Quién se acercó al Gato Sonriente fue Xhu Lei. El viejo monje desfigurado se colocó junto a Tarkhan. A diferencia de Gaderick, él si vio con buenos ojos la idea de protegerse en el interior de aquel truco de cuerda. Se lo había visto hacer otras veces, pero en esa ocasión lo veía más necesario que nunca.
- Cierto es que necesitamos descanso. - Le dijo el monje. - Pero, cuando salgamos puede que esté lleno de trasgos esta zona. ¿Qué haremos entonces?
—Rescatar a los enanos —dijo alzando un dedo y preparando un segundo y un tercero—. Recuperar la estatuilla que me trajiste. Largarnos de aquí.
- Creo que primero pasaras dos semanas bañandote!!! Dije a modo de broma a Alex.
Luego le abraze mientras le susurraba al oido.
- No me importa como estes, tal vez sea yo la que te encierre, despues de lo que hemos pasado. Y le di una palmada en sus nalgas para ponerme a ayudar a los demas a subir por aquella cuerda.
Sin duda estaria mas tranquila alli que en cualquier otro lugar pero sabia que las horas perdidas descansando, aunque necesarias, serian horas mas de sufrimientos para aquellos enanos. Eso me dejaba un mal sabor en la boca pero no podiamos hacer nada.
Mire a Belbara tratando de darle animos.
- Los vamos a rescatar...
Yoon estaba de buen animo y cayo dormida casi en el acto, asi que una vez dentro y despues de guiñarle un ojo a Valy descanse tambien.
Una vez dentro del truco de cuerda, todos se acomodaron así como pudieron y decidieron cerrar los ojos para descansar. Tarkhan había tenido una buena idea saliendo de la sala de los calabozos antes de formular el conjuro, pues de lo contrario, sin duda su amigo Ugro se hubiera ido de la lengua en cuando hubiera aparecido el turno de relevo.
Todo se quedaron dormidos casi al instante. Todos menos el anciano monje amigo de Tarkahn. Xhu Lei Hanzo no podía dormir. Estaba dolorido, pero no tenía heridas graves y dormir era lo que había hecho durante la mayor parte del tiempo que pasó encerrado en aquellas celdas. Pero no era la falta de actividad lo que le mantuvo despierto, sino que algo le rondaba la cabeza. No había entendido la reacción de Tarkhan al serle recordado su último encuentro. El Gato Sonriente parecía actuar como si no recordase nada de lo acontecido.
Fuera como fuera, el monje se quedó de vigilante mientras el resto dormía. En aquel extraño espacio dimensional, el cual había sido ubicado junto a la esquina sureste de la sala, donde había una mejor visión de toda la estancia, tenía una pequeña ventana que daba al exterior y desde donde podía vigilarse lo que sucedía en el plano material. Y eso hizo, mirar por la ventana, mientras el resto descansaba.
Habían pasado un par de horas, cuando el monje fue testigo de movimiento en la zona. Un grupo de ogros caminaba hacia la sala de los calabozos. Xhu Lei Hanzo se sobresaltó y casi lanzó un chillido temeroso de que le vieran. Luego recordó que no podían verle. ¿Pero podrían oírle? Por lo que fuera, decidió ahogar el grito y acercarse a Tarkhan.
- Tarkhan... - Le susurró al oído. - Tarkhan, ¿duermes? - Y le zarandeó levemente.
Tarkhan se incorporó algo desorientado, levantándose sobre los codos.
—¿Qué ocurre? —protestó.
Entonces miró por la ventana mágica en dirección a los ogros.
—Tranquilo. No nos ven, y no pueden acceder al espacio al tener la cuerda recogida.
Se llevó la mano al pecho y cerró los ojos mientras tomaba aire.
- ¡Menos mal! - Exclamó. - ¿Pueden oirnos? - Estaba realmente asustado. - Tarkhan yo... - Tragó saliva. - Quería pregutnarte algo. ¿No recuerdas cuando viniste a entregarme la estatuilla?
—Tampoco —respondió.
Se encogió de hombros.
—No solo es que no me acuerde, es que no te veía desde el orfanato.
Le pinzó el remordimiento. Había estado tan ocupado con todos esos trabajos, y después con su estudio y actividad en la academia de O que no había tenido tiempo de visitar al anciano que le había visto crecer.
—Pero quizá podamos cambiar eso de ahora en adelante.
El anciano se quedó como traspuesto. Su mirada expresaba perplejidad. Negó con la cabeza. No entendía nada. Él estaba allí porqué Tarkhan le había pedido que le llevará aquella condenada estatuilla. ¿Lo había soñado? ¡No, estaba seguro de lo que había sucedido!
- Sinceramente... - Hizo una pequeña pausa. - ...no se qué puedo pasar...
Sonrió ante la propuesta del anzano. Para él Tarkhan había sido algo parecido a un hijo. Había cuidado de él en el orfanato, como de muchos otros niños, pero Tarkhan era especial. Eso lo tenía claro.
- Eso espero amigo, eso espero. - Le dijo complacido. - Intenta dormir un rato más. Yo también lo intentaré...
Alex sonrió ante la palmada y la declaración de Aenifer, y se quedó embobado mirando el culo de la chica que subía por la cuerda. Cuando ella terminó de entrar en el bolsillo dimensional, desapareciendo gradualmente dentro de los límites invisibles, le pidió a Squeaky que se escondiera y subió.
Una vez dentro buscó un rincón alejado para acostarse y se tapó con una manta, no era mentira que apestaba y si bien él ya se había acostumbrado en parte no quería imponerle a nadie el aroma a meado de trasgos, sudor, sangre y mierda que llevaba encima.
Gaderick no se fiaba del espacio dimensional creado por el truco de cuerda, o tal vez de lo que no se fuabavera de sus fuerzas.
-No se preocupe, hombre, yo le ayudaré a subir. Y le aseguró que estaremos mejor ahí dentro que aquí fuera, bien a la vista de esos trasgos-
Si fuese necesario Belbara empujaria al anciano hacia arriba sabiéndolo con sus manos en el flácido culo del viejo. Nada agradable para ella, pero como clériga de Brook haría lo necesario y no podía abandonar a aquel hombre a su suerte. Eso y que, encontrar al viejo solo y tembloroso llamaría un poco la atención de los pieles verdes.
Una vez a salvo se apartó lo que pudo del grupo y se puso a meditar con una seriedad absoluta. Y asi, sentada con las piernas cruzadas y la espalda muy recta, cerró los ojos. ¿Meditaba o ahora dormía? Solo Brook y la misma Belbara lo sabían, pero ninguno de los dos iba a hablar con ellos en ese momento.