- Recibido, Fuego II, volvamos a casa a brindar por el éxito y por los caídos - Dije, casi con un suspiro, al salir hacia el destructor, cuando la explosión del ala-X nos había dejado el camino expedito hacia el hangar del cual habíamos salido. La misión fue un éxito. Si.
Aunque no había sido mi actuación más brillante, me alegré mucho cuando arribamos al Calamidad. La verdad había sido una misión en su conjunto victoriosa, pero había sido dolorosa, habíamos perdido al Jefe Fuego y a Fuego III, y esas horas de combate, de entrenamiento, de simulacros, de charlas en la cantina del destructor ya no volverían. La verdad, eso era lo que a veces quedaba, tras la adrenalina, cuando habías perdido a un compañero, ir a la cantina a brindar por ellos.
Cuando bajé del bombardero, lo miré enfadado por los dos o tres errores que casi me cuestan la vida, aunque al final me despedí de él con un "hasta luego", bajé y me quité el casco, e iba a dirigirme a Valery para proponer ir a la cantina, cuando por el rabillo de ojo vi algo que me hizo recuperar la postura marcial. El comandante.
Nos felicitó. Nos propuso un ascenso. Cielos. ¡No! Eso implicaría dejar de explotar cosas y de sentir la emoción de las voladuras y las misiones, aunque fuera la vida en ello. Vi que Valery lo aceptaba, y yo, sin querer ser descortés, me cuadré ante el comandante, y le expresé - Señor, estoy para lo que el Imperio me pida. Sin embargo, quizás podría quedarme el mando del Grupo Fuego, y seguir pilotando, escoger nuevos pilotos y entrenarlos en el arte del TIE- Bomber. Usted bien sabe que los Fel estamos en nuestra esencia a los mandos de los TIE, señor. Sin embargo, puedo realizar algunas tareas ejecutivas, si lo necesitan, claro está. - ¿Y si me dejaran ser líder de mi propio escuadrón? Eso era un ascenso, claro está, pero de otro tipo. ¿O tendrían otros planes para mi?
El Comandante asintió ante la respuestas afirmativa de Valery, y sonrió un poco ante la petición de Jund, como si lo hubiera sorprendido. Y fue así. No todos los pilotos alistados dedicaban su vida al Imperio y la lucha contra la escoria rebelde, simplemente algunos les gustaba el placer de la batalla (en este caso de la lucha bombardera).
Podremos estudiarlo, piloto -le respondió a Jund en base a poder liderar una escuadrilla; aunque parecía del todo una respuesta afirmativa-. Después asintió a Valery y se giró, marchándose por la bahía de embarque hacia los ascensores. En vuestro recuerdo quedó el líder Gondo y Dana Pokta, que no habían sobrevivido a la batalla naval. Y quedásteis allí, como protagonistas de la destrucción del último reducto en Bimmiel, planeta que no volvería a estar bajo el influjo de la Alianza hasta mucho tiempo después.
FIN