Partida Rol por web

   La otra puerta era imposible de abrirse por métodos normales, sin embargo la zabrak no pudo darse cuenta hasta haber perdido un par de minutos en ella. Es probable que estuviese dañada junto al sistema de iluminación, los bombardeos se escuchaban cerca, sin embargo la nave no estaba sufriendo impactos, almenos contundentes. Los soportes vitales de la nave aguantaban por lo que la única amenaza eres los Sith.

  En busca de un conducto de ventilación los ojos de la alienigena acabaron por acostumbrarse plenamente a la oscuridad, levemente iluminado el pasillo con el verdoso fulgor de los tanques con aquel viscolo líquido encontró una escotilla suficientemente grande como para acceder por ella. Coincidiendo con este hecho, un nuevo peloton de soldados, esta vez muy numerosos a juzgar por las pisadas se dirigía hacia su posición.

  Sobre la puerta cerrada esta la pequeña trampilla, cerrada por unas rejillas de duracero. Está bastante alta, a la altura del techo, por lo que Sanaya sólo podría llegar a ella saltando con un brazo extendido, insuficiente para librarse de una rejilla resistente. Tendrá que poner a trabajar su ingenio si quiere escapar de aquel pasillo por los conductos antes de que lleguen los soldados.

Mientras estaba buscando alguna que otra salida de la enfermería y sus pupilas estaban lo suficientemente dilatadas como para distinguir formas en la oscuridad, registra algunos de los recipientes extraños que estaban desperdigados por las mesas de trabajo de los médicos y compartimentos ligeros colgados en la pared. Por suerte, el uno de esos lugares hay un par de medpacs que, aunque en ese momento no los necesitara, más adelante seguro que no le vendrían mal.

De repente escucha pasos de soldados aproximarse, seguramente alertados por el ruido ocasionado con la puerta al entrar. En ese instante intenta abrir la puerta que hay al otro extremo de la sala pero está completamente sellada, quizá al otro lado unos escombros la bloqueen, a saber. Justo cuando estaba pensando en otra cosa mirando hacia todos los lados distingue en el techo una rejilla, posiblemente que da al conducto de ventilación -Está demasiado alta...- mira a su alrededor buscando alguna solución -me da igual, sólo puedo salir de dos maneras de aquí... por ese conducto o asesinada por los soldados, y la segunda opción no me llama la atención mucho...- masculle mientras coge una de los taburetes, tirados en el suelo, donde solían trabajar los médicos con sus pacientes -Esto me servirá... es más que suficiente para alcanzarlo- coloca el taburete debajo de la rejilla y se sube. Con algo de maña consigue abrirla sin dificultad y antes de saltar echa un vistazo a la puerta.

Si dejo el taburete este aquí sabrán que alguien escapó por aquí... pero si lo empujo justo cuando salte... piensa mientras flexiona las piernas para impulsarse. Coloca un pie en el borde del taburete, por debajo, así cuando salta levanta con la punta del pie el taburete lanzándolo a una pequeña distancia y quedando este en el suelo. -Así nadie se puede dar cuenta de nada ¿no?- se pregunta a sí misma.

Una vez dentro, cierra de nuevo la rejilla para que nadie pueda sospechar y comienza a gatear por dentro del conducto, siempre en dirección al hangar. Seguro que comunca con aquella zona, los conductos siempre comunican entre sí con toda la estructura...

La nave estaba a punto destrozarse. Los temblores y desprendimientos eran constantes y la estabilidad era infima. Era muy probable que el resto de los tripulantes de la nave ya la hunieran avandonado en las capsulas de salvamento, por lo hacía casi imposible que si me dirigía a ellas me encontrara aún con alguna, por lo que, viendo que en hangar aún se encontraba un aeronave, me dirijo hacia ella, intentado no ser alcanzado por alguno de los desprendimientos.

Una vez paso a su altura, abro la escotilla y me introduzco en ella, cerrando la escotilla a mi paso. Desde el puesto del piloto, me dispongo a preparar la nave para la partida y envio los cadigos para abrir el hangar y salir de allí a tiempo.

  La experiencia de Sanya en movilidad dentro de los conductos de ventilación de una nave eran reducidos, sin embargo había tenido mucha suerte, al encontrarse cerca del hangar aún no se había bifurcado. El taburete no llamaría demasiado la atención con la puerta de la enfermería abierta, el droide estaba desactivado pero cualquier conclusión más allá de una simple caida por parte del objeto sería insustancial.

  Dentro del conducto hacía frio, no suficiente como para ir en contra de la salud de Sanya directamente pero si lo suficiente como para no ser un sitio deseable. La piel de la Zabrak aguantaría bien las nuevas condiciones pero tampoco podría permitirse mucho tiempo arrastrandose por aquella estructura metálica en el interior de la Espiral Endar.

