Tras obtener una copia de la grabación los dos compañeros se dirigieron directamente a la estación de policía, era necesario abrir el caso de la agresión a Spinola y poner a todos en la comisaría sobre aviso. Lo más probable es que esto fuese un ajuste de cuentas suyo, pero en cualquier caso, lo sucedido en los últimos días empezaba a cobrar un cariz preocupante.
Jurado se defendía en el volante por el trafico madrileño mientras Montalbano hacía lo mismo con su móvil.
Una vez en la comisaría pidieron a la científica obtener la imagen más clara posible del presunto asaltante, para ser distribuida entre los inspectores, agentes y patrullas de la ciudad. Montalbano abrió y consigno en el archivo correspondiente las conclusiones de su investigación en el piso del compañero y se reunió de urgencia con el comisario para ponerle al tanto. La comisaría y otras comisarías de Madrid estaban al tanto, así como la seguridad de aeropuerto y estaciones de tren de la capital. Había orden de búsqueda y captura.
Cuando la cosa ya estaba en marcha por fin Pedro y Guillermo tuvieron un momento para calmar los ánimos.
—Si jurado. Tenemos lo de Chamberí pendiente. Pero tengo que pasar a hablar con la hermana de Spinola. No puedo quedarme con esto dentro ahora que lo tenemos. La mujer merece la verdad. Él merece la verdad.
Bueno pues quizá me paso un poco más de rosca de lo que tú consideras pero básicamente mi intención Montalbano logre movilizar así de a tope a toda la policía.
Y el siguiente paso sería una escena que podemos omitir de Guillermo contándole en confidencia a la hermana de Spinola lo que saben. Después de eso Chamberí.
Montalbano entró como un torbellino en la estación. Dejó a Pedro encargándose del papeleo1 de la nueva investigación mientras solicitaba encontrarse con el comisario. Para su sorpresa su superior estaba desaparecido desde esa misma mañana y nadie parecía poder localizarlo. Aún así pudieron cursar la nueva investigación sin problema y el encargado del turno asignó prioridad a la nueva investigación. Ningún policía se quedaría de brazos cruzados sabiendo que uno de los suyos había sido asesinado.
Las cosas se complicaban. Pero ¿qué había dicho Patricia por Whatsapp? ¿Qué tenían una imagen del asesino de los corazones? Con toda la excitación a Montalbano casi se le pasa por alto semejante afirmación.
Se dirigió nuevamente como un tifón hasta la sala de criminalística. La hermana de Spinola tendría que esperar un poco, igual que Chamberí.
[1] Me da que hemos perdido a Surendil entre los parones.