Partida Rol por web

- Iré contigo. - Dijo Elliferum. - Eres la razón por la que estoy aquí. - Sonrió. - Y también la razón por la que me falta una mano. - Soltó una carcajada. - Pero eso no viene al caso. - Miró al resto. - ¿Venís con nosotros?

Me daba cuenta de lo que estaba haciendo. Sabía que moviéndome de un lugar para otro, quizás ponía en peligro a los demás y no deseaba su sangre en mis manos. También era consciente de que detrás de cualquier puerta podía haber un ejército de trasgos esperándonos y que había más que un riesgo en cada decisión que tomaba.

Pero no me quedaba otra.

Tenía dos lugares por donde ir y uno de ellos, de donde veníamos, todavía tenía algo que enseñarnos, aunque fuese la muerte. Pero era mi decisión. No acusaría a nadie por no acompañarme y de hecho, quizás fuera lo mejor, puesto que podían probar por el otro lado e incluso tener más suerte que yo.

No esperaba que Eli se uniera a mi búsqueda. Eso... me llenó de orgullo y admiración.

-Sabes que puede que detrás de aquella puerta... hallemos nuestro final, ¿verdad, mi querido amigo? -le dije, colocando una mano sobre su hombro y mirándole fijamente -. Si de verdad no te importa, será un honor luchar una vez más contigo... y tal vez morir como merecemos, blandiendo nuestras armas y derramando sangre de nuestros enemigos.

Posó sus ambas manos sobre los hombros de Valyëvan, bueno más bien su mano y su muñón, y le miró a los ojos. 

- Es lo que llevo buscando desde hace tiempo. - Sonrió. - Mi destino era morir en la arena y tú me lo atrebataste. Que menos que me ayudes a morir. - Soltó una risotada. - ¿Alguien más quiere morir hoy? - Les preguntó al resto.

—No, la verdad es que no. No tengo ninguna prisa por morir —se sinceró Tarkhan.

Ellos tampoco deberían, pero no sería él quienes dijeran cómo debieran comportarse.

—Mi preocupación es buscar a Aenifer en el sitio en el que sea más probable de encontrar, no inmolarme en un fútil intento de autorredención.

El anzano miró a Alex.

—Tenemos un batidor en el grupo. Yo creo que deberíamos aceptar su opinión, como si fuéramos uno, y no tirar cada uno por nuestra cuenta.

Alex meneó la cabeza ante la impulsividad de Valy, ciertamente lo que tenía de impulsiva le faltaba en el departamento de las ideas. - ¿En serio Valyëvan? ¿Tu idea de salvar a Aenifer es asumir que la tomaron prisionera unos ogros que no la estaban violando allí mismo y lanzarte a atacar esa fortaleza? Si Aenifer hubiera entrado a esa sala estaría muerta, o peor, lo sé muy bien, y no vi nada allí que sugiriera una pelea. - señaló hacia el norte - El pasillo del norte, ese es el camino más probable, porque si esta al sur, está muerta.

Si Tarkhan, o alguien más,  había esperado una idea clara, un plan detallado, o una razón válida para ir en otra dirección que la que señalaba Valy seguramente estaría decepcionado, porque Alex no estaba en condiciones de pensar correctamente.

Esbocé una sonrisa.

-¿Tienes miedo a morir, Alex, o es que simplemente, ya la has dado por perdida y no quieres arriesgarte? -le dije a Alex, volviendo a sentir aquella rabia interior porque hubiese arrastrado a mi amiga a aquel enjambre de trasgos.

Después, me volví hacia Tarkhan.

-No te preocupes. Puedes tener razón, desde luego, pero si tengo que acabar con todos los trasgos de este lugar para encontrarla, eso es lo que haré. Vosotros id por el norte, siguiendo a vuestro... "batidor". Si la encontráis, saludad a Aenifer de mi parte y decide que nos veremos en los Campos Elíseos. 

Finalmente, miré a Eli. Él y yo teníamos una cita con nuestro destino y no tenía ninguna intención de llegar tarde.

-Vamos, Eli. Vayamos al encuentro de las Keres.

- Iré contigo, Tarkhan. - Intervino el monje. - Eres el motivo por el que estoy aquí y no tendría sentido separarme de ti. Además, creo más probable también que la chica esté en el norte que no en el sur. - Se encogió de hombros. - Mucha suerte. - Les dijo a los vovits que marcharían al sur.

