Partida Rol por web

Asentí con la cabeza a James y esperé a que abrieran la puerta. Lo hizo una mujer y, en cuanto preguntó quiénes éramos, le enseñé mi identificación.

-Soy la agente Harker, del F.B.I., y él es mi compañero, el agente Davenport- dije, señalando a James -. Hemos venido para hacerle unas preguntas sobre ciertos sucesos. ¿Podemos pasar?- intenté mantenerme serena, pero con un tono de voz compresivo, más que de autoridad.

La mujer arrugó la frente extrañada al ver las identificaciones del FBI, reservada al principio se quedó en la puerta, más por desconcierto que por esconder nada.

¿El FBI? se preguntó extrañada, abrió la puerta al final. No esperaba verles aquí.. ¿vienen por..? no se atrevió a continuar mientras os guiaba al salón. Os ofreció asiento y un refrigerio, ella se sentó en un sofá con una tila que sí se sirvió.

Ya hablé con el sheriff.. no sé qué más contar, agentes.. esto es agotador. suspiró, ahora la veíais avejentada, cansada.

James miró la casa con si habitual porte hierático, miró a la señora Allen durante unos segundos antes de preguntar.

¿Me daría su permiso para examinar el patio trasero, señora Allen? preguntó el agente, miró de reojo a Alessa dirigiendo un sutil asentimiento, él se encargaría de examinar cualquier acceso o actividad sospechosa del bosque hacia el patio de los Allen.

La mujer dio su visto bueno, aún tensa.

Una vez la mujer nos invitó a pasar, tomé asiento donde nos indicó mientras no desaprovechaba la oportunidad para observar los detalles más sutiles.

-Hemos hablado con el sheriff, señora Allen- dije -. Sólo tengo una pregunta: ¿Los extraños sucesos, continúan?- en mi mirada no había burla ni incredulidad. Era una profesional en mi campo, aunque mis creencias podrían haberse expandido más allá del laboratorio con el tiempo que llevaba en el SAD.

A la mujer le temblaban las manos, como si recordar esos episodios generaran terror vívido en su cuerpo. Miró a Alessa pálida con un asentimiento roto por el miedo.

Siguen.. antes tres veces por semana.. tragó saliva. Yo estoy en casa para cuidar de ella... pero no dormimos aquí. Nos aterroriza dormir aquí.. mis hijos, estamos en casa de mi madre. 

Toda la presencia y fuerza de voluntad que demostró al principio se fue derrumbando por momentos, mas no se puso a llorar, era una mujer fuerte al fin y al cabo.

Estamos intentando vender la casa, ¿sabe? Pero por ahora.. apretó los labios muy preocupada.

Miré a la mejor con cierta comprensión. Definitivamente, ocurriera lo que quiera que fueran aquellos sucesos, la tenían aterrorizada.

-Señora Allen, estamos aquí para investigar lo sucedido... para ayudarla- esbocé una cálida sonrisa -. Me gustaría que nos diera permiso para hacer algunas mediciones en su casa e intentar desmentir o corroborar el origen de esos fenómenos. ¿Hay alguna zona de la vivienda donde los sucesos sean más frecuentes o violentos?- le pregunté, sacando un bloc de notas de mi mochila y un bolígrafo de mi abrigo. Puede que hoy en día, con esas tablets y móviles, que yo usaba en algunas ocasiones, mis compañeros de profesión prefirieran tomar apuntes en esos cacharros táctiles, pero yo no. Supongo que en ese sentido, era de la vieja escuela. Pensar éso, me hizo esbozar media sonrisa al recordar a cierto individuo, pero en seguida sacudí la cabeza. No era el momento ni en lugar para pensar en ello.

-El sheriff mencionó además que fue testigo de tales fenómenos a las...- revisé mis notas -2.13 de la madrugada. ¿Suelen darse a una hora determinada, o al azar?

La mujer parecía relajarse ante tu presencia, como si en ti hubiera algo que la tranquilizara e hiciera que su atención se centrara en ti. 

Gracias, agente Harker.. dijo con agradecimiento. Sí.. supongo que pueden hacerlo. No habrá problema.. si sirve para ayudarnos. bebió un sorbo de la tila que tenía entre las manos. No sabría decirle.. todos empiezan aquí, en el salón. miró hacia el patio trasero, al que se accedía por una puerta corredera transparente por la que había salido James. Luego.. se propaga, no lo sé. apretó los labios recordando con aflicción esos episodios.

Asintió ante tus afirmaciones, volvió a tomar su tila antes de responder.

Siempre a las dos de la madrugada.. al principio no nos fijamos, pero descubrimos que siempre era a las dos y trece. respondió con la congoja habitual. Que yo sepa nunca antes o después..

Anoté lo que dijo la señora Allen, subrayando la hora. 

-Bien, tendré que instalar algunos dispositivos y cámaras, si no le importa- dije -. Le tengo que pedir que mantenga los aparatos eléctricos apagados para no interferir con nuestro análisis y poder descartar los posibles errores de las medicciones- sonreí con dulzura -. No se preocupe. Si hay algo inusual en su casa, nosotros lo descubriremos.

Quizá le estaba dando demasiadas esperanzas, pero ver a la mujer de aquel modo, me desgarraba. De pronto, sentí de nuevo ese malestar en el estómago y arrugué la frente a la par que me llevaba una mano al vientre.

-Disculpe, ¿puedo usar el lavabo?- le pregunté -Creo que el café de la comisaría me sentó mal.

La mujer fue asintiendo entre extrañada y esperanzada, al menos los métodos que parecía que ibais a usar eran distintos a los usados hasta el momento. 

Lo apagaré todo sí.. hay algo de comida en la nevera, pero no demasiada.. suspiró como madre preocupada que era. Si quieren comer algo esta noche.. sírvanse.. ofreció con timidez. Ante tu petición de usar el baño asintió, señalando la dirección del mismo. Claro.. al final del pasillo.

Me incorporé y le dediqué una sonrisa a la mujer.

-Muchas gracias por su colaboración, señora Allen- dije, intentando disimular los retortijones de mi estómago -. Si me disculpa, vuelvo en seguida.

Salí del salón en dirección al servicio. La verdad es que tenía unas náuseas horribles, llegando incluso a pensar si el buen sheriff había echado algo en el café. 

Encontré el baño y cerré la puerta tras de mí, cubriéndome la boca con la mano para evitar vomitar antes de llegar al w.c. Las arcadas comenzaban a marearme.

Tras vomitar un par de veces, me encontré mejor. El café... seguro que fue el jodido café, pensé. Me acerqué al lavabo y me lavé la cara con agua fría. Estaba pálida cuando me miré al espejo... fue entontes cuando me percaté de algo. No, no puede ser... ¿acaso era posible?

Saqué el móvil y escribí un mensaje antes de regresar junto a la señora Allen. -Perdone la tardanza. Si le parece bien, voy a empezar a instalar algunos dispositivos por la casa- dije, antes de abrir el maletín para examinar los aparatos. Lectores de campos electromagnéticos, cámaras de visión nocturna, grabadoras digitales, medidores de temperatura y una cámara de infrarrojos.

Abuelete, tenemos que hablar cuando regrese. Es importante.

Un beso.