Partida Rol por web

El escenario se iluminaba de golpe, como si un rayo hubiera tocado el mismo, también lo cruzaba una saeta de fuego y otro rayo mas al tiempo que una bruma oscura empezaba a apoderarse del escenario. Sombras que se mostraban con los repentinos relampaguéos de colores blancos y anaranjados, sombres que marchaban y peleaban con otras mientras que al final, Brook aparecía como si hubiera formado parte de aquella bruma en todo momento.

No hubo demasiado tiempo para prepararse, las personas que sintieron inspiración por nuestros héroes buscaron mostrar que el valor y el corazón podría vencer cualquier adversidad. Los rayos que caían del cielo lograban causar un daño considerable y el fue se maravillaba con el sabor de los pieles verdes, no había duda de que la magia pronto mostraba su importancia, incluso miembros del templo buscaban seguir el ejemplo, darle apoyo al ejército popular, darles valor para que su moral no decayera...

Eran las solmenes palabras de Brook, recorriendo el escenario como si avanzara por un campo de batalla, agachándose, retrocediendo, escondiéndose en la bruma y saliendo de nuevo. Los destellos de luces aparecían uno tras otro, dejando que las sombras resaltaran con mayor facilidad mientras que al final, otras sombras mas grandes empezaban a mostrarse mas, barriendo con las que eran mas escuálidas...

La furia de los pieles verdes era envidiable, algunos caían, muchos caian y sin embargo, no dejaban de cargar, no sejaban de avanzar siendo casi el doble de grandes que los defensores. Magia o no, los pobladores no eran realmente un ejército y los soldados que habían, no eran los suficientes.

El tono de Brook se volvía mas siniestro, grave mientras que las sombras se iban volviendo verdes, las luces ya no aparecían con tanta frecuencia y los gritos de agonía y dolor eran difíciles de ignorar. Pro de pronto, el silencio se impuso mientras Brook apoyaba una rodilla en el suelo.

Ingenuos o no, Zoia y Duncan nunca dirigieron un ejercito y la esperanza que sus hechizos lograban atraer, eran barridos a golpe de hacha... Los pieles verdes tenían la fuerza y el numero y antes de que una nueva hora se mostrara en el firmamento, solo Duncan y Zoia quedaban rodeados por esos monstruos que, sin perder tiempo, empezaban a tomar prisioneros, levantandolos por el cabello, arrastrándolos por el suelo y sin duda alguna, pensando en comerse a los muertos... Ellos perdieron y sin escapatoria, todo indica que este no será un final feliz.

Las palabras de Brook se silenciaban mientras su tamaño parecía aumentar, su piel se tornaba verde y sus manos parecían convertirse en garras... Un truco nuevo bajo la manga, uno mas que simples luces, sombras y humo. Uno que lo hizo girarse con brusquedad, señalando a las dos sombras solitarias que aún quedaban de pie.

Han perdido! Esta ciudad, este reino... Mios Son! Yo soy Warggggg! y Warggggg traigo a todos lados! Todo lo que toco es mio! Todo lo que piso es mio y lo que no es mio! Yo lo mato!! Ustedes ser mascotas! Ustedes ser mios o matar! Wargggg!

Rugió de pronto con su imponente voz cambiada, mas ronca, brusca y violenta mientras que zapateaba fuerte el suelo, agitaba sus brazos y se movía por el escenario como si lo reclamara para luego, con un movimiento e su mano, derribó a las sombras para tomarlas del cabello y entonces, desaparecer en la repentina oscuridad, solo para dejar el escenario vacío nuevamente.

Guturuk subió al escenario refunfuñando. Se detuvo en su centro y señaló a la barra, al lugar adonde había ido Brook tras su "desaparición" en el escenario.

¡Tú! Ezo ha zido muy ofenzivo y racizta, humano de mierda... Dezpuéz del concurzo te ezpero en la puerta, que lo zepaz... -aderezó la frase formándo una V con sus dedos índice y corazón, y señalando alternativamente sus ojos y los del ilusionista.

Tras sus sutiles amenazas, Guturuk carraspeó y se dispuso a continuar la historia.

Eh-jum! Bueno, al trabajo...

Warggggg, habiéndo capturado a nueztroz héroez, ze dirigió a elloz como lo haría un verdadero orco, y no como ze ha indicado antez con prejuicioz raciztaz injuztificadoz.

Guturuk sacó el hachatarra y toco una tonadilla jocosa mientras cantaba las palabras del jefe de guerra.

Ezpero perdonéiz miz modalez, humanoz,
de tener que llevaroz de forma tal,
azí a lo bruto tirándooz de loz peloz,
para atravezar el mío portal.

