Partida Rol por web

Thandril aguanta en pie como buenamente puede la horrible magia del clérigo y continua con su estrategia de lanzar conjuros de ácido.

Acabemos con los muertos vivientes y después iremos a buscar a ese clérigo.

Aprovechando el movimiento de los Zombies, al intentar acceder a la escalera donde él se ha afirmado, Asperi aprovecha para volver a revolear su mangual contra el más cercano de los no-muertos. Sin embargo, engolosinado por el golpe que ha dado apenas unos segundos antes no calcula la diferencia de altura y la bola con pinchos de su arma pasa sobre la cabeza de su objetivo sin hacerle daño

Malhumorado por la situación vuelve a girar su arma por sobre su cabeza y esta vez intenta un golpe descendente, con el fin de que el zombie no pueda esquivarlo...

En cuanto el nigromante huyó, la noble rescatada exclamó que podía verle desde la ventana de la habitación, lo que hizo que Svalk se lanzase como una flecha al interior de la sala y abriese precipitadamente la ventana.

Desde allí apuntó al hombre y disparó una nueva flecha sobre él, aunque con las prisas no logró acertarle.

Svalk se apresura a la ventana para disparar al clérigo. Asperi mientras tanto consigue golpear en la cabeza a uno de los zombies

Laura continuaba a lo suyo, maldiciendo enemigos y riéndose a carcajadas para prolongar sus efectos. No era buena en combate, pero si apoyando a sus camaradas con sus poderes sobrenaturales.

Thrandil conjura una nueva bola de ácido que lanza contra el zombi más cercano.

Thandril quema la piel de uno de los zombies, mientras los muertos vivientes rodean la escalera y uno de ellos intenta herir a Asperi. Mientras, fuera, Rohkar aguarda tras la pared sin sospechar que Svalk le ve desde lo alto

Svalk apretó los dientes y preparó una nueva flecha mientras miraba al clérigo desde la ventana, el cual intentaba esconderse en el exterior, sintiéndose a salvo de los peligros que salieran de la puerta, pero olvidando que podía recibir ataques desde otros ángulos.

El norteño se tomó un instante para serenar el pulso, pues posiblemente no tendría más oportunidades de acabar con aquel enemigo. Aguantó la respiración y tensó la cuerda, tras lo que soltó su flecha, que voló directa hacia el desprevenido nigromante.

Sin preocuparse de lo que estaba sucediendo a sus espaldas, Asperi se concentró en los zombies que poco a poco se iban acercando a su posición - Porque son tantos? - se lo escuchó murmurar mientras aferraba su mangual con las dos manos y volvía a hacerlo girar sobre su cabeza, dándole inercia para poder golpear con fuerza.

Cuando entendió que la fuerza era suficiente dejó caer la cabeza de su arma sobre la cabeza del zombie y observó con satisfacción como las filosas puntas del extremo del enorme mangual a dos manos arrancaba parte de la carne maltrecha y semi-podrida del no-muerto - Si, así quedareis todos! - exclamó de viva voz mientras volvía a prepararse para golpear en cuanto pudiera volver a controlar los giros del mangual

Poco a poco, sus camaradas iban aprovechando su superioridad sobre los zombies. Primero la flecha de Svalk y después el mangualazo de Asperi, que dieron buena cuenta de sus enemigos.

Kaira continuó haciendo lo que sabía que no era otra cosa que continuar bajando las defensas de sus enemigos con su poder sobrenatural, riéndose a carcajadas que sonaban no muy amistosas. Mientras tanto, volvía a gesticular con sus manos, centrándose en el último de los zombies que aún no había sentido sus poderes.

Svalk abate al clérigo oscuro de un solo flechazo y sin que se percate mientras Asperi sigue ensañandose con su maza con el zombie, que no parece muy efectiva

Thandril sigue optando por la táctica de desgaste y conjuro un nuevo orbe de ácido diminuto que lanza contra el zombi más cercano.

Thandril acaba con uno de los zombies y los otros tratan de alcanzar a Asperi

Svalk no tuvo tiempo de expresar su alegría al ver caer al nigromante, que empezó a correr de nuevo a su anterior puesto a ayudar a sus compañeros.

Apuntó a uno de los zombies y le disparó.

Al notar como sus compañeros comenzaban a dirigir sus ataques contra los zombies, Asperi respiró algo más aliviado, suponiendo que el nigromante ya no resultaba un problema para el grupo

- Ahora es mi turno! - exclamó mientras volvía a revolear su enorme mangual a dos manos por sobre su cabeza y buscaba hundir la cabeza de uno de los no muertos que tenía a su alrededor. Sin embargo, su entusiasmo le impidió apuntar con seguridad y la enorme cabeza con pinchos de su arma paso entre dos de los zombies sin causarle daño a ninguno de ellos.