Partida Rol por web

¿A qué precio se había librado de morir a garrazos? Si los ghouls huían despavoridos era porque algo peor se acercaba, ¡y lo había despertado él! Aquellos momentos estaban siendo los más desafortunados de su vida, o al menos hasta donde podía recordar.

- ¿Crocoqué? –miró a los ladrones que aún seguían con vida. No hacía falta verles la cara para saber, por aquel intenso rugido, que algo peligroso se acercaba. Pero Flynn no sabía qué era el miedo.

- Está bien, tomemos una mejor posición para prepararnos –buscó algunas tumbas que le proporcionaran buena cobertura de la cual disparar flechas ácidas- ¿Dónde está mi anillo? –preguntó para sí mismo mientras rebuscaba en sus pertenencias dejando el arco a mano- ¡Aquí! Toda ventaja es poca.

Valor o inconsciencia, no se sabía bien cuál de las dos cosas animaba al humano a permanecer en su posición. Tal vez el hecho de evitar que aquellos andrajosos ladrones murieran por su mala suerte.

- Tymora… he sido soez; desvergonzadas mis palabras. No te pido más suerte que la que merezco.

Una vez colocado su anillo asió una flecha, la colocó en el arco y se preparó para averiguar qué era aquella criatura.

- Cojan a su compañero y prepárense para huir mientras lo distraigo.

El anciano grita a los ghoules que huyen, para ser un viejo ha tenido mucha suerte pues apunto ha estado de matar a su agresor, mientrás que tú casi te dejan para el arrastre por tu mala suerte:- Milenio de gamba¡¡¡ Malditos polizontes- La mujer le grita:-¡ Vamos ayudame a llevarnoslo y deja de gritar a los pellejos, el crocotoa está a punto de venir!- Rapidamente y sin darte las gracias se llevan al malherido con ellos lo más rapido posible.
Pero tú tienes tus propios problemas cuando una bestia enorme de apariencia reptilesca y color albino, su boca podría partirte por la mitad, nunca habias visto una bestia así en ningún sitio. La criatura huele un momento y con un trote lento se acerca hacía el herido y sus compañia, obviandote totalmente, pues el olor de la sangre es muy fuerte, y pronto te da la espalda ante tu consternación...

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Sí estaba sorprendido, pero no asustado. ¡Eso nunca! Flynn era en aquel momento un completo desastre, pero no iba a ceder ante el miedo o el desconcierto. Sin embargo, para su sorpresa, aquella bestia ya había elegido su presa.

- De eso nada... –se dijo. Apunto detenidamente pues la criatura estaba de espalda y esperó haber elegido el tipo de flecha adecuada. De lo contrario tendría que alejarlos de aquellos bribones aunque fuera corriendo como si de un cervatillo se tratara.

Nada más soltar la flecha supo que aquel era un excelente tiro, así como las otras veces fue lo contrario. La cuestión era si sería suficiente.

- ¡Tymora arranque tu suerte!

El crocotoa trota hacia los infelices recolectores que huyen como pueden cargando a su compañero y que sus ojos se ponen como platos solo de ver la alimaña que se les viene encima, cuando con gran soltura, clavas una de tus flechas en su costado, bastante cerca del cuello, donde ha dado se escucha la ignición de los compuestos alquimicos, y un ligero fuego abrasa la carne cercana a la flecha. La criatura ruge dolorida, y con poca parsimonia, empieza a dar la vuelta para enfretarte. Mientrás que tus "amigos" se alejan aliviados por el tiempo que les has dado, crees que la chica ha dicho un "gracias", pero puede que solo sea tu mente que quiere una palmadita en la espalda después de todos los errores que has tenido seguidos.

La flecha ácida había sido una buena elección, pues la bestia se olvidó de sus pobres presas y se encaró a Flynn con un rugido de dolor. Esperaba acertarle una flecha, o dos con mucha suerte, antes de que estuviera demasiado cerca. El arquero era pura determinación pese a la mala suerte que estaba corriendo, pero tenía claro que lo único que necesitaba era dar ventajas a aquellos ladrones antes de plantearse una mejor estrategia.

- Tu mano vuelva a guiar mi flecha, Tymoraaaaa… –soltó la tensa cuerda poniendo su esperanza en un único tiro; y por segunda vez creyó que era otro buen disparo.