No oz trataremoz demaziado mal,
zólo un poco de tortura y humillación,
plato típico de nueztra nación,
palabra de orco interdimenzional...

Antez de que ze dieran cuenta, Duncan y Zoia ya ze encontraban al otro lado del portal, en un páramo dezolado por la guerra (claramente iniciada por loz humanoz de eza dimenzión) dónde no ze veía nada en kilómetroz a la redonda, salvo el campamento orco.

El bardo orco siguió explicando la situación de los protagonistas mientras hacía aspavientos con las manos. Parecía que el fondo secreto para efectos especiales se había quedado ya en calderilla.

Mientraz Warggggg y zuz compinchez loz ataban a unoz troncoz ancladoz en el zuelo, un flujo conztante de orcoz atravezaba el portal en ambas direcciones. Iban armadoz hazta loz dientez y volvían cargadoz de botín. Parecía que la ciudad había tardado poco en caer. Al fin y al cabo, gran parte de zuz habitantez habían cargado locamente contra la horda, ziguiendo al mozo de pueblo y a la pelirroja buenorra.

¡Ja ja ja! Ezta noche cerráremos el portal y celebraremoz nueztra victoria. Cuando lo volvamoz a abrir zerá para azaltar otra dimenzión completamente diztinta. No volveréiz jamáz a vueztro hogar, jojojo, dizfrutad de la eztancia. -monologó Warggggg de forma muy adecuada para que nueztros héroez zupieran que debían intentar la fuga de inmediato, antez de que fuera tarde.

Duncan intentó concentrarze en invocar un rayo que fulminaze a Warggggg, ¡pero no logró conzeguirlo! Parece que zu magia no funcionaba en ezte nuevo mundo.

¿Eztáz bien? ¿Te eztáz cagando? -preguntó Warggggg viendo la cara de ezfuerzo de Duncan, que ze había puezto incluzo rojo.

En fin, me marcho a zaquear máz. No oz fuguéiz, ¿eh? Jojojojo. Zegato, Diztraído, vigiladloz bien... -dijo dirigiéndoze a un par de orcoz, uno miope con unaz gafaz de madera y zin criztalez, y otro que eztaba enzimizmado mirando unaz piedraz.

Con ese último gesto, Guturuk imitó la acción del jefe de guerra e hizo un mutis por el foro.

Empiezo a estar cansada... y no es por la edad. Es por este público que no está por la labor de mandar a paseo a todos estos aprendices de bufón y nombrarme de una vez la ganadora.

Sentada en la silla que me he conseguido han ofrecido amablemente, retomo la historia donde el ogro color comida-podrida, lo ha dejado

-Duncan y Zoia, con la poca previsión que da la juventud, se habían lanzado a batallar sin más. ¡Pobres infelices! Pobres ellos y, sobre todo, pobres los que les acompañaban. Pero ahora, allí se hallaba nuestro héroe y esa presunta heroína que le acompañaba...- y mascullando entre dientes, me digo a mí misma _{-Que no entiendo qué pinta en esta historia...-}

Me remuevo en la silla como si me molestaran los huesos y continuo

-Duncan se sentía muy culpable por lo que había pasado y la pelirroja de moral disoluta también.-

-Algo debemos hacer, no podemos consentir que invada nuestro mundo- susurró Duncan a Zoia, intentando que los guardas no le oyesen.

-¿Y qué podría ser?... ¡Ah! Se me ha ocurrido un plan rotundo- le respondió Zoia

-La maga llamó con un silbido a sus guardias-

-¡Eh, bombones!,

¿os interesan mis atenciones?- preguntó mientras inclinaba un hombro para que el escote escurriese y dejase a la vista su pálida y sedosa piel

-Duncan la observó horrorizado-

-¿Pero qué haces?- le susurró con preocupación 

-¡No te entregues a sus garras voraces!- le pidió mientras se contorsionaba para soltar las cuerdas que lo amarraba. Y, mientras eso hacia, el cordón de su camisa se soltaba y dejaba su torso al descubierto

Zegato y Diztraido, que no les habían prestado mucha atención hasta ahora, resultaron estar muy interesados en ese momento

-¿Tu haz vizto con mizmoz ojoz que mí?- preguntó Zegato, que había aprendido humano con dificultad en unos cursos por correspondencia

-Yo vizto, yo vizto- respondió Diztraido, a quien le había enseñado humano su propia tía humana... Sí, eso es una historia interesante para otro momento

Los orcos se acercaron hasta donde estaban sujetos nuestros protagonistas. Duncan profirió unas amenazas inútiles si tocaban a Zoia. Pero para su sorpresa, los orcos soltaron su cuerda y tiraron de él para alejarle de la mujer hacia un lugar apartado

-Esa piel encima huezo no buena. Tú, en cambio, auténtico múzculo de pollo ¿eh?- le sonrieron mientras le guiñaban mucho los cuatro ojos.

