Partida Rol por web

Veo como mi padre se sienta y acepta la copa que le tiendo a la vez que comienza a hablar, al principio me parece que está divagando sobre nada que tenga importancia en el asunto que nos atañe, pero conforme va hilvanando sus palabras comienzo a entender su significado. Sus dos últimas frases son lapidarias y creo que empiezo a intuir su plan.

Después de vaciar el contenido de la copa se llena otra y mirándome fijamente me hace la pregunta definitiva. Sin apartar los ojos de su rostro mi cerebro se pone en marcha de forma frenética, me paso la lengua por los labios un par de veces intentando crear saliva para contestar mientras siento una gota de sudor bajando por mi cuello. Espero no defraudarlo de nuevo, como siento la boca seca llevo mi propia copa hacia ella y bebo la mitad de su contenido, controlando el tono de mi voz y con una sonrisa irónica me dispongo a responder a la pregunta de mi padre.

- Que los hombres y mujeres de Poniente - contesto haciendo un ademán con los brazos como abarcando a la gente que nos rodea - así lo creen.

Exacto, creen que esa es la capital, que allí estarán a salvo, que estarán más protegidos que en otros lugares y que podrán encontrar un lugar en su vida, un trabajo que les de algo que comer -responde vuestro padre -pero eso no es más que una absurda ilusión. Nosotros tenemos tierras, tenemos comida y tenemos trabajo. Lo que nos hace falta es bocas que alimentar, manos que trabajen para nosotros y que alcen sus espadas contra el enemigo. Y si el resto de Poniente deja de ser un lugar seguro, deja de tener alimentos pues estos han sido saqueados por la guerra y los mercenarios ¿que hará el pueblo llano? ¿que no venderán a un señor a cambio de comida?

Oigo la explicación completa de mi padre, y conforme va avanzando su descripción una sonrisa se forma en mis labios.

- Jajajajaja, - río cuando acaba de hablar, vacío el resto del vino que me queda en la copa y la lleno de nuevo - Me rindo ante tu inteligencia padre, - digo haciendo una exagerada reverencia en su dirección - no quieres sentarte en el Trono de Hierro de Desembarco del Rey, quieres que Roca Lannister sea la nueva capital de Poniente. Por eso no te importa qué pase con la actual capital, lo único que importa es que las Tierras de Occidente sobrevivan a esta guerra siendo lo más neutrales posible y perdiendo lo mínimo. No va a ser fácil conseguirlo, pero como todos están cegados por ese incómodo trono de espadas puede que hasta lo logremos. Por un gran cambio. - con otra carcajada levanto la copa hacia su persona y bebo el contenido de golpe.

Por un gran cambio -dice tu padre con los ojos brillantes, vivos, jóvenes pese a su edad. Ya tengo a algunos hombres trabajando en ello, haciendo que el resto de Poniente sea algo menos seguro, con menos recursos. Y, como son mercenarios sin nombre, nadie sospecha de nosotros. Solo tendremos que esperar a que alguien nos corone, hijo, mientras ellos se matan entre sí -concluye tu padre sonriendo -y ahora debes partir, hijo, partir hacia el Nido del Águila para obtener nuevos aliados, al menos aliados temporales.

Es la primera vez que veo esa mirada en la cara de mi padre dirigida a mí, un sentimiento hasta ahora desconocido me embarga y mi pecho parece que se infla a la vez que mi sonrisa se ensancha con la suya.

- Haré lo que dices padre. - contesto mientras lleno la tercera copa, paladeo el primer trago que doy y continúo hablando mientras me siento - Marcharé al Nido y obtendremos aliados, y, por supuesto, probaré la mercancía de los valles - una sonrisa irónica aparece en mis labios - mientras espero a que tus planes den sus frutos y a tu señal para volver.

Doy otro trago al vino de mi copa dando por finalizada la conversación y me quedo a la espera de que mi padre no tenga nada más que añadir.

Tu padre asiente con la cabeza y se marcha. Ves que da un traspies al llegar a la puerta, ya no tolera tanto el vino como antes.

Cuando mi padre sale de la habitación sacudo la cabeza.

- El problema creo que lo voy a tener con Gaheris - murmuro al quedarme solo - no sé si aceptará todas las instrucciones. Espero que Miriamele lo controle.

Me acabo el contenido de la copa y me dispongo a descansar unas horas en la gran cama.