Han pasado 3 años desde que los héroes derrotaron a La Sombra, y salvaron la paz del mundo. La Iglesia ha sufrido un duro golpe al haber sido usuarios de poderes sobrenaturales contrarios a ésta quienes derrotaron al mal. Una nueva Emperatriz gobierna, y ha accedido a reformar las leyes en contra del uso de la magia, y ha aceptado la existencia de los no humanos. Sin embargo, todos estos cambios de paz y tolerancia se ven de nuevo amenazados...
Esta es una partida que empezó fuera de la Web, pero por diversas razones no puede ser continuada de manera presencial. Por tanto, es privada y no podemos aceptar a nuevos jugadores. Pido por favor que si no eres uno de los jugadores ya activos en la partida, no intentes entrar.
El lugar nocturno, donde los aventureros descansan, se cuentan historias y... hablan de cualquier cosa. Off-Topic, aquí.
Ha llegado la primera noche después del robo. Habeis ido al teatro, descubierto que el padre está vivo y que es el que debe dinero, mañana los guardias le buscarán. Habeis visto las cuevas, pero no habeis visto nada ahí.
Seguís sin el Orbe, y dentro de dos días se podrá considerar la misión como fallida.
Como continuamos después de mucho tiempo, daremos por hecho que estáis todos (TODOS!) en la plaza principal, no hay problemas con la guardia (Eh, Indias y tus idas de olla? xD) ni nada. Está empezando un nuevo día. No hay posibilidades de compra, las tiendas están cerradas. Tampoco hay posibilidades de pararse, ni robar cosas, ni nada: tenéis prisa. Todos vuestros vicios están "apagados" hasta que se acabe esta escena (no las fobias), para que acabemos de una vez y podamos comenzar en serio con la versión de CU.
Al fin habéis recuperado el orbe, así que continuais vuestro viaje. Sin embargo, en una extraña sucesión de acontecimientos que ahora contaré, todos escenificados correctamente y sin posibilidad de que podáis hacer nada por evitarlo, vuestro grupo se ve drásticamente separado en dos facciones. Y es que resulta que, tras un día de viaje, encontrándoos en una gran explanada cerca de la costa, sin ninguna posibilidad de resguardo, aparecieron dos hijos del mal, de la nada. Grandes y terribles, os hicieron frente. Por supuesto, no os ibais a dejar matar sin luchar, por lo que desenvainásteis armas, y Synalar tomó su orbe. Pero, según los hijos del mal vieron el orbe, tomaron distancia para no ser alcanzados. Uno de ellos se colocó detrás del otro, y Martha vio que grandes cantidades de energía mágica manaban de sus garras. Synalar lanzó una poderosa bola de fuego, que el hijo del mal que estaba delante desvió, a costa de uno de sus brazos. Curco Atacó con una flecha, la cual Benjamin hizo que pareciese un gran rayo de energía, mediante una ilusión. El primer hijo del mal, temiendo por su existencia, la esquivó. La flecha acertó de lleno en el otro hijo del mal, pero como solo era una flecha, no le hizo nada. Martha corrió hacia él, mientras que los demás, siguiendo las órdenes del estratega Indias, rodearon al que había caído para evitar que siguiese protegiendo al primero. Así, Synalar consiguió alcanzarle, y le destruyó usando su orbe. Pero antes de conseguirlo, la magia del otro hijo del mal acabó de cargarse. Apareció una lanza de cristal encima de él, pero el cristal era negro, e irradiaba oscuridad. La apuntó hacia Martha, que en ese momento alcanzaba al hijo del mal. Justo cuando Synalar mataba al otro, la lanza era disparada a inmensa velocidad hacia la princesa elegida... que sintió cómo era empujada por un lateral, salvada del terrible ataque, por Dunkan, que era atravesado por la lanza. Martha cae al suelo, y ve, consternada, cómo la lanza, que ha atravesado a Dunkan, se ha transformado en grandes tentáculos de sombras. Estas atraparon al pobre marino, que gritaba en agonía y sufrimiento. Sus ojos, desorbitados por el terrible dolor que soportaba, se volvieron brillantes, y de pronto todo su cuerpo estalló. Grandes ondas de energía atravesaron a todos nuestros héroes, que cayeron inconscientes.
Solo Maximus aguantó el ataque de energía, porque estaba un poco más lejos. No cayó inconsciente, pero no podía moverse. Así, vio que Dunkan había desaparecido, muerto, y que el hijo del mal que quedaba se acercaba hacia el elegido Synalar... Con sus garras, lo sujetó. Entonces, cuatro gigantescas alas surgieron de la espalda del horripilante ser, y con Synalar a cuestas, se fue hacia el Este, por el mar.
Al despertaros todos, Max os cuenta lo ocurrido. Decidís separaros en dos grupos, como antes predije. Uno, compuesto por Martha, Ben, Kenko, y Max, que seguirían su viaje hacia los Templos. Otro, compuesto por Indias y Curco, que volverían al Este, para pedir ayuda de los soldados de la Emperatriz, y salvar al elegido.
¿Qué pasará con los héroes? Solo en la casa del Dungeon Master se sabrá...