Cuando la dama se levanta para irse, Tom también hace lo propio para despedirla, le sale de manera instintiva, es evidente que ha quedado impresionado por el porte y la nobleza que emana de la misteriosa mujer. Se da cuenta de que Marlowe también hace un gesto un tanto fuera de lugar y Thomas empieza a vislumbrar algo, pero aún son solo conjeturas.
Una vez Elizabeth se ha marchado, Hiddenstone vuelve a sentarse y procede a recoger la pipa tras tomarse unos instantes para limpiarla cuidadosamente.
-Una velada realmente enriquecedora y exquisita, señor Lees...faltan palabras para agradecer su hospitalidad.