Partida Rol por web

—¿Que lo intentarás? —repite Monique, levantando una ceja—. Bueno, me sirve.

—Ya están todos en el barco de Argento y nos están esperando. Uso esta brújula para comunicarme con el viejo cuando nos separamos, pero sólo él puede hablarme a través de su arcano. Si seguimos la dirección que marca llegaremos a ellos en un rato.

Señala en una dirección, apuntando hacia donde tú estabas caminando hasta que te encontraste con ella. Luego baja el brazo y se te queda mirando.

—Ah. Sobre lo otro, cierto. Todo había sido un plan de él, pero le salió mal todo porque Fleriel identificó el disfraz de J'ari. De todos modos conseguimos el orbe y eso es lo que importa.

Se adelanta caminando, echándose la mochila al hombro y volviendo a sacar la brújula brevemente para mirarla y guardarla de nuevo.

—No se lo tengas en cuenta, no es la primera vez que casi me mata con sus "planes".

—Sojiro y Monique están viniendo hacia acá. Llegarán justo para irnos y dejar en banda a los soldados de Dustrun.

Explicando eso, manifiesta sus lianas espinosas, que se mecen en el aire y luego las retira de regreso a su mano.
—Hermit Purple tener cierto grado de comunicación con mi nieta.

—Lo vendí —responde J'ari a Fleriel respecto al caballo—. Pero ya debe estar viejo ahora, no creo que le esté siendo útil a su nuevo dueño.
Y se marcha para hacer lo suyo.

—¿No había explicado ya lo que hacían estos objetos? —Moses se rasca la cabeza y pone los brazos en jarra—. Este... No, no van a traer a ningún rey demonio, probablemente. No de forma directa al menos. Por supuesto que pueden ser usados con malas intenciones, es por eso que los estamos buscando, ¿no?

—No fue Kei el que soltó la espada, corazón. La espada se soltó de él. Noté cómo lo rechazó.

—No vamos a volver a por ella ahora, tenemos que ir a Chaville ni bien los chicos que faltan pongan un pie en cubierta. Lo lamento.

Orphea no responde.

Mientras tanto, Moses saca una brújula de su bolsillo y la cubre con sus lianas etéreas. Se queda así un momento, concentrado, para luego retirarlas y volver a guardar el objeto.

—Los esperaremos media hora.

Me cuesta no soltar un improperio cuando descubro que lo de J'ari era plan de Moses.

—¿En serio hace planes que llegan a matarte? ¿Sabes lo que estás diciendo, tronca? Si no fuera por mi arcano ahora mismo tendrías la cabeza separada de tu cuerpo. ¿Sabes qué? Lo siento, pero me cuesta no enfadarme, me molesta por ti que sufres las consecuencias de un plan bastante dudoso y sin haberlo consultado antes con los demás. Cuando volvamos a ver a Moses voy a tener unas palabritas con él acerca de hacer planes de mierda que matan a su propia nieta, y procuraré hacerlo calmado— la miro con decisión —Mira, no pienso volver a ver cómo acabas decapitada o desmembrada de nuevo, no lo permitiré mientras esté cerca de ti. Te protegeré cueste lo que cueste.

Tras esa declaración de intenciones suspiro. Mira que respeto a Moses, pero ese viejo va a tener que currarse mejor los planes. Pero me molesta más que no confiase en nosotros. Entiendo que no quisiera contárselo a Kei, pero que al menos me avisase a mí para evitar lo que al final casi pasa.

—Da igual. Vamos a reunirnos con los demás, deben de estar preocupados.

—¿Por qué la espada de Kei le rechazaría?— sacudí la cabeza sin comprender.

—Quizás...— miré a Kei. —Si tienes algún tipo de conexión con ella, puedo intentar traerla de vuelta. Estoy segura de que en la isla habrá algún sitio donde realizar rituales... No solo la cueva donde se encontraba el Orbe.

Después de todo, si había sido la isla que había albergado uno de los orbes, algo de poder debían correr por las raíces de los árboles o la tierra que pisábamos, ¿no? Además, no me iría sin intentarlo. Así también haría tiempo hasta que llegaran Sojiro y Monique, si es que llevaban razón, sin que me mataran los nervios.

La carencia de respuesta por parte de Orphea resulta molesta.
Supongo que tendrá cosas más importantes que hacer. Aunque me resisto a provocarla llamándola 'fea' o cosas así. Al fin y al cabo, por lo que Soji me transmitió ¡Esta señora es capaz de hacer que se hunda el barco si se molesta mucho!

Eso si, las Lianas del Señor Monet me llaman la atención. Ese es un poder realmente sorprendente.

