Partida Rol por web

Feisman escuchó atento a la señora Rutherford. Hablaba como si las cosas que pasaran fueran realmente sobrenaturales. Feisman sabía que al menos la parte que él había visto, eran paparruchas.

-Siento desilusionarle si usted cree en cuentos de fantasmas. Todos recordarán el humo de colorines, pues bien, buscando en la biblioteca he visto que no es nada  extraño cambiarle el color al humo, solo hay que encontrar el metal adecuado y quizá algo de pólvora. Según he leído, el humo que vimos puede ser creado simplemente con cobre y pólvora. Encontré este extraño polvo en la chimenea- dijo sacándoselo de su bolsillo- Debe ser cobre o pólvora, ya chamuscados.

En todo ese rato, Reginald aún no había dejado de pasear por la sala, le ayudaba a ordenar sus ideas.

-En cuanto a los peces no los he visto, si usted dice que están muertos, será así. Pero supongo que no será difícil envenenar a unos indefensos peces.

Catherine miró altiva a la señora Rutherford.

- No se nada de esos "sucesos paranormales" - negó haciendo con las manos el simbolo de las comillas - los asuntos de William con el señor Adler sólo quedan entre William y el señor Adler.

Catherine era muy celosa con la intimidad de los señores de la casa, uno de los motivos por el cual la contrataron.

- Pero si que es verdad que el tono arrogante de William es desmedido. No todos saben estar en su lugar cuando corresponde.

- Yo... - susurró Jane - he notado algunos cambios curiosos en la casa.

Se quedó pensativa un momento y después reaccionó como si una gran idea se hubiera colado en su mente.

- Cuando fui a recoger la "cena" nocturna de Lord Adler al salón del piano, me llamó la atención que el cuadro estaba mal colgado. Habeis dicho que se cayó, entonces esa será la explicación... pero ese cuadro le cambio de sitio hace poco, no creo que se cayera recien colgado. A lo mejor es una tonteria, pero el señor Adler es bastante cuidadoso con algunos detalles, especialmente si son caros.

Recuerda la escena en la sala de música... cuando el cuadro se cayó...

-Recuerdo que cuando Lady Adler y yo estábamos en la sala del piano, se cayó un cuadro... William entró rápidamente a colocarlo... como si supiera que se iba a caer...

- Damas y caballeros... eso es cosa del fantasma.

Edward había estado tranquilo, silencioso y observando la situación.

- Señor Feisman - llamó, luego hizo una pausa - no crea que no me di cuenta de que desechó la idea de salir del comedor en cuanto dijeron de registrar las habitaciones.

No le dejó contestar cuando se puso en pie y decidido fue hacia la puerta.

- Aunque supongo que no debería haber dicho eso... ¡bueno, voy a salir con o sin registro! - a pesar de la frase, era evidente que lo decia con buenas maneras.

Aunque no aceptaba un no por respuesta.

Winter se va sin oír las explicaciones de Feisman. Eso lo hacen los que quieren dejar mal a alguien, se creen que por tirar una piedra y esconderse han ganado la guerra, cuando ni siquiera han ganado la batalla, solo huyen.

-Bueno, los insultos hacia mi persona por parte del señor Winter, que habla de fantasmas sin pruebas no tienen fundamento. La señora Rutherford sabe que yo estaba en la mansión buscando a Arthur, ni siquiera me enteré cuando todos salieron de la mansión. Jane podrá corroborar mi versión de que cuando volví, todos se habían ido y entonces empecé a intentar averiguar algo sobre el humo, cosa que me llevó algo de tiempo. Además hice algo de compañía a la señorita Jane- Feisman miró a Jane- ¿Recuerda cuando me quedé con usted para hacerle compañía mientras se reponía? Algunos "caballeros" decidieron salir fuera antes que ocuparse de una dama confundida. A mí no me educaron así.

Reginald se situó frente a la cocinera.

-Sabe que quiero investigar qué pasó, y tengo interés por descubrir el misterio de los peces y el cuadro. Con su permiso, iré a ver el cuadro, si usted no tiene inconveniente-dijo a Jane, mientras esperaba su reacción. 

ismael habia guardado silencio todo el rato. ni siquiera se habia detenido a pensar en aquel tesoro antiguo, a veces arthur no comprendia la forma de pensar del arqueologo. por un segundo recordo las discusiones con su viejo amigo; realmente le gustaba discutir con el.

