Es una cálida tarde de verano, casi perfecta. Una fría brisa sopla desde el noroeste, trayendo consigo un bien recibido respiro al calor diurno y la promesa de un otoño deseado.
Os sentís felices de poder relajaros con una fría jarra de cerveza en las comodidades de esta sencilla posada, en mitad de ninguna parte. El cielo está despejado y el sol brilla y no tenéis más preocupaciones que la terrible perspectiva de beberos hasta la última gota de las existencias del local.
La comida tiene un precio más que razonable para su calidad extraordinaria y vuestros anfritriones son una pareja encantadora de granjeros retirados. Con la amistad exaltada por el alcohol, estáis a punto de alzar vuestras jarras en un alegre brindis cuando una figura abre de golpe la puerta de la posada, sobresaltándoos a todos.
Tras ensayar unos temblorosos pasos, el recién llegado se desploma de bruces en mitad del comedor.
El típico grupo de inexpertos aventureros se encuentra disfrutando de una cerveza fría en una cálida tarde veraniega cuando una aparición repentina echa al traste su momento de solaz.
La información relativa a las condiciones para participar en la partida podréis encontrarlas en el siguiente Hilo de Reclutamiento.