Y me paro con un suspiro. ¡Ale! Que suba el hada bailarina esa que dice que es un elfo guay y todos los humanos un infraproducto. "Soy demasiado mayor. A estas horas tendríaque estar ya durmiendo ¡Repampanos!" pienso mientras bajo del escenario.

De pronto Itzala volvió al salón. La Liga contra la indecencia y por la virtud no había podido contra sus bárdicas lisonjas y su hábil uso de la lengua. ¡Había logrado escapar! ¡Y con su virtud intacta! (No así la de muchas de ellas).

Subió al escenario arreglándose la ropa y tomando su instrumento se aclaró la garganta. 

—Maldita sea, dónde me habéis dejado a los pobres tortolitos... —refunfuñó. Había seguido atentamente lo narrado, su cerebro élfico daba para todo. 

Pronto su voz se elevó en un crescendo élfico sin igual. 

—Zoia asustada contemplaba
Como a Duncan se llevaban
para los pantalones bajarle
y por el culo... ejem, darle

Ya había pasado el horario infantil, e Itzala se descontrolaba.

Nuestra heroína enfurruñada estaba
Y con extrañeza ahora miraba
sus sensuales curvas y lozanía
que los orcos despreciado habían 

Sus cuerdas contempló
Y nadie le impidió
quemarlas con sigilo
Con sus llamas de filo

Y ya los orcos habían desnudado a nuestro héroe... Para cometer el terrible pecado de la sodomía ¡Y ningún rayo cayó! En este mundo... en este mundo el rayo no era tan fuerte.

Pero los orcos entonces ardieron
En carbón se convirtieron
Zoia impidió que pasaran frío
y dijo ¡Ese culo sólo es mío...!

De los orcos sólo quedaron unas pocas cenizas. Con alacridad nuestra heroína abrazó a nuestro amigo, aprovechando que tenía poca ropa y que podía sobar un poco... "accidentalmente". Itzala guiñó un ojo a la multitud. ¿Quién no querría probar un poco a su amado? No él, que era un elfo triste, que necesitaba compañía de elfas y humanas, porque no el atraían otros miembros de su raza. Nunca había sido de soplar la flauta, sino de otro tipo de instrumentos, con curvas. 

Ahora debían volver a casa, se acercaron al portal y Duncan lo miró desesperado. 

Ya no apunta a nuestro mundo
que locura, yo me hundo
jamás en la vida podremos volver
es lo que me empiezo a temer

Zoia lo miró, mientras sonreía... —Iztala hizo una parada dramática. 

No te preocupes mi querido "amigo"
Porque desde aquí yo sigo
Tantos años de maga doliente
en portales saqué sobresaliente

Y así, modificó las runas para que apuntara y abrieran el portal a su mundo, a la ciudad destruida. Pero antes se acercó a donde estaba el libro de claves de portales y lo incendió. 

Sin el código no podrán alinear las runas
Acabarán explorando remotas lunas
Porque el portal tras cruzarlo desparecerá
Con suerte nuestro mundo seguro estará. 

Y así, ambos cruzaron de vuelta a una ciudad arrasada, con casi nadie vivo... y un templo lleno de magos y magas que querían la magia de Zoia (y quizá alguna cosa también de Duncan) —siguió relatando Itzala— pero... ¿Acaso no le llevaba allí para arrebatarle la magia del rayo? ¿El amor podría más que la ambición de tener dos magias en vez de una?

Con esa pregunta, guiñó el ojo al público y se bajó del escenario, para invitar a copas a varias mujeres que ya llevaban demasiadas, su objetivo favorito. 

Sir Archibald Bradley estaba saliendo por la puerta del local, con las maletas ya hechas, cuando alguien le avisó. Era su turno. Sorprendido se giró hacia el público y, con evidente falta de disimulo, paso las maletas a uno de sus secuaces y se dirigió al estrado.

