Por supuesto el dinero tardó poco en salir a relucir. Todo era una cuestión de sacar pasta a los confiados clientes que acudían a su puerta para que les solucionara sus problemas. Pero saber que Helen hacía tiempo que no hacía donativos, quizás porque su hermana le había cerrado el grifo, fue bastante revelador para Dex que se imaginó que quizás los tiros iban por allí. Una actuación propia de los prestamistas de la mafia.
—Oh... Sería estupendo poder reunirme para estudiar cuanto antes. Y por supuesto... Los donativos serán entregados puntualmente por mi parte por supuesto —dijo—. ¿Esta semana sería posible?
Mañana mejor que pasado, pensó el detective que no quería ampliar durante demasiado tiempo aquella farsa estúpida. No sabía si podría soportar demasiada información sobre seres venidos del más allá, dioses y personajes oscuros y malvados que acabarían con el mundo. Como si los propios humanos no fueran ya peligro suficiente.
Por el momento no creía poder conseguir más información de Clara y aún tenía otros nombres que investigar. Aunque empezaba a estar cada vez más convencido que todo aquello de la orden y lo que él consideraba una secta, tenía mucho que ver en lo sucedido a Helen.
-Mañana tengo otras sesiones con otros miembros, pero si quiere pasado mañana podría hacerle un hueco por la tarde-le respondió la mujer mientras se levantaban y le acompañaba a la puerta- ha sido un placer conocerle señor Dex, que la luz Argéntea guíe sus pasos-le dijo como despedida mientras le habría la puerta. No le pidió dinero por el tiempo que habían dedicado y si le dedico una amable sonrisa mientras se despedían, con la intención de volver a verse en un par de días para estudiar más sobre Nodens.
—Pasado mañana es un buen día —dijo Dex, dispuesto ya para irse—. Ha sido usted muy amable dedicándome parte de su tiempo. Intentaré hablar con la hermana de Helen aunque... no le aseguro nada. Gracias por todo y pasado mañana nos vemos.
El detective salió de aquella casa con la sensación de haber estado en un mundo paralelo. No era lo mismo que sentía cuando iba a ver a Peggy, en esa casa el aire místico con el que quería impregnar todo la señora Nebel había conseguido, durante un instante, casi hasta convencerlo.
Pero desde luego Dex sabía que todo eran patrañas, aunque al menos había salido de allí con un par de nombres debajo del brazo. Quizás debería pasarse por la biblioteca para buscar información sobre el tal William Dudley Pelley. Ya investigaría a los supuestos amantes de Helen más tarde.
Encendiendo otro cigarrillo, pues no se había atrevido a fumar delante de Clara, aspiró con fruición la primera calada antes de iniciar un paseo que le conduciría a la biblioteca pública.
La biblioteca pública de los ángeles era un gigantesco sistema con dependencias por toda la ciudad. Llevaba construido relativamente poco, pero su edificio principal, la Biblioteca Central Richard J. Riordan, situada entre los hoteles y los edificios del centro, se había convertido en un edificio emblemático en poco tiempo.
Dexter entro y pidió que le dejaran ojear los libros y periódicos donde se hablase de William Duidley Pelley. Pese a que al principio la mujer al cargo no le puso buena cara logró entrar y que le llevara varios libros y recortes sobre aquella figura. Tras un par de horas leyendo y ojeando los documentos el detective sacó varias cosas en claro.
Lo primero que quedó claro era la acepción de "razas Oscuras" que había utilizado Clara. Según los escritos de Pelley se confirmaba que era un consabido racista y antisemita aunque no estaba claro si Clara Nebel también lo era. Antes de su periodo místico Pelley había escrito relatos y guiones para producciones de Hollywood, incluyendo un par de películas de Lon Chaney.
Ahora dirigía su propia institución de formación espiritual, el Colegio Galahad ("Galahad College"), con sede en Asheville, Carolina del Sur. Cuando Hitler ocupó la cancillería de Alemania en 1933, Pelley se preparó para seguir sus pasos creando la Legion de Plata, una formación fascista.
A pesar de que clara hablase de Nodens, Pelley se presentaba públicamente como cristiano militante. Se presentó como candidato a presidente el año pasado bajo la insignia del Partido Cristiano.
Afirmaba que, durante su experiencia cercana a la muerte viajó al plano hipnodimensional. Además de revelarle su destino sagrado de gobernar el país, la experiencia le confirió poderes de visión de Rayos X, levitación y proyección astral. Pelley afirmaba ser capaz de enseñar todo esto a sus mejores alumnos en el Colegio Gallahad.