—Quizás...— miré a Kei. —Si tienes algún tipo de conexión con ella, puedo intentar traerla de vuelta. Estoy segura de que en la isla habrá algún sitio donde realizar rituales... No solo la cueva donde se encontraba el Orbe.

— Lo cierto es que SI que tengo un vínculo. De tiempo en tiempo sentía el espíritu de su anterior usuario, el bravo caballero Roldán, dandome algunos consejos — le explico

— Sin embargo, nuestras filosofias eran bien distintas. El era un guerrero sanguinario, aunque se cebase sobre todo con los demonios. Y ya has visto que yo prefiero respetar la vida de la gente. Creo que eso le trajo bastante disgusto al Caballero.

De todos modos, la posibilidad de reunirme con Durandal me anima bastante. Se que por el momento no necesitamos una fuerza asesina, pero es cuestión de tiempo el enfrentarnos a seres cada vez más y más poderosos

— ¿Podrías ayudarme a comulgar con la espada de nuevo? Por favooooor ¡Incluso podríamos montar un sitio para rituales aquí mismo!

—No se trata tanto de "montar" un lugar para rituales como de encontrar un lugar en el que la energía mágica sea adecuada para hacerlo...— me encogí de hombros. Estaba dispuesta a ayudar a mi amigo en todo lo que pudiera. —Pero no veo por qué no intentarlo.

Miro en mi cinturón.

Perdí la espada, pero su vaina aun está aquí. Así que se la ofrezco a Kokoro

— ¿Te serviría esto?

— Por cierto, señor Monet ¿Luebech? Es la primera vez que oimos ese nombre. Y no sabiamos que hay más religiones aparte de la de Ubvorth, Varrus y Orphea

—Por intentarlo, que no quede.

Tomé la vaina de la espada y le devolví el orbe a Fleriel antes de bajar del barco. Lo último que quería era perderlo por el camino.

Intenté no alejarme demasiado para que no se fueran sin nosotros, buscando algún lugar en un claro o alguna cueva que pudiera servir para realizar un ritual.

Monique te escucha en silencio. No reacciona a tus palabras y su expresión se mantiene neutra. Al final asiente y se pone a caminar, indicándote el camino.

—No creas que no se lo he dicho ya —te responde al rato—. Pero si supieras lo que ese viejo ha vivido, creéme que perder la cabeza no te resultará nada especial. Y, em, gracias por sanarme.

Buscas durante unos minutos, pero lo más cercano a un sitio para hacer rituales es el interior de la cueva donde estuvieron. Para poder efectuar esa clase de magia con éxito, necesitas sitios donde convergan Líneas de Ley con la suficiente fuerza. No hay nada de eso en la periferia del barco ni en la costa.

Sin embargo, pese a no dar con nada útil para traer de regreso la espada de Kei, descubres algunas plantas que pueden ser usadas como medicina. Al menos no perdiste el tiempo.

—Luebech queda atravesando el mar, al sur. Es un país muy religioso.

—La fe que tenemos allá es prácticamente la misma, es sólo que tratamos a esos tres que dices tú como un solo Dios único. El resto es... igual, supongo.

Luego de unos minutos, Kokoro regresa al barco.

Y al poco tiempo, se oye el crujir de las tablas que conectan al barco con tierra y ven a Sojiro y a Monique subir. Están serios los dos. Monique no dice nada y va a la cabina que hay en cubierta, donde desciende hacia los camarotes.

—Finalmente. ¡Me alegro de que estén bien!

—Genial, mi nieta ahora no me dirigirá la palabra. Y si no me mata ella, lo hará el muchacho.
Moses suspira y se sienta en el suelo, recostado a la barandilla.
—Muy bien, me lo merezco. Aguardo mi destino sin miedo.

Llegamos al punto de reunión con los demás. Me tranquiliza ver que todos están bien. Sin embargo al ver a Moses mantengo una expresión seria.

—Señor Moses, hace bien en aguardar su destino. Le espera un buen sermón por mi parte, tronco— acto seguido me dirijo hacia los demás —¿Estáis todos bien? ¿Os ha causado muchos problemas Kei? ¿Koko, sigues de una pieza? Fleriel, si te duele algo no te lo calles, tronca.

Llevaba demasiado tiempo sin ver a los demás. Me han tenido preocupado.

Estoy serio. Bastante serio. Y hay una cosa que se echa en falta de mi figura. Quizá se tarde un minuto o dos, hasta que es evidente.

He perdido mi espada. La legendaria Durandal.

— ¿Cómo estas, Soji? — te pregunto, sin cambiar el semblante adusto — Lo que has hecho es muy grande, escapar vosotros solos de la isla. Pero para ti todo es un reto vencible.
 