-Así que, estimado público, quieren saber lo que aconteció a continuación, verdad? Pues aquí empieza mi narración

Zoia y Dunkan pasaron con celeridad

por el portal de belén

no, no estaban en Jerusalen

de be-len-to de nuevo a la ciudad

y llegaron a la ciudad

o a lo que quedaba de ella

pues no había pared sin mella

de los orcos la maldad

pero el futuro está por venir

Zoia y Dunkan, mano a mano

y con la ayuda de un plano

empezaron a reconstruir

El trabajo iba viento en popa

Gracias a sus poderes

ella fundía paredes

y él lavaba la ropa

Y con los habitantes

que sobrevivieron a la batalla

subieron una muralla

para evitar los errantes

Todo parece ir bien

hasta que alguien llama a la puerta

que pase, si todavía está abierta

y así llegaron más de cien

Y entre ellos, destacó al momento

una figura femenina

Duia, una mulata latina

con poder sobre el líquido elemento

-Pueblo de la ciudad sin nombre

vengo a hechar una mano

y mi trabajo no será en vano

pues ayudo a la mujer y al hombre

-Puedes mover el rio

Preguntó uno de los presentes

-Y hacer que broten las fuentes?

-Mover el rio? en un pio, pio…

Y efectivamente Duia sorprendió a todos los presentes con un movimiento de manos audaz y estudiado, y el rio volvió a su cauce y de las fuentes emanó una agua fresca y cristalina. Y la gente se regocijo y todo el mundo fué feliz.

O casi todo el mundo. Zoia contemplaba atónita como la mujer, de gran belleza, usaba sus poderes para recomponer la ciudad, al mismo tiempo que la mirada de Dunkan parecía perderse en las curvas de Duia.

Tras un rato con el escenario vacío, el público empezaba a impacientarse, por lo que los organizadores saltaron el turno de los cantamañanas ausentes y dieron paso al siguiente bardo en la lista, el infame Guturuk.

Este subió con paso firme al escenario, hachatarra en mano, y el público empezó a poner muecas... La razón estaba clara. Dado que en el punto actual de la narrativa había dos mujeres, Zoia y Duia, en el centro de la acción, se avecinaba algo terrible. ¡El regreso de la voz de falsete de Guturuk!

Mientraz Duia ayudaba con laz tareaz de reconztrucción, -empezó a narrar Guturuk-
Duncan ze acercaba, máz que con interéz, con devoción.

¡Oh! Hermoza animizta del agua,
ayudádnoz con nueztra tarea tan ardua,
con vueztro mágico dominio,
el ezfuerzo zerá nimio.

Por zupuezto, aguerrido campezino -el dolor daba comienzo-
oz ayudaré zin dudar
y, ezpero, con buen tino.

Duncan ze ruborizó un poco, y aprezurado conteztó, que era héroe popular, no campezino zin ezcolarizar.
Ezto a Duia no importó, puez a lo zuyo ziguió. Maz a Zoia incomodó, viniendo de Duncan, ezte excezo de atención. A la ezcena ze acercó, y en la converzación ze metió.

Zalve, compañera, yo también zoy maga, -el público estaba temblando-
vueztra ayuda noz reconforta,
puez mi magia para ezto poco importa,
graciaz por zer tan maja.

Ante zuz palabraz Duia zonrió, y una reverencia realizó, pero con zuz tareaz proziguió. Duncan a zu vera ze arrimó, con zu hombro ze rozó, hazta un abanico le dió, que Duia aceptó.

Muchaz graciaz campezino,
prozeguid vueztro camino. -los de la primera fila estaban incluso llorando-

Maz Duncan inziztía, con pezadez ze ofrecía, con Duia el temporal zoportando y alrededor de Zoia, poco a poco, el ambiente ze iba caldeando. Llegado un punto, nueztra hechicera protagonizta no pudo máz, y en un arranque de ira, zimuló a Zatanáz.

¡BAZTA! ¡EZTÚPIDO PATÁN!
¿EZ QUE NO PUEDEZ CONTENER
TU SEDUCTOR AFÁN
NI UN MINUTO, JODER? -los alaridos en falsete provocaron muecas de todo tipo, y al menos un 80% del público se llevó las manos a las orejas-

Duncan ze detuvo en zeco, y puzo mirada de conejo, agazapándoze. Duia, alarmada por el repentino arranque, ze azuztó, miró a un lado y a otro, y una excuza elaboró.

Vaya, parece que mi trabajo aquí ha terminado
me marcharé para otro lado
pero oz dejo agua bien frezquita
¡me voy, puez mi paíz me necezita!

Y azí zin máz dilación, Duia la ezcena abandonó, mientraz a zu ezpalda una bronca monumental tenía lugar...

Guturuk hizo un rasgueo en la hachatarra y abandonó presto el escenario.
 

Subo, de nuevo, a la tarima pues es mi turno.

