- ¿Mmm?
Me quedo mirando a Uriel. Eso de no querer entrenar conmigo me ha pillado por sorpresa. Carraspeo con la garganta. El Rey Muy los ha enviado. ¿Pero quienes son? Giro un poco la cabeza para poder verlos a todos.
- ¡¡Que sorpresa!!
Allí estaba aquella hermosa dama que una vez hizo una cosa que nadie había hecho por mi. ¡Lo recordaré toda mi vida! Me acerco a ella.
- ¡Vaya, vaya! Así que eres tú... ¡...la joven que le regalé una pieza de la armadura del Grifo!
Sabía que en cualquier momento se acordaría de mi. Me sonrojé cuando me recordó lo de la armadura.
- Hola. - Dije tímidamente. - ¿Como está maestro?
Cuando oigo al viejo decir que le regaló una pieza de la armadura a Mlu alzo una ceja, aquel hombre no tiene pinta de ir regalando cosas por ahí, pero bueno, tampoco me importa demasiado lo que haga. Meto las manos en los bolsillos y contemplo la escena sin intervenir porque la atención del viejo parece centrarse en mi compañera.
¡Por fin han encontrado al Troll Liebre! Pero.. ¿Conseguirán su ayuda para apagar el fuego del Monte Apyr?