Partida Rol por web

Pues ya te  puedes ir clavando una estaca tu mismo, si pretendes que me arrastre por tu ciudad buscando el favor de alguien. Este es un juego al que evidentemente hay que cambiarle las reglas.

-- Ha sido un placer Capellán, nos veremos en la fiesta entonces. -- Mi saludo es un poco mas seco que el tono que he usado hasta ahora. Lo justo para hacerle notar cierto descontento pero no tanto para que se vea obligado a notarlo de inmediato.

-- Fräulein, después de usted -- Abro la puerta, la dejo pasar y la acompaño para luego seguir al criado

Abandonáis la iglesia y al cabo de una hora aproximada en la que os da tiempo de conversar e intercambiar diferentes posturas llegan los carruajes que os llevarán a el Hostal. 

-Muchas gracias, señor Bennett, es todo un caballero -dije cuando este me abrió la puerta y, al salir, le cogí de su brazo, una dama siempre debía de ir acompañada de un caballero.

-¿Ha estado usted en París antes, señor Bennett? Éste es mi primer viaje a esta ciudad, si usted la conoce... ¿me la podría enseñar? no querría terminar en un callejón oscuro o asediada por una panda de babosos -dije esto último con un deje de asco en la voz y conteniendo un escalofrío.

Y ahí estábamos, dos desconocidos que habíamos llegado allí por ve tu a saber qué y que conviviríamos en el mismo hostal al menos una noche- espero que haya doncellas de cámara, si no lo voy a pasar mal para arreglarme... ¿tiene alguna espectativa o deseo de su estancia aquí, señor Bennett?

Drake estaba enfadado, y dejaba traslucir algo de su estado de ánimo. 

-- Lo siento, Faülein Heiloff. Es mi primera visita a París también -- Hay un dejo en el tono de Drake de que si por el fuera también sería la última.

-- Quizás no debería preguntar esto pero una respuesta breve puede ampliar muchísimo nuestros horizontes actuales... ¿ha enfadado a alguien en Berlín que considerar que este viaje podría ser "instructivo" para usted? -- Drake se gira para mirarla directamente a los ojos. Es la primera vez que su mirada se vuelve dura y fría. Ahora está hablando de vástago a vástago y sin pretensión ninguna de pasar por humano.

-Bueno... que yo sepa... -le miré a los ojos y luego la desvié hacia arriba mientras me doy toquecitos con el índice derecho en los labios, pensando- a unas cuantas mujeres de esas cortes no les caía bien, la envidia ya sabes... y saber cosas de ellas que no querían que se supieran... pero no moleste a ningún miembro del consejo ni de los "altos cargos" de verdad.

Me quedé aguantandole la mirada un momento y entonces caí en la cuenta- puede que supiera demasiados trapos sucios de la gente de por ahí y tuvieran miedo que averiguara más.

-- Pues aqui, Fraülein Heiloff tenemos dos alternativas. Una es ir cada uno por su lado, intentando pisar con el pie justo en el momento correcto. La otra es recordar que ambos estamos aqui, "invitados" por nuestros superiores, bailando al son de una música desconocida y seguramente para pagar los platos rotos de alguien más. En ese caso podríamos bailar juntos, por decirlo de una manera. -- La mira con intensidad y se acerca un poco. Sabe que en esos lances, siglos o no sobre los hombros siempre será derrotado por una mujer pero hay códigos que no cambian, aunque cambien los siglos.

Le abracé el brazo y me pegué a él un poco mientras le miraba a los ojos- Eso de bailar juntos me parece bien; pero podríamos intentar bailar al son de nuestra propia música, ¿no? -sonreí de nuevo- porque parece que será difícil hacer que ellos bailen al son de nuestra música.

Y tras esto me quedé esperando en silencio a que llegaran esos carruajes para llevarnos a nuestra habitación temporal.

Bueno, empecemos el juego desde cero, pero al menos tengo a algún conocido de inicio. Veamos como se desarrollan las cosas.

Acudís por lo tanto juntos a Saint Pierre. Pasáis a la escena de Saint Pierre