas apenas era una sombra de lo que fue apenas hacía unas lunas. La Diosa Hechicera lloró. Las Lágrimas de miedo y pena de la Hechicera cayeron sobre el mundo. Una intensa lluvia azoto la tierra pero no se trataba sólo de agua. En algunas zonas, la magia bullía con más fuerza de la que los mortales podían controlar. En otras, las energías arcanas parecían haber abandonado el mundo. Los nodos elementales se movían con las tormentas. Los bosque se secaban cuando las fuerzas abandonaban la zona mientras los más hirvientes desiertos se helaban. Los mismísimos dioses miraban aterrados como todo escapaba de su control.
Aquel infinito miedo de seres que habían prevalecido durante eones comenzó a materializarse en el mundo de forma involuntaria. El miedo fue creciendo en los seres celestiales al ver cómo ni ellos mismos podían hacer nada para salvar a uno de los suyos hasta convertirse en Terror. Criaturas surgidas de las peores pesadillas de los dioses poblaron la tierra. Abominaciones cuya simple vista podía hacer perder la cordura a cualquier hombre pululaban por la superficie del mundo mientras profusas lluvias de sangre contaminaban ríos y lagos.
Cuando sólo quedó un miembro del Concilio, la conciencia del mismo y de Wee-Jas comenzaron a disolverse en una sola. Desafortunadamente, aquel poder sobrepasaba con creces a un único mortal y la Hechicera Rubí enloqueció. Débil, aturdida y privada de su cordura, Wee-Jas sufría. La Agonía de la diosa sacudió el mundo. La magia fluía descontrolada por doquier. Los muertos se negaban a quedarse en sus tumbas mientras los vivos parecían resistirse a morir. El clima enloqueció imbuido en la catastrófica magia. Los dioses atónitos contemplaban la escena hasta que San Cuthbert hizo lo que debía hacerse. Terminar con la vida de un camarada que agonizaba tras una cruenta batalla.
El Heraldo de Wee-jas, que antaño había sido su hierofante, se desplomó tras un año de incesante discurso. Nadie sabe qué ocurrió en los planos superiores después.
Tras tener que abandonar Umbría durante unos meses, vuelvo para intentar rehacer esta partida. Aún falta por confirmar las ausencias de algunos jugadores por lo que no puedo especificar el número exacto de plazas libres
Espero compromiso de los jugadores puesto que será una campaña larga y algo difícil pero sobre todo, ganas de pasarlo bien y probarse a uno mismo. Los datos generales de la partida serían estos:
Respecto a las historias, no os pido una obra de arte pero quiero que estén trabajadas. Sois PJs de nivel 9, cerca de ser leyendas. Podéis nombrar lugares que acabarán apareciendo en el mapa sin problemas.
Sólo tienen un requisito obligatorio. Debéis haber estado fuera del plano durante los últimos 50 años. Un éxtasis temporal, una prisión extraplanaria, un semiplano cerrado autodimensionable... la excusa me da lo mismo siempre que quede bien en vuestra historia pero no podéis conocer nada sobre las catástrofes que han ocurrido, ni haber nacido tras el Alarido.
El reclutamiento estará abierto hasta el día 3 de abril. Podéis mandar vuestros conceptos o dudas hasta ese día. Muchas gracias y suerte.
EDIT: Por motivos de trama, los bocetos de personajes que enviéis deben ser de alineamiento no maligno (muchas gracias).
Buenas Davyd. ¿La partida empieza desde cero? Yo estuve en la primera que hiciste (que no llegó muy lejos al final), la segunda me lo pasé, y la tercera a ver.
Se ve muuuy interesante. Conozco bastante bien el sistema así que sin problemas por ese lado. Me iré pensando un concepto que ya varias ideas están rondando mi cabeza.
Me interesa. Conozco muy bien el sistema y tengo disponibilidad de sobra. Te consulto via PM.
Éxitos y suerte!
Buenas, R.XIII! Tube que dejar el foro durante un tiempo así que lo mejor será reiniciarla. Odio los personajes heredados que se re-enganchan en mitad de una trama.
Calabazo y martincampo espero vuestros bocetos de PJ. Para entrar, principalmente necesito una buena historia. Los detalles de la ficha ya se afinarían dentro de la partida.
Lo añado en el primer post: Necesitaría que los personajes fuera de alineamiento no maligno.
Se terminó el reclutamiento. Muchas gracias a todos por vuestro interés y entusiasmo. En las próximas horas enviaré un mensaje a todos (aceptados o no) para indicaros el resultado.
Los afortunados (o desafortunados, según se mire) que hayan entrado en la partida les daré personaje para que puedan comenzar hoy mismo si así lo desean.