De todos modos, te echo un vistazo. A la busqueda de heridas o estropicios.
La verdad es que el periplo en la isla ha sido una desgracia por mi parte. Me he convertido en zombi y solo Kokoro pudo evitar que fuese a peor, he perdido mi espada, y casi perdemos a Soji para siempre.

— Y ¿Que le pasa a Monique? ¿Ha ocurrido algo malo entre vosotros?
La tensión parece que se puede cortar con una espada. Y la expresión hace que mi depresion se acentue, recordandome a la pobre de Durandal, ahi en el suelo.

Cuando llegué junto a Kei hice un gesto negativo con la cabeza, con aire pesaroso. No había conseguido nada que resultara útil para recuperar su espada...

Volvimos al barco, no sin cierta irritación. ¿De qué me servía ser una maga si tenía unos poderes tan limitados? Era una bazofia, este mundo lo era, empezando por ese viejo verde. ¡Maldito rey de pacotilla que se deja engatusar por a saber qué ser que quiere el poder! Bah... Si esperan que seamos sus héroes, lo llevan claro.

Al menos parte del malestar se alivió cuando vi volver a Sojiro y Monique. Esta última me daba más igual, lanzándome a abrazar a Sojiro con toda la fuerza que era capaz.

—¡Habéis vuelto! ¿Cómo lo habéis hecho?— miré por el rabillo del ojo a Kei y bajé la voz. —¿Por casualidad no habréis recogido su querida espada...?

Abrazo a Kokoro y le revuelvo un poco el pelo.

—Bueno, la verdad es que nos hemos topado con el capitán ese, le hice un "quieto parao" para robarle el caballo pero éste casi me desgracia. Al final Monique me salvó aunque tuvimos que tirarnos por la cascada y después nos refugiamos en una cabaña abandonada donde pudimos recuperar energías— miro a Kei serio tras susurrarme Kokoro y veo que evidentemente no está con él su espada —No me jodas tío. ¿Te pierdo de vista un segundo y pierdes la espada? Fuera bromas. No, no la hemos visto. ¿Cómo la perdiste, tronco?

No me atrevo a levantar la cabeza del suelo

— Durandal, ella me... rechazó — explico — Intenté pedirle un consejo al espíritu de la espada, pero me repudió. La espada se escapó de mis manos, y no habia manera de levantarla del suelo.

Se que es una espada con sed de sangre, pero necesito esa espada. No se si puedo llamarme "guerrero" en este mundo sin ella, o si tan siquiera soy digno de llamarme "persona" habiendo perdido un arma como tal.

— Quizá sea mejor así. No he hecho sino lastraros el viaje. Vosotros, al fin y al cabo, teneis poderes mágicos, o conoceis el mundo mejor que nadie. — De hecho pienso en cómo nos escapamos de la isla: Porque Argento el Marino nos subió en el Burricornio, y este nos llevó al mar. Si hubiese sido por mí, seguiríamos en tierra.

—Si la espada te rechazó, debe ser porque le has dado un disgusto, ¿no? —comenta Moses, acercándose un poco a Kei, para mirarlo a los ojos—. Qué sé yo... Piensa en qué podrías hacer para que te perdone y volver a ganarte su ayuda. 

Luego del comentario sobre la magia y poderes, Moses habla nuevamente:
—Claro. Es eso. No le estás dando el uso correcto o te estás echando abajo. ¿Quién dice que no tienes poderes mágicos? ¿A ti te parece mundano tener una espada que absorbe las propiedades mágicas de otros objetos?

Luego niega con la cabeza, haciendo un ademán como para traer otro tema.
—Piénsalo un momento. Por ahora mejor pongámonos en marcha, Argento, que ya tenemos el próximo destino.

—Me parece bien —responde él—. Ya llevamos aquí demasiado y se me están humedeciendo los rizos. ¡Jay-Jay, rumbo a Chaville!

—¡A la orden, capitanis!

Luego de que Argento levanta el ancla, ella da un giro al timón y zarpan.

Le echo una mirada inquisitiva a Moses

— Oiga ¿Y como sabe usted eso? ¡No se lo dije ni a Soji! Y eso que a el se lo puedes contar todo. (Bueno, todo no. Lo de que estamos contactando con un sacerdote para casarles en cuanto lleguemos a Chaville, eso no se lo hemos dicho aun)

Desde luego, el señor Monet sabe mas de lo que aparenta.

Moses levanta una ceja, sonriendo.
—¿Crees que eres el primer usuario de arcanos del mundo? Antes que tú hubo otros. Conocí a algunos de ellos. Lo mismo para todos nosotros. No me es difícil adivinar cuál es el que tiene cada uno de ustedes, ya que corresponden a determinados tipos de persona y voluntades.