Retrocedió unos pasos para mantener con cierta premura la distancia entre ambos, pero cada vez tenía más claro que tarde o temprano tendría que correr y buscar una posición más adecuada. La mandíbula de aquella bestia partiría a un caballo por la mitad, ni tiempo tenía de pensar qué le pasaría a él.

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La bestia trás girarse hacía a ti empieza a acelerar, sin duda lo más complicado para ella es poner en armonia las 4 patas para girar 180 grados, pero ahora que está en tu dirección recuerdas la velocidad que ha sacado hace tan solo un momento, tragas saliva pensando en la facilidad de que te alcance dentro de un segundo o dos a no ser que te cubras con las tumbas, lo que haria que fueras molestado al tirar con tu arco.
La segunda flecha le acierta en el lomo, la bestia gruñe con ansia asesina, notas que el acido se desparrama por sus piel, pero no le quema, al parecer el fuego si le afecta, en cuanto al acido no. Por lo que trás destrozar una lapida que estaba en su camino puedes ver como la criatura herida, pero todavia en activo viene dispuesta a desquitarse contigo...

“Mala elección”, pensó al comprobar que la flecha de fuego era mucho mejor. Tomó nota de ello y… echó a correr. No podía enfrentarse cara a cara con aquella bestia portando un arco. No tenía espada, ni tampoco es que fuera demasiado diestro con una.

- ¡Tranquilo bicho! –dijo al tiempo que cogía sus pertenencias y se echaba a correr entre las tumbas. Necesitaba un punto alto, inaccesible para algo de gran tamaño como aquello. Pero… no podía llevarlo otra vez hacia aquellos ladrones indefensos.

Flynn era demasiado bueno.

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La luz proveniente de las antorchas de las paredes iluminan tu semblante de forma heroica, durante una decima de segundo dejas tu arco señalando a la bestia que se lanza con sus mandibulas batientes dispuestas a partirte por la mitad, sin duda una imagen para la leyenda, que pronto estropeas, recogiendo todos los bartulos posibles y saliendo por piernas.
Esquivas como puedes las lapidas y saltas los nichos, pero no encuentrás ningún lugar que sea una zona a salvo completamente del crocotoa, que revierta lapidas, mientrás ignora los nichos con su corpachón. Sus rugidos llenan el enorme pasillo, mientrás que solo puedes correr y correr, pues la bestia no parece cansarse nunca.
Cuando la desesperación de encontrarte huyendo para siempre de la alimaña te encuentras con una figura enfrente de una tumba, al lado de un grupo de tiendas de campaña, por fin has encontrado gente... Pero cuando te acercas descubres tu error, pues la figura es un esqueleto gigante que saca su espada tan grande como él, y te planteas si Tymora ha vuelto a abandonarte...

La carrera en aquel inmenso mausoleo era vertiginosa, intentando esquiva como podía las tumbas y lápidas mientras que la bestia simplemente arroyaba todo lo que se encontraba a su paso. Era una situación injusta, pero por lo menos aún seguía con vida.

- Corre… -se dijo- Corre… -repitió- ¡CORRE!

Y como si algún Dios escuchara sus plegarias divisó un campamento en la lejanía, y cerca de una tumba una figura humanoide. Estaba salvado, y una sonrisa se plasmó en sus labios que ya más cerca del lugar se esfumó de sopetón.

- ¡La madre de todos los Dioses! –exclamó casi al tiempo que frenó su carrera para evitar chocarse con un enorme esqueleto portando un espadón- ¡Maldita suerte la mía!

Miró hacia atrás mientras mantenía la distancia con su nuevo obstáculo. Con algo de suerte el crocotoa no sería la mascota del esqueleto y podría enfrentar a ambos con suerte… de la que últimamente carecía.

- ¡Te prometo rezarte todos los días de mi vida, Tymora! –dijo mientras su cabeza miraba frenéticamente a ambas dirección. Había que tener temple para permanecer en medio, o ser un inconsciente.

¿Qué podía hacer? Por lo pronto sacó nuevamente el arco y puso una flecha incendiaria en él sin llegar a tensar la cuerda. El crocotoa venía corriendo infatigablemente, así que dedujo que sería el enemigo más apremiante. Pero… estaba convencido que su idea de enfrentarlos no era mala.

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