Tras dos horas que se le hicieron eternas el detective se estiró. Todo aquello parecía una sarta de tonterías que quizás no llevarían a ningún lado, pero el famoso escritor tenía una residencia en Los Ángeles y podría hacerle una visita si lo consideraba oportuno.
Basura. La sensación que Dex tuvo mientras leia los artículos publicados sobre Pelley le sonaron a basura. No solo debido a sus ideales fascistas sino también por toda la sarta de estupideces que había llegado a publicar. El detective no podía dejar de preguntarse cómo había gente posible de creerse tantas historias de fantasía baratas.
Pero el hecho de que también él tuviera su propia insitución espiritual le llamó la atención. Seguramente solo se tratase de algún lugar donde se aleccionase a los débiles de mente con ideas supremacistas. Un nuevo orden mundial y todas esas idioteces que ya habían situado al mundo en una guerra sin precedentes.
Aunque era un nuevo hilo del que tirar y que, a ojos del detective, tenía más papeletas de ser la causante del estado de Helen que la orden que dirigía Clara. Por suerte, el tipo en cuestión poseía una residencia en Los Ángeles, lo que le daba a Dex la oportunidad de poder visitarlo sin tener que desplazarse hasta Carolina del Sur.
Después de devolver todo el material consultado a la seria y huraña bibliotecaria, el detective se dirigió a la dirección que había encontrado y donde se suponía que podría encontrar al escritor. Tenía que pensar cómo se iba a presentar al hombre ya que dudaba en realizar la misma jugada que con Clara o simplemente presentarse como en realidad era... Un hombre que realizaba una investigación supuestamente criminal.
Dex fue hasta la dirección de Pelley. El escritor vivía en una casa de estilo inglés con un par de macetas bien cuidadas a los lados de las escaleras que llevaban a la puerta principal. Era una buena residencia, si bien no era la élite de Los Ángeles estaba claro que quien vivía allí había hecho un buen dinero. El detective esperó para ver si salía del domicilio, pero no lo vio sin embargo sí que vio entrar a un par de muchachos con bolsas de los ultramarinos con comida y al rato volvieron a salir del domicilio y se marcharon.
No hemos aclarado si Dex tiene coche o si va a los sitios andando o en transporte público. No creo que tenga mucha relevancia en la historia, pero lo mismo estaría bien saberlo por si acaso :)
Vigilando desde el interior del coche, Dex comprobó que poco movimiento parecía haber en la casa. De hecho ni siquiera sabía si Pelley se encontraba en su interior. Pero al ver a dos muchachos entrar con bolsas de alimentos para, después de un rato, volver a salir, se dijo que alguien tenía que haber dentro.
Encendió un cigarrillo antes de salir del coche, dispuesto a llamar a la puerta para concertar una entrevista con el escritor. Aún seguía dudando cómo debía presentarse y, mientras se acercaba a la puerta y llamaba al timbre, optó que lo mejor era hacerlo como lo que era... Un detective.
Esperó a que alguien le contestara mientras el cigarrillo se consumía entre sus dedos.
Digamos que tiene coche ;)
Al cabo de unos minutos el detective escuchó como se giraba la llave de la puerta y luego se abría unos centímetros. Lo justo como para poder ver la cara de William Dudley Pelley, al que reconoció al momento por las fotos que había visto de él. Bien peinado, con una expresión de hastío y desconfianza en su rostro, severo, y rematado en una perilla. Vestía un uniforme paramilitar plateado y le habló con un tono casi teatral, lo que en general proyectaba una imagen de aspirante a Führer de andar por casa.
-Buenos días, ¿que desea?-le preguntó sin ganas.
Como curiosidad, mientras buscaba imagen para ponerle al personaje he descubierto que existió de verdad XD
—¿El señor William Dudley Pelley? —preguntó Dex aunque ya sabia la respuesta nada más ver la cara del hombre.
El detective tuvo que aguantar una expresión de incredulidad al ver las ropas que vestía el escritor. Parecía que se tomaba muy en serio su papel de fascista declarado aunque a Dex, más que impresionarlo, lo que le provocaba era lástima.
—Mi nombre es Dexter Raymond —dijo, sin añadir por el momento su profesión por si acaso le cerraba la puerta en las narices—. Me han dicho que podría informarme bien sobre la luz plateada de Nodens. Que usted es un experto en el tema.
