La mirada de Taddeus era impenetrable tras el yelmo, lo que en aquellos momentos era una ventaja, ya que la actitud de sus ocasionales enemigos había ablandado un tanto su rictus. No obstante, su postura corporal permanecía firme y marcial.
- Bien -dijo con la voz grave. Habiendo depuesto las armas la soltaré, pero antes debéis decirme el destino de los niños de Niom. Os doy mi palabra que una vez que sepa eso tendréis a su amiga de nuevo entre ustedes.
Motivo: convencer a los trocalengos
Tirada: 2d6
Resultado: 6(+2)=8 [1, 5]
Jefe, por las dudas dejo una tirada de +car
El joven que tenía aspecto de ser más mayor dio un paso al frente, con su arco en alto, depositándolo en el suelo lentamente, sin perder nunca de vista a su compañera, presa entre los dedos del paladín.
- Tranquila, detente Nara, todo... Todo va a ir bien.
La niña dejó de revolverse, pero no le gustaba estar retenida por una espada, así que tampoco es que se pudiese relajar por completo, aun así se abstrajo, olvidando al enemigo a su espalda, concentrándose en las negociaciones de su compañero.
- Me llamo Gafo, ella es Nara y este, a mi espalda, es Icor. Nosotros... No somos de aquí. Una sombra nos obligó a traerla a este lado, pero, pero nosotros no hemos tocado a los niño de Ni... ¿Niom? Ni los hemos visto ni... Nada, créeme, te lo juro.
Icor también depositó su arma en el suelo mientras Gafo parlamentaba. Ambos portaban unas pequeñas dagas en su cinturón, pero a no ser que las usasen en un ojo o directamente sobre una herida abierta, no parecían ser más peligrosas que un cortaplumas.
- Nuestro abuelo Dotu es...- El brillo de dolor seguía flotando en sus negros iris. - Era un sabio en los caminos tortuosos en nuestra aldea. Era capaz de ver otros lugares en... En el agua o cristales pulidos o... En espejos, aparte de tener otras habilidades, así que ella, la sombra, atacó nuestro poblado y le obligó a mostrarle esta ciénaga en un lago, cuando ella le empujó, tomándolo por el hombro, nosotros saltamos sobre ellos. Aparecimos cerca de este templo - Comentó, refiriéndose al Palacio de las Sombras. - Y nos hicimos fuertes en él, pues la sombra no quería más de Dotu por ahora. Aun así este lugar nos enferma, y tuvimos que tratar de proteger a nuestro abuelo, que se fabricó ese guardian de carnes muertas para vigilar su lecho mientras buscábamos plantas medicinales.- Hablaba con toda seguridad de aquella criatura que había atacado a los aventureros en el pasillo.
- Nosotros solo queríamos volver a nuestro pueblo.- Atestiguó antes de quedar en silencio.
No hacía falta otra tirada, Taddeus, con la anterior ya habías logrado metértelos en el bolsillo ;D
Difícil imaginarlos mintiendo. Las criaturas hablaban con la angustia aprisionándoles el cuello. Alek conocía esa cadavérica mano, había sentido su frío agarre muchas veces.
- Creo que encontramos a los responsables de lo que pasa en Niom - murmuó Alek apesadumbrado. - Pero no al culpable, que debe ser esta "Sombra" -
Miró a Colmillo, recordando cómo se habían encontrado, y agregó: - Tendríamos que llevarlos a Niom, no podemos dejarlos solos aquí -
Tras la última frase del pequeño, Taddeus aflojó su presa de la niña y envainó su espada. Su imagen era deprimente, cubierto de pies a cabeza de barro, polvo, sangre y otras cosas menos identificables.
- Lamento la suerte de tu abuelo -dijo con seriedad.
Asintió a las palabras de Alek.
- Intentaremos ayudarlos a volver a vuestro pueblo, pero antes necesitamos encontrar al culpable de estos problemas. Como dijo mi compañero, la misma sombra que los trajo puede ser la que roba a los niños de la aldea cercana de Niom. Debemos detenerla.
La niña escapó del brazo de Taddeus para ir corriendo al encuentro de Gafo, al que abrazó, sollozando contra su cuerpo, apretándose como si tratase de fundirse en él y pidiendo perdón por haberse dejado atrapar.
- No pasa nada, Nara, no te preocupes, no es culpa tuya, simplemente ni tan siquiera tendríamos que estar aquí, mucho menos terminar así.- Miró no sin cierta rabia, pero agradeciendo que no hiciesen daño a la pequeña, al paladín y sus compañeros. - Nos habíamos quedado aquí solo porque Dotu estaba demasiado débil como para sobrevivir si comenzábamos a zarandearlo o tratábamos de introducirnos en algún poblado cercano, pero supongo que ya no se nos pierde nada aquí.
