Partida Rol por web

Al ver la firmeza de Erlan, trato de recomponerme.

Siento su rabia fluir en su interior, más no exterioriza nada de ella, se nota que es un gran lider, ojala algun día tenga su compostura - pienso mientras miro a Erlan.

Me quedo mirando la zona negra en el centro dubitativo.

     Uhmmm, se poco de mágia, pero me da que ese círculo negro del centro es el origen de estos problemas, cuando estaba en la ciudad de los clérigos, pregunté a los eruditos sobre la criatura que me dijisteis en la carta, me comentó que era un ser que vivía en la oscuridad, que era muy raro que estuviera en el mundo de los mortales, la luz le daña como el agua bendita a un no muerto.

Tal vez el ser de la oscuridad esté en ese agujero, ¿y si le hicieramos salir a plena luz del día?

Tengo una teoría, pero no se si me atrevo a ponerla en práctica. Digo mientras miro a mis compañeros con una sonrisa picaresca.

     Sin duda que no es de este mundo. Los informes que tengo son de un ser de oscuridad total, con forma humanoides, muy corpulento y alto. Creo que algo más de 2,5 metros. Tiene ojos azules que brillan en la oscuridad, le lanzamos de todo, pero apenas si le hacen daño, incluso algunos supervivientes dicen que se reía de ellos…..- dice Erlan.

Un plan… bueno estoy dispuesto a oír ya no se que mas hacer para matar a ese asqueroso bicho- dice Erlan con rabia.

Deberíamos volver a la ciudad, una vez allí os contaré mi plan. Digo con una sonrisilla.

Esta bien, prosigamos, tal vez, descansando algo se nos ocurra alguna idea que nos de la solución.

Seguís el camino, ya por aquí empieza un camino a tomar forma, pero en vez de tierra esta hecho de hojas verdes como si estuvieran vivas. Pasado un par de horas empiezas a ver estructuras algunas arbóreas otras de piedra antigua, te viene a la mente los recuerdos de la ciudad que dejaste atrás y cuando la ves bien la reconoces es vuestra ciudad, parece que no a sufrido daños y todo está como lo recuerdas, entráis en la ciudad y algunos guardias se presentan ante Erlan y este los saluda adecuadamente.

Seguís por el camino de los héroes que es la calle principal de la ciudad esta flanqueada a cada lado por los héroes elficos más grandes de todos los tiempos, mucho anteriores al dominio de los dragones. Al final del todo se puede distinguir el palacio de las Espinas que es la sede de los reyes elficos, aunque ahora ya ningún rey gobierna si lo hace el consejo de ancianos.
 

Bien. Sé que llevas mucho tiempo sin ver a tus padres Lornac, será mejor que los veas y estés despejado, yo tengo que hablar con mis subordinados y compañeros, ver como esta todo. Mañana a medio día te espero en el castillo de la guardia, daré instrucciones para que te dejen pasar

     Observo el camino con un animo renovado, ver tanta vida floreciendo me entusiasma el corazón. No puedo evitar recordar tiempos de la infancia cuando corríamos por estos lugares a pesar de las advertencias mis padres.

Apenas me doy cuenta que he llegado a la ciudad, estoy maravillado ante la visión que ven mis ojos, está todo tal cual lo dejé antes de irme, me paro, cierro los ojos y respiro profundamente el aire de la zona, me dejo inundar por todos los ruidos y sonidos circundantes... al final expiro el aire y abro los ojos lentamente, pongo una sonrisa de satisfacción en mi cara y saludo cordialmente a los guardias..

     Saludos hermanos, habéis hecho un gran trabajo protegiendo esta ciudad, me reconforta verla tan espléndida después de tanto tiempo fuera.

     Mientras paseo tranquilamente al lado de Erlan, pasamos por el Paseo de los Héroes, lugar de aquellos elfos que sobresalieron entre todos antes de que los dragones de Syzdothyx.

     Ahhh, que ¿habrá sido de mi querida novia?, debería ver si puedo saber algo de ella, pero será complicado, ahora mismo las cosas no andan como para darse paseos de amor, seguro estará bien.

Paro mi pensamiento y miro a Erlan como algo distraido.

Bien, bien, mañana te ire a buscar, ahora voy a ver a mis padres y a descansar un rato. Muchas gracias por todo Erlan.

Me despido saludando con la mano mientras pongo camino a casa de mis padres.