Comunidad Umbría :: Partidas (sustitutos, parones) :: Sustitución Star Wars: Maestro Jedi
Una partida no basada en el canón actual, por así decirse. Esto se debe a que los eventos de la partida suceden unos años antes de "La guerra secreta de Yoda" para los menos iniciados, antes de Star Wars I: La Amenaza Fantasma, por lo cual en la actualidad no existe nada canónico que seguir en esos años dando así pie a que pueda tener una libertad creativa avanzada. La Historia comenzará en el año 37 antes de la Batalla de Yavin al menos en suposición (dado que los jugadores podrían interferir en el desarrollo dicha batalla).
La partida es con el sistema D6 con retoques, ritmo medio, lo importante de la materia es que se trata de ser el maestro de otro jugador que es padawan, lo cual se entiende es un reto difícil, que requiere esfuerzo y ganas.
Nayim Al Ahraam
Un humano de estatura media, con el rostro atractivo pero marcado por la cirugía. Atlético, más fibrado que musculoso. De carácter afable y fácil y muy calmado.
Una sóla curvada empuñadura de sable láser colgaba de su hábito de maestro jedi.
Nayim Al Ahraam nació en el borde exterior y siempre fue un chico especial. Hijo de mercaderes adinerados, tuvo acceso a la escasa cultura que llegaba allí. Poco a poco su curiosidad fue creciendo, hasta que convenció a su padre para que enviara a Coruscant, al centro de la galaxia, a formarse allí.
Al llegar, lo primero que visitó fue la academia jedi y sus aptitudes no pasaron desapercibidas. Fue un aprendiz prometedor, pese a que sus habilidades físicas no fueran las mejores, pues su talento era inquisitivo, sosegado y racional, alejado de las emociones. Su vió en él un hábil negociador y una mente sensata, así que lo envió como representante del consejo en diversas ocasiones.
Hasta el accidente. Un fallo en un cálculo de navegación provocó el choque de su nave contra un asteroide y Nayim se vió expulsado al vacío del espacio. El entonces caballero jedi usó la fuerza par alcanzar de nuevo el navío pero su rostro sufrió la devastación espacial y su piel comenzó a deteriorarse. La pericia del droide médico salvó su rostro con una sistema de irradiación de calor artificial pero, desde entonces, Nayim nunca fue el mismo. Se volvió reticente a mostrar su rostro en público y descubrió la emción a la que era vulnerable, la vergüenza, el narcisismo.
Aquello, lejos de debilitarlo en realidad lo fortaleció, pues llegó a aceptarse como era.