-  Iré con Tarkhan al norte. - Dijo la enana mirando con tristeza a la testaruda Valyevan. Si la semielfa quería morir como una loca, allá ella. - Suerte en la zona sur. Espero volver a veros. - Y realmente lo deseaba, pero esperar verlos, no lo esperaba, como mucho vería sus cadáveres.

Finalmente el grupo se separó. El grueso del mismo, con los dos anzanos, la enana, el vovit y el monje desfigurado fueron al norte, mientras que Valyevan se marchó al sur junto con su fiel y temerario Eliferum Anjo. Si se iban a volver a ver o no, era toda una incógnita.

El primer trasgo en acabar la faena, se marchó de la vista de Aenifer. Era evidente que tras eyacular en su interior, había bajado la guardia. ¿Se iría a dormir? Era posible, parecía agotado. Además, seguía sangrando por las heridas que ella misma le había infringido. Ella misma estaba manchada con la sangre de aquel piel verde.

Mientras tanto, el trasgo que tenía sobre ella, siguió violándola, pero lo hacía de forma menos agresiva, tanto que casi ni le dolía. Parecía que sus súplicas habían surtido efecto y al menos, aunque seguía siendo una aberración, sentía que si se cansaban pronto y finalmente los trasgos acababan la faena, era posible que la dejasen en paz y con vida. 

El tercero en discordia le soltó el brazo y acercó su miembro a la boca de Aenifer. Fue entonces cuando empezó a menearsela delante de ella. Acercó su pene a  su boca y su glande tocó contra los labios de la semielfa. El trasgo le miró entonces a los ojos como suplicando. 

- Nyka izh jukj... - Le dijo, era evidente lo que le pedía.

El vaiven que sufria mi cuerpo apenas lograba sacarme del sopor de estar al borde de la inconciencia. Las penetraciones continuaban sin cesar, sin descanso, con ritmo continuado, pero ya no me dolian, no sentia nada, mi cuerpo estaba entumecido en un dolor generalizado que solo podia asimilarse de manera catatonica. 

Mi ojos abiertos miraban sin percebir alguna imagen real, mi cerebro apenas podia procesar el dolor, el asco y la repulsion que sentia a cada segundo, sobre todo asco por mi misma al permitir todo eso con la excusa de sobrevivir, como podria vivir despues de eso, como podria vivir preñada de esos bastardos, como podia volver a mirar a Alex o a Valy. 

Las lagrimas no dejaban de caer por mis mejillas cuando sentia que soltaban mis brazos y podia moverme. Aquello ligero un poco el dolor de mis extremidades superiores al poder circular la sangre de nuevo pero no tuve tiempo de disfrutar el alivio cuando senti la verga verde y mal oliente en mi boca. 

Era el final, sabia que tenia que hacerlo, si me negaba iba a morir, pero aquel hedor ya me daban arcadas que apenas podia controlar, mi boca se abrio  solo un poco automatizada por todo lo que pasaba pero sin ser conciente realmente hasta que aquel ser metio su pedazo de carne en mi boca y comenzo a follarme golpeando mi garganta en cada embestida. 

Ni siquiera mi peor cliente en Arthanis me habia preparado para ello asi que trate de no pensar en lo que ocurria, no podia pensar, racionalizar o asimilar lo que pasaba, tenia que bloquear mi mente para mantener la cordura, luego tendria tiempo de poder hacer algo, pero primero tenia que salvarme, primero tenia que saciar a estos engendros.

Sabia como dar placer, era buena entonces y sabia que aun podia hacerlo y si lograba hacerlo bien solo duraria unos segundos, unos segundos mas.

Cerre la boca engulliendo aquel miembro de carne mientras mi lengua comenzo a dar vueltas alrededor de la piel y buscando el frenillo aunque fuese mas dificil al ser penetrada simultaneamente. Ya no habia dolor, solo resolucion por sobrevivir, asi que mi mano se puso sobre su cadera para tratar de controlar su ritmo y que dejara de golpear mi garganta mientras mi otra mano acariciaba sus asquerosas bolas llenas de saliva.... mi saliva.

Cerre los ojos y me concentre en mi labor, tenia que dar la mejor mamada de mi vida, porque mi vida dependia de ello.