-Duia se fue, sí. Pero atrás dejó la esencia de los celos. Y Zoia estaba infectada de ella por completo. A ella no le bastaba que el rival abandonase-

-¿También, mientras se marcha, le vas a mirar el culo?- preguntó airada la maga

-¡¿Pero que dices mujer?! ¡Eso es un bulo!- respondió -Además ¿qué importa lo que yo haga?-

-Pues sí, Duncan se había puesto farruco. Él, que era un don nadie al principio de la historia, se lo estaba empezando a creer y se veía ya como un héroe que las mujeres adoraban. Pero su respuesta enervó más a Zoia-

-¿Pero qué vi en semejante patán?- se preguntó a sí misma la hechicera

-Mejor será que vuelva al plan original-  recordando, de repente, quien era.

-Era Zoia una maga casi sin poderes y eso la reconcomía por dentro más de lo que la calentaba el interés que le despertaba Duncan-

Siento en el aire como, poco a poco, va cambiando el ambiente. Ha pasado de un público interesado a distraido. Algunos ya no prestan atención a la historia. Y a mí, vieja como soy, se me acaba la paciencia. "Hace horas que debería estar durmiendo con el refajo calentándome los riñones"

-¡Atentos patanes! Pues nuestra descocada bruja estaba en ese momento dispuesta volver a ser malvada-

-¡Oh Duncan! ¿Recuerdas cómo nos conocimos?- preguntó ella fingiendo inocencia

-En realidad, ahora, sólo recuerdo lo que no hicimos...- dejó caer él para justificar su tonteo

-Eso ya no importa, pues voy a ponerle remedio-

-Fue entonces cuando dos forzudos campesinos, a los que nuestra pelirroja había encandilado con su pelo de fuego y su sugerente escote, sujetaron a nuestro heroe con ambas manos-

-Ahora te vas a acordar, para conservar mis poderes

te voy a matar ¡No haber coqueteado con otras mujeres!-

Con músculos de arar campos y recoger sacos de patatas, los dos gañanes inmovilizaron a Duncan para que no se pudiera mover y le dejaron subido en una mula

-Gracias muchachos, habeis sido muy amables

un trato es un trato, venid que os dé el pago.

En el altar de fuego, antes de a Duncan sacrificar,

pues es allí donde le llevo, vamos a for...-

-¡coff! ¡coff! ¡Ay, que tos más tonta me ha dado! Si es que ya no estoy para estos trotes. Al siguiente dejo continuar- digo bajando malhumorada del escenario.

Itzala, que había estado atento a cómo se contaban los votos para los bardos, además de empotrarse contra señoritas de varias razas diferentes (los elfos que eran muy sensibles y multitarea) comprobó que ya era imposible que ganase, las malvadas matemáticas eran implacables. . 

Maldito orco, se ha traído a toda la tribu, ha llamado a una aldea entera... esto parece tan falso como las votaciones de elfovisión, donde las repúblicas elfas menores se votan entre ellas y nos dejan a los altos elfos con un palmo de narices. 

Se apartó de los turgentes pechos de la humana con la que estaba... intercambiando pareceres artísticos y se dirigió al escenario. Un bardo elfo nunca defraudaba, nunca dejaba de acumular toda la atención posible (y las propinas y honores que conllevaba). Además, quedaba una última oportunidad. 

No, no había gremio de asesinos con hueco disponible, mira que había preguntado, pero... pero sabía que la Señora Oscura, la de verdad, estaría escuchando. Y que era una romántica de corazón de mantequilla bajo armadura de cuero y pinchos de acero. 

Y que quizá con una buena trama romántica...

Subió al escenario, hizo una reverencia y empezó a declamar, acompañándose de una delicada música. 

—Duncan se encontraba atado
y francamente muy aterrado
de los celos su amante presa
ya no más boquita de fresa

¡Por una ramera te me fuiste 
por esa fresca de lado me diste
con ansia le mirabas el culo
Y sin asomo de disimulo

Ahora junto a estos dos fornidos labriegos
un largo coito tendré ante tu fea cara
y luego sacrificarte debo. ¡Con mis fuegos!

Tu oportunidad perdiste con esa rara,
todo por tu asqueroso y sucio ego.
Quien diría ayer que hoy yo te matara.

Itzala continuó narrando, creando con su poder de bardo una imagen mágica para resumir lo que había pasado:
 

Así lo entenderán hasta los más lerdos de los humanos. 
 

—Mmmm —dijo Duncan al verse al templo llegar
A todos los sacerdotes asesinos el fuego preparar
alrededor del altar se dispusieron a bailar
Contentos con Zoia al su misión superar

—Zoia estaba furiosa —dijo Itzala— Había llevado al altar a su antiguo amante y, quién lo matara allí y bebiera su sangre, conseguiría sus poderes. 