 Las trampillas que daban al Hangar lo hacian a demasiados metros del suelo, sin embargo la vista era inigualable. La nave de la república en la que habían viajado permanecía como la única en aquel lugar, y una decena de soldados Sith la rodeaban. Se oyeron disparos de blaster, la torreta inferior de la misma disparaba contra ellos, habiendo causado ya un par de bajas. Sin embargo, aquel jedi que iba con los Sith, el que portaba un sable rojo doble no tuvo sino que activarlo y acabar de un solo golpe con aquella molestia.

  Bastila corría por otra de las puertas (de un total de dos) la opuesta a la que la zabrak hubiese tomado en un principio, con bastante prisa, la última de un pelotón de siete soldados de la República. Los Sith hincaban sus rodillas en el suelo para apuntar y disparar a matar, afortunadamente la jedi cubría a sus compañeros que acababan por escapar.

  Sendos jedi estaban a una gran distancia, sin embargo parecían dispuestos a hablar.

Todo pintaba bien para Sei, si la nave estaba en completo funcionamiento no tenía más que ponerla en marcha y salir de allí. A su alrededor sólo podía ver cadaveres, la situación en la nave de Revan se había convertido en una situación muy desfavorable. Cuando usó sus habilidades de piloto para salir de allí comprobó que algo fallaba.

  El soporte vital de la nave estaba dañado, eso quería decir que podía tener problemas en el espacio o con la entrada a la atmósfera, era un pequeño fallo, en cualquiera de los casos, un pequeño fallo en el soporte de vida es un gran fallo en la nave. Si salía con esa nave al espacio no podría ir más lejos de Taris, era probable que nisiquiera pudiese llegar a su luna, mucho menos a otro planeta. Taris no era una mala opción después de todo, estaba bajo el gobierno de los Sith. La entrada en la atmósfera podría acabar por terminar con la nave, en consecuencia, con él, pero si se quedaba moriría de igual modo.

  Arriesgarse o comporbar que quedaban cápsulas de emergencia. Los desprendimientos y las explosiones debían de haber jugado una mala pasada al soldado, tornando una oportunidad tan buena de escapar en simple probabilidad.

- ¡Malak no puede ganar!

 Negó mientras surcaba el aire frente a ella con la diestra en un movimiento violento, su rostro de enojo encaraba desde la distancia al jedi oscuro.

- ¡Rindete ahora! ¡Abandona la Espiral Endar! ¡Huye mientras quede tiempo!

 Y su enojo se transformó en una estrategia que resultaría acertada con los más débiles de voluntad, los jedi oscuro eran temerosos de sus vidas, cobardes que elegían el camino más fácil  y el camino de la supervivencia personal a costa de la de los demás. Él jamás arriesgaría su vida para cumplir las órdenes de Malak.

   Sin embargo Bastila no estaba tan segura, por ello portaba en la mano su sable, de una luz dorada en contraposición a la del otro jedi, que en rojo sangre brillaba intensamente. No confiaba en sus propias palabras, sabía que querría luchar. No...que querría masacrarlos.

- ¡Subestimas mi gran poder, jedi! No correré a un lugar seguro mientras la República se esconde en esta nave.

 Sin cabello, de ojos siniestros, y con el rostro en una extraña fase de degeneración, hacían del jedi oscuro un humano intimidante. No parecía acostumbrado al habla, y ninguna palabra de Bastila lo detuvo en su camino. Paso a paso, con un control absoluto de su propio cuerpo y su mente no parecía en paz, era esa misma sensación de antes, esa sensación de que estaría dispuesto a matarlos a todos, sus propios soldados incluidos.

 - Malak te quiere con vida. Sin embargo...¡considero eso una debilidad! ¡Te destruiré y después le estruiré a él!

 Comenzó a correr con el rostro de un demonio frenó en seco mucho antes de llegar hasta la jedi y lanzó su sable contra ella con una ferocidad salvaje.

 - ¡Muere! - Dijo mientras su rostro se deformaba arrugado por su ira.

Se mueve por el conducto en dirección al hangar. Era notable que había ascendido un poco en altura y nota la sensación cuando llega más o menos a la altura donde estaba aquel hombre del sable rojo y más lejos Bastila. sabe que se encuentra en apuros pero debe confiar en ella, aunque le moleste. Es su única opción para salir con vida de aquel lugar: si matan a Bastila Sanya será un blanco fácil.

Esto se pone muuuuuuuy feo...

Acerca la cabeza a la rejilla para observar con detenimiento y escuchar la conversación que tuvieran. Ve que no tiene muchas opciones puesto que estaba a gran distancia y ni siquiera podría atacar decentemente.

Como siempre, las ideas que se la ocurren posiblemente no sean las más acertadas pero servirá para ganar algo de tiempo -EN ESTA NAVE SE ESCONDE ALGO MÁS QUE LA REPÚBLICA- grita lo suficiente como para que la escuchen abajo. Nada más dar aquel grito se oculta un poco en el conducto, para distraer la atención del sith.

