Partida Rol por web

El hombre se levanta del suelo y completamente desnudo colabora con Daphne en atar a los dos camellos juntos, con la seguridad personal de saber que no tiene absolutamente nada mejor que hacer en lo que le queda de vida.

- Suerte en su viaje.- Le dice.- ¿Será capaz de encontrar el camino por el desierto sin la ayuda de sus compañeros?

La mujer suspiró pesadamente. Estaba francamente asustada por lo que iba a hacer, pero no podía detenerse. Tratando de aparentar calma miró al cielo.

Sé por donde sale y por donde se pone el Sol. Sé en que dirección está la civilización y tenemos mapas. También una brújula. Sirva o no, pronto vendrán un montón de niños que necesitarán ayuda—de nuevo, la mirada se posó preocupada en la puerta. Quizás tardasen días. Quizás horas y ella tenía un largo camino por delante— Si vuelven pasadas unas horas, digales que disparen al aire. Supongo que lo oiga. SI han pasado unos días, dígales que he ido a por ayuda. ¿Algún consejo para el camino?

Su destino está marcado y no van a volver a cruzar esa puerta.- Te dice en el mismo tono con el que volvería a explicar algo a una niña pequeña que no quiere entender.- Pero si eso le hace irse más tranquila tiene mi palabra de que sus compañeros serán informados de sus deseos.

Tu última pregunta de deja pensativo, su cara cambia y puedes ver como se esfuerza en pensar que responderte.- No....

... no recuerdo que hay fuera de este templo. Mi mente está en blanco, como si nunca hubiera estado fuera.

Daphne se subió al camello. Una parte de ella se debatía entre irse inmediatamente o insistir. A pesar de todo, le parecía mál abandonar a un anciano.

—Imaginemos que tiene razón. No la tiene, le aseguro que volverán. Pero si la tiene... Su misión ha terminado, y dará igual que se encuentre aquí o en otro lugar. Acompañeme, por favor... Le ayudaré a recuperar la memoria.

El viejo niega con la cabeza mientras contesta.- Permaneceré aquí hasta que el Abridor de caminos decida.

Daphne suspiró. Lo había intentado pero aquel anciano parecía estar dispuesto a quedarse allí hasta La Segunda Venida. En cualquier caso, ella no tenía tiempo que perder. Con el miedo invadiendo cada fibra de su ser, la mujer se puso en marcha, dispuesta a atravesar el desierto y consciente de la locura que era.

Con ayuda del viejo desnudo ataste dos camellos y trasladaste las pocas provisiones que te quedaban a uno de ellos. El viaje de vuelta era una temeridad, hacerlo sola era en realidad una completa locura. Pero qué otra cosa puedes hacer, tu marido y sus compañeros se han marchado en busca de tu hijo dejándote allí sola, con la única compañía de ese hombre medio loco.

Aunque con mapas y brújula hay una cosa que te falta en este viaje y es la intuición que mostraban Matt y los suyos, sin ella no hay forma de que encuentres los oasis en los que descansabais, las noches y los días se han vuelto mucho más duros que en el camino de ida.

Al segundo día se termina el agua, como no encuentres pronto uno de los oasis no podrás salir de allí.

Cada hora que pasa estás más cansada, más cansada, pero no puedes detenerte, tienes que llegar a Aden como sea, no puedes detenerte.

La vista empieza a enturbiarse, pero no puedes detenerte, no puedes detenerte.

Una hora después caes del camello, los animales se paran unos pasos después dispuestos a esperarte, pero estás tan cansada que no puedes moverte. Tienes que hacerlo pues en caso contrario será tu final, estás segura de ello.

¿Y que haces hablando conmigo cuando tu marido está a punto de caer inconsciente? Vuelve ahora mismo con él y asegúrate de que se encuentra bien.

Llámame otra vez cuando todo esté más calmado y hablaremos de los asesinatos de San Francisco. Si te dejan, incluso puede que te permita acompañarme a interrogar al sospechoso la semana que viene.- Dicho esto el mayor cuelga el teléfono.

¿Qué ha pasado? Te preguntas. Extrañada miras en todas direcciones, llevas otras ropas y estás hablando en una cabina con... ¿El Mayor Leighton?

Tienes esa extraña sensación de deja-vu, tú ya has vivido esto pero hace mucho tiempo, en otra vida, antes de que esos malnacidos secuestraran a vuestros hijos.

De todos modos cuelgas el teléfono que tienes en la mano y vuelves a toda prisa al Apotheke. Las últimas palabras del mayor te han causado una gran impresión, esperas no encontrarte a todos los chicos inconscientes a tu regreso. Aunque cuando lo hiciste tenía toda la lógica del mundo, recapacitas sin llegar a entender por qué tu primera reacción ha sido ir corriendo a hablar con él en lugar de quedarte para asegurarte que tu marido estaba bien.

Cuando estás a punto de entrar al restaurante ves a Shara, dejada caer de rodillas sobre el suelo llorando desconsoladamente.

   Shara...Shara ¿qué te ocurre? ¿Le ha pasado algo a Samid?—te oyes preguntarle mientras te arrodillas a su lado y posas tu mano en su hombro—¿Qué ocurre?

Samid está inconsciente. Todos estar inconscientes.- Responde la mujer entre sollozos y lágrimas.- Ambulancia venir de camino.

No, hay algo mal aquí. Esto no pasaba así. Lo recuerdas perfectamente, la mujer de Samid te decía que su hijo mayor había desaparecido. Los soldados nunca se habían desmayado.

Indecisa entre a cual de los dos Matt ayudar corres de nuevo en dirección a la cabina para localizar a tu cuñada.

Vuelves nuevamente al Apotheke sin saber qué pensar. ¿Habrá conseguido tu marido rescatar a tu hijo? ¿O simplemente tu imaginación te ha jugado una mala pasada y nunca lo llegaron a secuestrar?

Cuando llegas las ambulancias hacen acto de presencia y trasladan a los antiguos soldados al hospital.

Las siguientes tres horas son de las más largas de tu vida, Matt, Sonny, Craven, Colt, todos están inconscientes, sabe quien cuando despertarán. Tienes tiempo de llamar al hospital donde está internado Richard Harper, según recuerdas seguía dormido, pero la enfermera que se pone al teléfono te informa que ha muerto, sufrió un ataque a eso de las cuatro y su corazón no lo resistió.

A las siete Matt despierta junto con el resto de sus compañeros preguntando por el pequeño Matt y aunque la versión de los médicos dice que sufrieron un simple shock y que vuestros hijos nunca fueron secuestrados, vosotros sabéis que eso no ha sido así.