—Y ahora rajaremos a este ser de rayo
haremos de nuestra capa un sayo
dijo el Sacerdote supremo, contento
Y tras el rayo buscaremos al hijo del viento

Zoia a todo mago echó de la sala
—¡Este rayo para mí será, ya soy la mala!
voló su ropa y se insinuó a los mozos
que contentos cataron prometidos gozos. 

De pronto dos rayos por la ventana entraron
a los forzudos labriegos secos dejaron
y a Zoia sin polvo de venganza quedó
muy enfadada el cuchillo desenfundó.

Ignorando del todo a los muertos recientes
ni pueblo tenían, los últimos supervivientes
Zoia habló —Te rajaré y beberé, tu sangre de dios
Despídete del mundo y empieza a decir ¡Adios!

Duncan a sus ojos miró lloroso, 
en el fondo era un niño mimoso
Y contuvo el rayo, Zoia sin duda era
la mujer por la que su corazón latiera

Zoia se quedó parada con el cuchillo delante del... corazón de Duncan. 

—¡Por qué no me lanzaste el rayo cruel
para a mí freírme hasta la hiel
Acaso no te voy a clavar el cuchillo
En este altar, no hecho de ladrillo. 

Delante de su cara hablaba, 
sin reprimirse se expresaba
solo los ojos del pobre Duncan
¡Al fin con los de Zoia se juntan!

Y allí vió la disculpa, ¡Duncan la quería!
Y ella en el fondo de su corazón sabía
Que no podía evitar soltar el cuchillo
Y besar a aquel atado y callado pillo. 

Y así, Justo cuando Duncan y Zoia están desnudos y atados entre sí por las garras del amor (y Duncan por una cuerda impregnada en aceite sobre un altar mágico) es cuando el amor se revela de verdad... —pensó Itzala mientras bajaba sonriente. 

Me ha tocado la mejor parte, soy el elfo amo. 

Zoya levantó su brazo

el puñal brilló a destajo

con la luz del alba

o quizá de un monje la calba

Sus ojos eran todo era fuego

tenía claro su deber

nada podia el anhelo

de recuperar su poder

Pero al ver a su amado

durmiendon en el altar

su intención dió un vado

y solo lo quizó desatar.

Con la mano alzada

y el puñal acusador

al cielo dirigió la mirada

y clamo con gran estupor

-A Dios pongo por testigo, que aunque tenga que robar o matar, jamás volveré a pasar hambre.

Y en este momento, Sir Archibald Bradley detuvo su narración y sacó un papel en el que apuntó esta última frase musitando unas palabras de la que se desprendía “Mmmm. esto puede servir para el guión de la obra de teatro esa del viento que se llevó algo”

Perdón audiencia. Pues a lo que ibamos

Zoya gritó con pasión

al ejecutar el puñal

Pero en lugar del corazón

partió la soga fatal.

Sabia que así su amado

quedaba liberado

Preferia el amor para siempre

a un poder intermitente.

Pero todos los presentes

con mucha parsimonia

se levantaron para terminar

la macabra ceremonia

Y Zoya los advirtió

“no os acerqueis malas bestias

el amor todo lo puede

con consecuencias funestas”

Solo unas risas se oyeron

mientras el coro avanzaba

cuando de golpe y porrazo

apareció una llamarada

Del amor de Zoia por Dunkan

la llama de la pasión reavivó

y el poder sobre el fuego

Zoia recuperó.

Y dejó chamuscados

en un solo movimiento

todos los allí presentes

e incluso, un pobre librero.

-Como que un librero? Qué pinta aquí un librero?

Gritó alguien entre el público

-Yo que sé. Algo tenia que chamuscar que rimara con movimiento, ¿no?

Y dicho esto Sir Archibald Bradley se percató que la propietaria del local acababa de descubrir que alguien había echado mano a la caja y sabia, por experiéncia previa, que era el mejor momento para salir por patas del lugar.

Por un momento Brook parecía mas interesado en la bebida como en alguna que otra moza que pasaba cerca de su mesa, sin embargo ante el repentino silencio y con el escenario vacío, él no dudó en incorporarse de su sitio para una vez mas, hacer gala de su magia como de sus artes de narración. 

Desde que iniciamos esta velada, Duncan no solo conoció a Zoia, sino que ambos se han enfrentado a distintas dificultades, trampas, engaños y hasta se codearon con los Dioses, sin olvidarnos como se enfrentaron a los "orkozz". Pero a nuestro protagonista aun le espera un último reto... Presentar a Zoia a los padres de Duncan.