Al rato (largo, por cierto) vuelve a pegar otro grito desde allí -ADEMÁS, TÚ JAMÁS PODRÍAS VENCER A MALAK. ERES DÉBIL, SOLAMENTE HAY QUE ESCUCHARTE PARA NOTARLO. TIENES UN COMPLEJO DE INFERIORIDAD CAMUFLADO CON TU EGO CARACTERÍSTICO DE LOS SITHS- no sabe ni lo que dice pero al menos dará tiempo a que Bastila piense en algo.

Seguro que Bastila reconoce mi voz testaruda y le molestará que haya venido. Me verá como un estorbo... ¡que se joda! piensa sonriendo.

  No me quedé esperando a ver el resultado de mi acción giré mi torso y mi ceño fruncido se dirigió hacia mi espalda, inyectados en sangre mis ojos recorrieron el hangar buscando aquella voz distorsionada. Extiendo mi siniestra para recoger el sable, sin necesidad alguna de mirar. Bastila estará muerta de todos modos.

  Alzando la diestra hago que todos los soldados salgan disparados contra la nave, el golpe es suficientemente fuerte como para matar a alguno de ellos, chocan contra el metal gritando, aquellos agónicos ¡AArrgGrHH! Eran lo que necesitaba para lierarse de aquellas palabras. Él no era débil. Resbalando cayeron al suelo soltando sus armas, muertos, o inconscientes, un par permanecian con vida, flexionando sus piernas sin saber a ciencia cierta que les había golpeado.

  Con su diestra aún en alto alzó a uno de estos, desplazandolo hasta el medio del hangar, levitaba y sus brazos y piernas caian por su propio peso, palpitantes ante la agonía del soldado al no poder moverse.

 - ¡YO NO ME ESCONDO! - mientras el soldado se veía torturado tratando de llevar sus manos al cuello ineficaz, Bandon miraba hacia los lados en busca de una presencia invisible. Había enmudecido, aquella voz no decía más. Había tomado sus palabras como una insinuación, como si pensasen que ÉL se escondía de Malak y Revan aquí. Contribuyó a su ira y frustración las siguientes palabras, tratando de localizar de donde provenían, sin calma, de forma apasionada.

 - ¡Ja,ja,ja! ¿Quieres hechos? - Y el casco del soldado giró, junto a su cuello, pataleando en shock cayó al suelo, sacudiendose hasta morir. Aún se sacudía cuando los pasos de Bandon se acercaron a la nave. Enfundó su sable, apagandolo al instante y con un movimiento violento mientras cerraba los ojos extendió ambas manos contra la nave.

  - ¡Contempla mi verdadero poder! - Temblando comenzó a ascender la nave, su expresión era de esfuerzo, muchisimo esfuerzo, tanto que apenas podía mover aquella pesada nave, sin embargo era un acto sorprendente para la mayoría de no sensibles a la fuerza. Comenzó a flexionar sus dedos, poco a poco, y la nave emitía sonidos de contracción propios del aplastamiento. Forzaba la mandiubula y ladeaba el cuello, era meticuloso, poderoso, pero lentoy  cansado.

 Levanto la nave unos cuantos palmos del suelo, los cristales estallaban, la coraza se abollaba hasta que acabó por hacer un movimiento brusco con ambos brazos, La nave se deslizó por el suelo chirriando, humeando, inutilizada para ser pilotada. Bando alzó los brazos, separandolos el uno del otro, extendiendolos y comenzó a dar vueltas sobre si mismos lentamente, mientras gritaba.

 - ¡YO SOY VUESTRA PEOR PESADILLA! ¡DEJAD DE ESCONDEROS! ¡ENFRENTAOS A MI!

 Despreocupado por Bastila, en busca de un reto real, de su demostración de Fuerza, no cayó en la cuenta de que no estaba en el suelo. Había escapado...El jedi oscuro no dió con la Zabrak, pero la retaba a enfrentarlo. Moverse, hacer un solo ruido, podía hacer que la localizase. Ahora no quedaban naves en el hangar. No había más escapatoria que las cápsulas de emergencia. Iré allí...y los mataré a todos...

-¡JODER!

La situación era exasperante, si volvía de nuevo al crucero acabaría saliendo exparcido en pedazitos por el espacio, y en esta nave no podría alejarme del lugar de lo ocurrido, asi que debía realizar un aterrizaje de emergéncia en la superficie del planeta o sino mis destino acabaría en ese lugar, por lo que me posicione en el asiento del piloto abrochandome fuertemente el arnés para mantenerme sujeto en el descenso, que prometía muy movidito.

Amarre con ambas manos los mandos del timón y comenzé la aproximación a la orbita del planeta; esperaba que la presura por realizar la maniobra no acarreara consecuencias trágicas, y comenzé a descender vertiginosamente.