Hace unos siglos, un hîr de Girithlin con paciencia e inteligencia extendió sus amistades para tener mayor trato con los elfos de Lindon y se convirtió en uno de los pocos Señores de los Hombres con permiso para viajar a Harlindon y encontrarse con las compañías de elfos que todavía cruzaban Cardolan bajo el amparo de la noche. Creció orgulloso de sus amigos elfos, pero sus hijos mayores se sentían celosos e incómodos entre los Primeros Nacidos, y cuando el hîr se hizo viejo y murió, sus hijos recordaron entonces lo más importante que poseen los elfos. Y pasaron su resentimiento a sus hijos. Uno de estos hijos, llamado Orchaldil, se convirtió en el heredero del principado. En su juventud fue llevado a Parth Aelindir, un campamento elfo en un claro del bosque, donde quedó enamorado de los Primeros Nacidos. Pero Orchaldil era como su padre, egoísta y orgulloso. Una noche, encontró un grupo de elfos, pero su torpeza en las formas y comportamiento les ofendió, aunque por respeto a su abuelo toleraron su presencia. El vino parecía tranquilizar a Orchaldil, y una doncella élfica, por la que él sentía afecto, se esforzó por calmarle con una canción. Él la atacó, mezclando sugerencias obscenas, peticiones de matrimonio y amenazas violentas. Ella huyó del claro.
Las linternas del claro se apagaron inmediatamente. Orchaldil desenvainó su espada y lanzó un desafío hacia la oscuridad. Se sintió herido al obtener sólo silencio por respuesta, llamó cobardes a los elfos y les sugirió que se beneficiarían por mezclar su sangre con la suya. Cuando estas palabras salían de sus labios, un cegador destello de luz golpeó a Orchaldil y le deslumbró. Levantó su espada hacia arriba para protegerse, pero era demasiado tarde; una mano surgió de la oscuridad, agarró su muñeca, la dobló hacia abajo y se la partió.
Orchaldil gritó de dolor y escupió una obscenidad. «¡Necio!», gritó el elfo, «Necio una y otra vez. No necesito castigarte por tu insolencia. ¡Tu linaje nació con el asesinato y la locura, y con el asesinato y la locura terminará! ¡Cuídate de los rojos fuegos de la venganza!»
Dicho esto, el elfo lanzó a Orchaldil al suelo. Cuando se levantó de nuevo, los elfos se habían ido. Nunca más la Hermosa Gente regresó a Parth Aelindir y nunca más dirigieron la palabra a los señores de Girithlin y nunca más sus hírath dormirían en paz, preguntándose cómo se llevará a cabo la profecía.
El destino de los Señores de Girithlin
Girithlin, uno de los siete tradicionales hirdyr, o principados, de Cardolan, se fundó en la Segunda Edad. No obstante, su pasado glorioso se ha convertido en decadencia y ruina. En la actualidad el regente es Aervallon, el tío del legítimo heredero Echorion, quien tuvo que huir a Arthedain antes de llegar a la mayoría de edad. Echorion se convirtió en un proscrito, pero ahora, Echorion ha regresado a Cardolan, y con la fuerza de un ejército y sus fieles seguidores, el Príncipe Desterrado está planeando conquistar en el campo de batalla aquello que considera que le pertenece por derecho.
Para lograr este objetivo, cuenta con una unidad de caballería que fue forjada en las Batallas del Eclipse, y en la que se han unido hombres de diversa procedencia. Hay hombres de Girithlin y de Arthedain leales a la causa de Echorion, jinetes de Dol Tinarë, mercenarios y soldados de tierras lejanas, y también miembros del ejército de la aldea de Sil Auressë, que se han aliado con Lord Echorion como pago por la ayuda prestada.
Esta partida forma parte de la campaña de Sil Auressë, siendo los Rojos Fuegos de la Venganza una aventura independiente dentro del gran marco. Las escenas de Off Topic, el mantenimiento de fichas y los avisos están en la partida madre Sil Auressë II