Con un chasquido de dedos, Brook hizo que el sonido de un trueno recorriera el establecimiento para darle algo mas de dramatismo al momento. Claro que Zia ya conoció al padre verdadero de Duncan, aquel que también los ayudó cuando mas lo necesitaban y al mismo tiempo, también les puso piedras en el camino cuando intentaron ir por el fuego sagrado la primera vez.

Zoia claramente se acordaba de Zeuz y luego de la experiencia que tuvieron en el olimpo no deseaba ir de nuevo, sin embargo no era sobre Dioses lo que Duncan hablaba e incluso, su risa lograba calmar a Zoia que luego de todo lo que pasó y como  casi lo sacrificaba, no podía negarle conocer a sus padres "mortales".

Pero ante esas palabras el bardo ilusionista dejaba caer varias cartas al suelo, dejando que de cada una surgieran pequeñas casas, mostrando una aldea en miniatura con una casa apartada del resto. La imagen que mostraba la magia de Brook buscaba darle algo mas de brillo a la aldea mientras que la casa apartada simplemente se mostraba con colores mas apagados.

Para cuando dejaban todo atrás para volver al camino, con Zoia disfrutando sentir de vuelta su poder y con Duncan sin tener incidentes caidos del cielo, nuestro héroe empezaba acordarse como era su vida en ese pueblo... Como antes de elegir salir a buscar su propio destino todos lo acusaban de tener mala suerte, incluso como lo evitaban a tal punto, que incluso sus padres apenas podían evitar mostrar ese mismo temor y rechazo.

A medida que Brook continuaba con aquel realato, pequeñas sombras salían de las casas, iban y venian como si fuera un día normal cuando de pronto, todos parecían empezar a gritar y tirar piedras a una mas pequeña y solitaria. Pero al final esas figuras como el resto de las casas en miniatura terminaban desapareciendo dejando esos naipes tirados sin mas magia en ellos.

Con esfuerzo Duncan intentaba ocultar sus preocupaciones, pero Zoia lo notaba y con cada oportunidad que surgía, intentaba animarlo, no solo con roces cariñosos, sino también con demostraciones de su propia magia y hasta convenciéndolo de que el usara la suya... Era en esos momentos en los que que él se sentía mas animado por volver, por mostrarles a todos como no era mala suerte lo que poseía e incluso, demostrarle a sus propios padres que no había razones para avergonzarse.

No era una presentación tan larga y Brooks mismo sentía que podría usar mas de sus habilidades y sin embargo, se acercaba el final, un final que no le correspondía revelar porque incluso alguien tan orgulloso como él se daba cuenta cuando los pieles verdes ganaban el día. Pero con un último acto repentino, una explosión de luz surgió del escenario, una luz cegadora que duró lo suficiente como para desaparecer al tiempo que una risa malvada se escuchaba, una risa que ya usó antes, la risa de una Señora Oscura y con unas últimas palabras que quedaron flotando en el aire antes de desaparecer al igual que lo hizo él.

Pero aún alguien mas los esperaba en ese pueblo, para darles un recibimiento especial...

Guturuk subió al escenario, henchido de orgullo, entre vítores (y algún abucheo de algún desaprensivo elfo).

Descolgando de nuevo el hachatarra de su espalda, se marcó un solo allí mismo. Qué cojones, se lo merecía. ¡Vaya que sí!

Bueno amigoz -dijo tras el solo- ezta hiztoria eztá llegando a zu fin... ezpero que hayan dizfrutado de la velada. Vamoz allá...

Con un ritmo lento en la hachatarra, Guturuk empezó a describir lo que ocurría en el pueblo natal de Duncan.

Con gran felicidad al pueblo entraron
maz nueztroz héroez un frío recibimiento encontraron.
Conforme a la caza apartada de zuz padrez ze acercaban,
todoz loz lugareñoz a zu pazo cuchicheaban...

"Mirad, mirad, por ahí llegan, ya zabía yo que ezto acabaría azí", decían.

Lentamente, el ánimo que traían traz tantaz adverzidadez haber vencido,
quedó, zin remedio alguno, enzombrecido.

Llegaron por fin a aquella caza, que olía a cuadra, y laz cozaz cambiaban, zuz padrez le ezperaban, Duncan ya llegaba ¡Huh! -canturreó Guturuk en un extraño cambio de ritmo... parece que ya se la pelaba todo.

Cambiando  a una melodía un poco más misteriosa...

"Qué extraño" dijo Duncan llamar y abrir la puerta, "¿no ze ve muy ozcura la caza, Zoia?", puez la habitación eztaba en total penumbra peze a eztar en pleno día.

"A mi también me lo parece, Duncan... ¿habrán tapiado laz ventanaz?" -el horrible falsete retornaba, para alegría de nadie.