Dex se sentía bastante ridículo en aquella investigación, tratando temas de los que nunca antes había oído hablar y que a él le resultaban fantasías sin sentido de un grupo de enajenados.
Jajajaja... pues vaya. Al final va a resultar también una partida "histórica" XDDDD
El hombre miró de arriba a abajo a Dexter con incredulidad.
-No parece ser usted un hombre de fe, señor Raymond-dijo con desdén sin intención alguna de abrir más la puerta o dejar pasar al detective- Si es usted un periodista vaya al grano por favor y pregunte lo que tenga que preguntar, hoy no tengo mucho tiempo para entrevistas...
Jajaja no que yo sepa, pero por lo visto si que hay personajes y lugares historicos
Dex se daba cuenta que la actitud del hombre le iba a traer algún que otro quebradero de cabeza. Lo que tenía de crédulo para sus fantasías parecía tenerlo de incrédulo con la realidad que lo rodeaba.
Sabiendo que quizás con él las mentiras, y pudiera ser que las medias verdades tampoco, no iban a funcionar, Dex decidió hablar abiertamiento con él.
—No soy periodista —negó con rotundidad, y el tono amable que había utilizado para dirigirse al hombre en primer lugar cambió por uno más contundente, incluso duro—. Soy detective. Su nombre ha aparecido en una investigación que tengo en curso y quisiera hacerle unas preguntas.
El hombre torció el gesto con hastío y asintió.
-Ahora estoy ocupado, pero si se da prisa responderé a sus preguntas-se ofreció sin mucho miramiento-. Seguro que esos rojos han vuelto a decir mentiras sobre mí... panda de vagos...
—No tiene nada que ver con los comunistas —dijo el detective intentando no mostrar la poca paciencia que empezaba a sentir—. Estoy investigando el caso de Helen Deakin, ¿le suena? Me han dicho que usted la conocia.
Dex no estaba muy seguro de que el hombre que tenía ante él conociera verdaderamente a Helen, pero tenía que quemar todos los cartuchos posibles para conseguir un hilo del cual tirar.
El hombre re rascó la perilla pensando unos segundos.
-Helen... La única Helen que conozco era una chiquilla que seguía a Clara Nebel, una de mis más fieles seguidoras. Solo la vi una vez. Era una criatura insípida pero por respeto a Clara, que parecía llevarse bien con la chica, no dije nada-explicó-. Dice usted que no tiene que ver con comunistas, ja. Recuerdo que la tal Helen vino a mi charla acompañada de un joven odioso. No recuerdo su nombre. Cuando terminó la charla tuvimos unas palabras y, por el vocabulario infame de aquel tipo, estaba claro que era un rojo asqueroso. Pero sigo sin ver que tiene que ver todo esto conmigo, ya le digo que solo la vi una vez-insistió el hombre.
—Correcto. De esa misma Helen hablo... —dijo Dex, empezando a dudar si el fantoche que tenía delante tendría algo que ver con lo que le había pasado a la joven—. ¿Podría describirme al hombre que la acompañaba a las reuniones?
Quizás no tuviera su nombre pero igual, con su descripción, alguien podría reconocerlo. Tal vez a Margaret le sonara el joven del que Pelley hablaba y pudiera indicarle dónde encontrarlo.
Además, así tendría una excusa para visitar a la mujer que la había contratado y quizás, solo quizás, pudiera intentar hablar con Helen.
- Era un payaso bien parecido, alto, pelo arreglado... De esos que se piensan que por ser guapos pueden ocultar el hedor a comunista que desprenden-dijo el escritor- no recuerdo su nombre, pero debía ser actor o algo así, recuerdo que no paraba de hablar de cine, de Hollywood y de películas y otras mamarrachadas... ¿Necesita algo más?-dijo el hombre con impaciencia. Desde luego no parecía ser la clase de persona que hace muchos amigos.
Entre sus continuos comentarios despectivos y la actitud tan desagradable de Pelley, el detective empezaba a cansarse de aquel hombre. Además, se daba cuenta que no iba a sacarle más información, pero por lo menos había conseguido una descripción más que añadir a la lista de admiradores de Helen.
A no ser que fuera uno de los cuales ya le habían hablado.
—Por el momento nada más. Gracias por su colaboración —dijo Dex, quizás de manera un tanto seca—. Que tenga un buen día.
El detective se dirigió hacia su coche y, una vez sentado al volante, sacó la tarjeta que Margaret le había entregado. Había llegado el momento de hacerle una visita a la despampanante mujer y, si se lo permitían, también a su hermana.