El tono de voz del joven parecía propio de una persona más adulta. Tomó de nuevo su arco peor lo deslizó rápidamente sobre su cabeza, dejando que reposase contra su tronco, como señal de que no tenía ninguna intención de volver a atacar.
- ¿Podemos... Ir con vosotros a Niom?- Gafo hablaba por los tres desastrados jóvenes trocalengos, que acababan de perder a su protector y no sabían qué sería de sus vidas, pues con él puede que se hubiese cerrado toda posibilidad de volver a abrir un portal hasta su mundo, así que su única esperanza, y su afán de venganza, se enfocaban ahora en el enemigo común que parecía unirlo a aquellos aventureros: encontrar a la sombra que les había arrancado de sus camas.
- Dotu hacía que el palacio cambiase de emplazamiento cada día, para que nadie pudiese localizarnos, eso es lo que meraba sus propias fuerzas. Podía hacerlo por una afinidad espiritual con el edificio y sus creadores, no es que él tuviese tanta fuerza como para hacer algo así solo. Esto nos permitía escondernos de los lugareños y los peligros del pantano, pero no nos privaba de explorar la zona. Creo que podemos guiaros fuera de la ciénaga sin peligro, si aceptáis llevarnos.
Era difícil saber si el joven realmente ofrecía aquello como un trato o simplemente para terminar por asumir las nuevas circunstancias, pero si decía que era capaz de guiarlos lejos de las pozas de ahogadores era una opción que harían mal en desaprovechar.
¿Qué hacéis?
- Volvamos entonces - dijo el explorador guardando su arco - mi nombre es Alek, y este lobo es Colmillo. Les prometo que buscaremos la forma de ayudarlos -
Volvamos nomás, confío en los chiquillos para que nos guíen.
Taddeus asintió a las palabras de Alek y se dispuso a dejarse guiar por sus nuevos compañeros.
Como Gafo había indicado, los conocimientos de los jóvenes sobre el pantano eran pasmosos. Se deslizaban con rapidez, saltando y deslizándose por las zonas de barro fresco o apartándose de las nubes de mosquitos o salidas de fuego más peligrosas, aparte de molestarse en encontrar caminos alternativos para que los 'torpes aventureros' (La torpeza que daba la edad), no precisasen encaramarse a las ramas y poner en peligro sus crismas. Hasta los fuegos fatuos parecían alejarse de la peculiar tropa de exploradores, como si subiesen que en presencia de los trocalengos sus engaños no iban a funcionar con ellos.
En menos de una hora habían alcanzado las lanzas con las que los habitantes del pueblo marcaban el avance de los lodos, y para su asombro, comprobaron que estos parecían rebasado en varios metros la marca que habían visto al llegar al mediodía. Definitivamente aquel pantano parecía vivo y deseoso por extenderse, haciendo suya toda la tierra que tocaba con su viscosa esencia.
Una vez fuera de la zona, fueron los aventureros los responsables de guiar a los nuevos reclutas hacia el pueblo, ya que ellos, por advertencia de su abuelo, habían procurado mantenerse alejados de los asentamientos vecinos.
Desde el punto en que alcanzaron a los vigías de la frontera de Niom, la inquietud se extendió, aún sin palabras, entre los habitantes del pueblo, pues muchos no habían visto nunca a un trocalengo, pero eran conocedores de las leyendas y habladurías que existían sobre estas criaturas.
El alcalde terminó saliendo al paso de los aventureros, cuando estos se dirigían a sus aposentos, conocedores de que lo primero era dedicarse a la higiene y cambiarse de ropas, así como curar sus heridas, y fue Stella la encargada de capear con el temporal. La gente era miedosa y no daba el brazo a torcer y parecían estar convencidos, como los aventureros lo habían estado al principio, de que aquellos jóvenes eran culpables de lo que había pasado a sus niños.
Hasta los padres de las criaturas se acercaron a ellos, primero amenazándolos para luego suplicarles entre lágrimas, pero Gafo y los suyos no tenían respuestas para ellos, por mucho que quisiesen poder ayudar a aquellas personas, al menos para que les dejasen descansar entre ellos.
Motivo: razonar
Tirada: 2d6
Resultado: 8 [2, 6]
Pequeño avance. Si queréis hacer algo o hay alguna zona del pueblo que queráis visitar o preparar algún plan, podéis, si no, procuraré hacer avanzar la escena de la llegada y la noche mañana por la tarde.
Lo pongo como nota porque no sé si llego hoy a postear algo más elaborado.
Alek tenía la intención de hablar con la maestra, preguntarle sobre la vela y las estatuillas encontradas, ver si puede cuidar a los chicos trocalengos y devolverle el objeto que encontró (que tengo que explorar los mensajes anteriores para recordar qué era).