De repente, ze encendió la luz de una vela en la meza que había en el centro de la eztancia.

"Bienvenidoz, HU HU HA HA HA" dijo una voz femenina. Con la nueva luz pudieron apreciar apreciar doz figuraz zentadas junto a la vela.

"¿M-madre?" preguntó Duncan azuztado.

La luz de la vela ze hizo máz intenza y pudieron ver que laz doz figuraz ¡eztaban atadaz! Zoia exhaló, zorprendida. "¿Qué...?"

Entre laz doz figuraz apareció una tercera... o máz bien una ezpecie de vacío, que terminaba coronado por un zugerente ezcote y un roztro de color marfil.

"En efecto, ¡zoy yo! Tranquiloz, no he venido a mataroz... En realidad todaz vueztraz dezdichaz han zido obra mía... Quería obzervar vueztro talante, vueztro fuego interno... perdona la broma juju. Oz he juzgado dignoz, y oz ofrezco uniroz a mí, como miz máz poderozoz zecuacez..."

Duncan eztaba patidifuzo. "¿Y por qué haz zecueztrado a miz padrez?"

"Por zi os negáiz, por zupuezto... ¿Aunque quién renunciaría a un zalario fijo con doz pagaz extra y zeguro dental incluido en eztos tiempoz tan locos que corren? ¿No habéiz oído lo de la invazión de VOX en el Zur? Ezoz zon peor que yo..."

"Jamáz noz uniremoz a tí, ¡bruja!" ezpetó Zoia.

"Le dijo la zartén al cazo. Qué poco aprecio por tuz zuegroz, querida." Contestó la Zeñora Ozcura con decepción en la voz.

Cuando levantó un brazo para dezencadenar zuz más tremebundoz hechizoz, un gritó rezonó en la habitación "NOOOOO!", acompañado de un potente rayo que la lanzó atravezando la pared de la choza.

Vamoz, vamoz, zubid ahora... -dijo Guturuk hacia la primera fila del público. Varios encapuchados de los allí presentes se revelaron como músicos orcos que subieron al escenario con instrumentos cochambrosos, y pronto se pusieron a tocar la melodía más cañera y chatarresca que se había oído nunca en aquella ciudad...

El ritmo de la canción fue poco a poco en aumento mientras Guturuk describía la épica batalla repleta de efectos especiales de los conjuros más temibles.

Loz rayoz y loz chorroz de llamaz chocaban zin cezar contra pulzoz de ozcuridad concentrada. De entre loz árbolez, zecuazez de la Zeñora Ozcura aparecían conztantemente, y eran dezpachadoz por tremendaz conflagracionez. La Zeñora Ozcura, poco a poco, fue perdiendo poder, y la batalla ya parecía eztar decidida, pero entoncez...

Entonces lo más inusitado ocurrió... La puerta de la taberna se abrió de par en par, y apareció de nuevo la guardia de la ciudad. El sargento, señaló a los orcos en el escenario mientras el resto de guardias avanzaban sin titubear.

¡ALTO! ¡PULISÍA! ¡Guturuk Cantosko, quedas detenido!

Guturuk se quedó blanco... bueno, todo lo blanco que puede quedarse un piel-verde. De repente, aceleró sus palabras tanto que apenas se le podía entender.

BuenoquealfinalpudieronderrotaralaZeñoraOzcuraydezterrarladeeztemundoparaziempreyzuzpadrezporhaberlozrezcatadoleperdonarontodolopazadoylezdieronlaveniapacazarzeytodozfueronmuyfelicezvaleadioooz ¡AGUA AGUA!

Al grito de agua, todos los orcos del escenario recogieron sus instrumentos y emprendieron la carrera, Guturuk a la cabeza, hacia la puerta trasera de la taberna. Los guardias les seguían los talones muy de cerca, pese a tener que esquivar al público.

Cuando tanto los orcos fugitivos como los guardias hubieron salido de la taberna, en esta reinó un silencio extraño, que pronto se vio interrumpido por los sonidos de reyerta que venían del callejón trasero. Tras unos instantes de intensos ruidos, se pudo oír la voz del Sargento y la de Guturuk gritando.

¡Quedas detenido, Guturuk, al fin te echamos el guante!

¡Zoltadme! ¡Juro por Dioz que yo no maté a eza vieja! ¡Ni ziquiera la toqué! ¡Tenéiz que creerme!

¡Pero si se te acusa por tráfico de estupefacientes!

¿Qué dicez? Zi yo no zé ni conducir...

En fin, al calabozo contigo. Lleváoslo, chumachos.

¡Y zi maté a eza puta vieja fue en defenza propia!

~SE FINÍ~