-el gran problema aqui es que algunos buscan un suceso fantasmal donde simplemente no lo hay-dijo mientras comenzaba a caminar lentamente por la sala, el dolor de su pierna debido a la actividad fisica parecia rogarle que calentara los musculos agarrotados-, si ese cuadro callo fue porque alguien lo dispuso asi...-miro a todos, le costaba pensar en ellos como asesinos-y debera disculparme señor winter si le pregunto sobre su publicacion sobre eventos paranormales...¿va a negarme que hara un articulo sobre esto?-ismael se planto frente a el-no es que me crea el mejor de los ateos, pero se que muchos piensan, al igual que yo, que los fantasmas son meros inventos y que no hay pruebas de ellos...por eso le pedire a los presentes que vayamos todos a revisar ese cuadro, de manera que no pueda ser alterado o arreglado...

en el fondo sabia que no llegaria a nada con ello, pero igual deseaba encontrar al culpable. con un rictus de dolor recordo aquellas viejas leyendas que jamas podria mostrarle a arthur.

- Eso, vayamos a ver el susodicho cuadro.- comentó Hilda- Seguro que es el fantasma, porque mi querido Ed tiene un olfato infalible para esas cosas.

No le gustaba que pusieran en entredicho lo que pensaba su marido: ella sabía que era un hombre sabio y que, si decia una cosa, era porque tenía buenas razones para ello.

- A mí, al menos, no me importa que me registren. No tengo que ocultar nada.

Y dicho eso, se acercó a la puerta.

- Si está dispuesta a que la registren, junto con sus pertenencias...- dijo el ama de llaves arrastrando las palabras- A mí me da lo mismo.

Parecía que, en mayor o menor medida, todos estaban afectados por la repentina muerte de lord Arthur. La excepción era Catherine. Su rostro seguía sin transmitir sentimiento alguno.

- ¡Basta!- dijo la señora de la casa.- No quiero que se trate así a mis invitados. Ruego que me disculpen, pero creo que lo mejor es que se registen las pertenecias de cada uno, pero no creo que haya que palpar a nuestros amigos.

Eleanor no había dicho nada desde hace tiempo. Se sentía dolorida, como si no hubiera dormido en años. No se acorbada de cómo había llegado a la casa, y no se sentía con fuerzas para hacer nada; pero ante todo era una anfitriona, y no quería tratar mal a sus invitados.

-A mí esto me parece un poco escandaloso. El servicio ha perdido la cabeza y tomado el control de la casa- dijo mirando a la mujer de su difunto amigo- Veo bien que se preocupen por averiguar el crimen, pero no todos somos criminales ni merecemos un trato desfavorable. Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Mientras Reginald hablaba con la señora de la casa, observáis por el rabillo del ojo como algo que no sabéis muy bien qué es atraviesa la ventana como si fuera un péndulo. Lo único que conseguís decir es que es algo blancuzco y de aspecto ligero. Si estuviera Winter, pensáis, seguro que decía que era una aparición.

Jane se iba a disculpar por los acontecimientos cuando observó que algo pasaba por delante de la ventana.

- ¿Qué ha sido eso?- preguntó señalando la ventana.

Bella está dispuesta a pasar el cacheo para salir de allí cuando algo en la ventana capta su atención... y no solo la de ella, parece que Jane también lo ha visto...

-No tengo ni idea... 

Se acerca a la ventana para ver si vuelve a verlo.

-Un reflejo o alguien jugando con nosotros. ¿O es que el fantasma también se aparece a éstas horas? ¿No debería estar durmiendo?- dijo con un tono sarcástico- Supongo que será un misterio más para añadir a la lista.

Luego se acerca a la puerta con paso firme y concentrado y la cabeza bien alta.

-Bien, es hora de salir de este cuarto, es un poco insultante, sin ánimo de ofender-dijo a la nueva dueña de esta mansión- este trato, que haya un criminal no implica que todos lo seamos. Si me disculpan me voy, y por si insisten en  cachearnos- mete una mano en su chaqueta, se la abre un poco y se puede apreciar una pistolera con un arma dentro- no se asusten al ver mi arma reglamentaria, mi oficio me obliga a llevarla conmigo a todos sitios.

Jane asustada, se retira. Las armas siempre le han dado miedo. Su padre era muy aficionado a la caza de conejos en las Tierras Altas de Escocia, y ella detestaba ver la escopeta colgada detrás de la puerta de la cocina.

- Pase, pase- dijo sin poco nerviosismo.