Hace apenas dos años, Goldenmare era un reino próspero como pocos. Sus campos dorados se extendían más allá de donde alcanzaba la vista, sus puertos bullían de vida al recibir diariamente a miles de viajeros y comerciantes de tierras lejanas, y las arcas del Emperador rebosaban tanto que no bastaban los dedos de ambas manos para enumerar las fastuosas celebraciones y banquetes que ofrecía a lo largo del año.
Pero todo cambió con una chispa de rebelión dentro de la nobleza. Lo que comenzó siendo un murmullo en las tabernas, acabó confirmándose cuando las casas más influyentes del reino se atrincheraron a las afueras de la morada del Emperador, exigiéndole que renunciara a su título de «ungido por los Dioses». La propuesta, radical y desafiante, pretendía reemplazar la monarquía hereditaria por un Directorio compuesto por nobles, quienes asumirían el control total del poder ejecutivo, legislativo y judicial, manteniendo intacto el sistema feudal. Este evento, conocido como la «Rebelión Azul», debe su nombre a la creencia popular de que la nobleza poseía sangre pura, un símbolo de su superioridad.
Lo que antaño era un pequeño asentamiento de apenas doscientos habitantes, Ravenholm creció exponencialmente hasta sobrepasar los dos mil a causa del éxodo de Goldenmare. Ubicado a un día en carreta al norte de la gran ciudad, en el corazón de un frondoso bosque caracterizado por altos pinos y bajas temperaturas, el poblado recibe ese nombre por ser hogar de numerosas bandadas de cuervos. Según los libros, los fundadores criaban y domesticaban a estas aves para enviar mensajes a sus vecinos.
A día de hoy, la principal actividad económica de Ravenholm es el cultivo de calabazas, fresas y plantas medicinales como la hortensia. El duque local, a través de un canal seguro, hace llegar provisiones mes a mes al Emperador, lo cual le garantiza cuantiosas regalías de las cada vez más vacías arcas del reino. Tal decisión no es vista con buenos ojos por el populacho, pero no se registran intentos de sabotaje ni iniciativas opositoras.
Ravenholm cuenta con un campamento de cazadores y otro de refugiados, una iglesia afín al Emperador, una herrería, un cuartel para las fuerzas del duque y una taberna sin camas. No sucede a menudo, pero quienes están de paso suelen alquilar habitaciones a los vecinos o acampar.
Tú comienzas la aventura en este contexto, más específicamente en el interior de una celda, bajo la sospecha de ser espía del Directorio. Sin embargo, una persona que dice ser jefe de mercenarios se hace responsable de ti y te dejan en libertad a regañadientes.