Mundo Friki: Libros

La Casa de Dios

Argumento

La Casa de Dios

Simplemente (es un decir) el día a día de un licenciado en Medicina en su primer año de residencia en uno de los mejores hospitales de Estados Unidos. ¿Un precedente (el libro se publicó allí en 1978) de "Anatomía de Grey"? Ni hablar. Es un tapiz explícito y crudo del deshumanizado panorama que el mundo médico extiende ante sus internos, expuesto con dureza. Una espiral de desencanto, afilado como un estilete (mejor un bisturí), escrito con un estilo ágil, mordaz. Sátira, cinismo, ternura a veces, sexo, violencia, humor... y un llamamiento a gritos de que las cosas, siendo como son, deberían cambiar. Pero, desde luego, sin saber cómo hacerlo.

Os pongo una reseña que se publicó en 1999 con motivo de su edición en España:

 

Samuel Shem retrata en «La casa de Dios» las miserias de un gran hospital

El polémico libro, prologado por John Updike, se publica en España

PILAR MAURELL

BARCELONA.- Lo que quería contar «era tan horrible» que «la única forma de soportarlo era con humor y sexo». La combinación fue una fórmula magistral: más de dos millones de libros vendidos y cuatro ediciones en España desde el mes de septiembre pasado.

El ungüento que creó Samuel Shem se llama La casa de Dios (Anagrama) y sirve todavía para calmar el mal sabor de boca a internos, residentes y médicos de los hospitales de todo el mundo. Aunque a veces provoca efectos secundarios. El libro que este psiquiatra escribió hace 20 años y que prologó el escritor John Updike, provoca desde convulsiones a carcajadas, pasando por el escepticismo y en algunas ocasiones el rechazo. En Estados Unidos ya lo llaman La biblia, y no hay futuro médico que se precie que no haya leído u oído hablar de esta obra.

Cuando Samuel Shem publicó La casa de Dios, más de un doctor soñó en clavarle un bisturí, luego las aguas se calmaron y actualmente el libro «empieza a verse como un documento histórico», asegura el autor.

Pero, ¿quién es realmente Samuel Shem?. ¿Por qué su nombre no aparece en la guía ni en la nómina de ningún hospital? Shem significa en hebreo nombre, una palabra genérica que le gustó a un prometedor médico en prácticas llamado Stephen J. Bergman. «Cogí el seudónimo más para proteger a mis pacientes que a mí», cuenta divertido. «Pensé que les sería más difícil si sabían que era escritor». Pero la magia duró poco, porque a los dos meses ya todo el mundo sabía quien era y a qué dedicaba sus horas libres, «y resulta que no les importó».

Shem, o Bergman, gestó su novela cuando aún era estudiante de medicina y estaba a punto de hacer prácticas de psiquiatría. La casa de Dios enseña lo que él descubrió en sus años de interno y residente, a modo de autobiografía enmascarada, y recrea de una forma descarnada, cruel y cínica el funcionamiento de uno de los mejores hospitales norteamericanos. Una historia que ahora «no podría publicar» en un país como «Estados Unidos, que se ha vuelto terriblemente conservador».

Bergman vivió lo mejor de los 60 y sufrió la resaca en carnes propias. «Ahora, a los médicos jóvenes les chocan algunas escenas de sexo» que narra en La casa de Dios, pero era justo lo que ocurría en los 60 y los 70», exclama el escritor.

«Cuando entré en un hospital y ví toda aquella inhumanidad, pensé que no me tragaría toda aquella porquería», cuenta. Pero no tuvo otra opción y lo remedió con La casa de Dios, donde usó como ejemplo de la situación de la medicina «la inhumanidad». El libro está en constante tensión entre «el como están las cosas y como deberían ser». Y en este sentido, «lo más duro de la novela no es que muestra que los médicos pueden ser malos», sino las maldades del sistema de jerarquías y «lo duro que es ser auténtico, poderoso y compasivo a la vez», ya que «si subes en el sistema, no puedes mostrar tu corazón».


Una historia de locos

«No sé si estás loco o eres un genio». Esta fue la primera reacción que oyó Bergman de su manuscrito. La hizo la agente a quien envió el original para que lo valorara. Entonces, él estaba en la sala del hospital psiquiátrico donde trabajaba y no supo qué contestar. La historia editorial de La Casa de Dios sigue los mismos derroteros, es una historia de locos en la que lo mejor son las anécdotas y lo peor, el poco olfato de algunos editores.

«El libro tiene una historia terrible», bromea Bergman. «Hace 20 años», cuando se publicó la novela por primera vez, «no hubo anuncios ni críticas, el New York Times estaba en huelga,... Pero el libro empezó a venderse gracias al boca a boca».

Cuando parecía que las cosas empezaban a funcionar, «una inundación en la editorial acabó con todas las copias existentes del libro». Y vuelta a empezar. Desde aquello han pasado dos décadas y otros tantos millones de libros vendidos.

 

Autor

Samuel Shem (Stephen J. Bergman)

Clasificación

Temática:
Juegos a los que puede adaptarse:

Opinión de Dama

No escribo reseñas de los libros que leo, ni suelo hacerlo de las pelis que veo. Pero este caso es distinto, porque me ha impactado mucho. Cuando lo compré, hace muchos años, por alguna extraña razón no lo leí. Quizá porque temía que fuera una novela más "de médicos", y estaba escamada. Pero ahora, de vacaciones, "me lo encontré" de nuevo entre las manos, y puesto que la licenciatura en medicina me ha vuelto a ser familiar (yo me licencié en su día, aunque no ejerzo, y mi hija, como ya muchos sabéis :P, acaba de hacerlo ahora) me ha picado la curiosidad.

Y, la verdad, es triste decir que es exactamente el ambiente que me encontré cuando yo hice el rotatorio, o el que se encuentran en la actualidad los MIR. Ojalá me equivoque, y algún MIR salte indignado y me escupa en la cara que las cosas ya no son ahora como se describen en La Casa de Dios, pero me temo, por lo que veo y lo que me llega de mis lazos con otras personas del mundo de la sanidad, que sigue igual.

La novela, sea como sea, es una joya, y la recomiendo a todos los niveles.

Dama
 
23/08/2009, 12:12

Por cierto (lo digo aquí porque no puedo editar ya), que el libro me ha parecido tremendamente machista. Es fruto de una época, claro, pero lo que SÍ ha cambiado es eso en el mundo médico-sanitario. Ahora, la mayoría de licenciad@s son licenciadas. Es un hecho.