Partida Rol por web

 Sali tra Halin y una vez fuera espere al resto del grupo.

- Creo que unbuen trago no nos vendria mal. ¿Que tal si Dain el Manco nos deleita con ese brebaje suyo que llama cerveza?

El secretismo, la ambicion y la codicia era lo que habia despertado el mithril, no en nuestros corazones, si no en los de los jefes. El hecho de guardar tal secreto, a mi parecer, no servia mas que para alimentar el interes del asentamiento, pero ellos mandaban...

Batum salió enfrascado en sus pensamientos, el mhitril era un gran caramelo del que todos queríamos provar, por eso ese tal secretismo, el metal más preciado de todos había provocado demasiadas disputas y parecía que querían evitarlas.

El enano levantó la cabeza al escuchar las palabras de Nagredog .- pues nos vendría bien a todos para poder despejar un poco la mente de todo esto, pero que sean más de tres!.-

Tras hacer las pertinentes reverencias a Grog y Thror, Fingar se dio la vuelta junto con sus compañeros.

-Si decís que puede ser provocado, es que puede haber sido. Espero que nos manden otro día allí para averiguar más cosas... ¡Ah! Y tened cuidado con esas cervezas -hizo recordar Fingar-, no nos vayan a hacer hablar demasiado... ya habéis oído a nuestros caudillos.

Acto seguido, con un ánimo rejuvenecido por contar una historia de exploración que exageraría para el regocijo de sus hermanos enanos, Fingar se dispuso a marchar a la taberna de Dain.

Como era de esperar Khuzdor Ojodelince desechó la invitación de la taberna y siguió su propio camino. Turi tampoco accedió a acompañarles, aludiendo que estaba demasiado viejo para estar en una taberna tanto tiempo después de una dura expedición y que sus huesos le pedían algo de calma. Además su mujer estaba esperandolo en casa. Y eso para muchos era peor que tener que lidiar con un ejercito de dragones.

En la taberna de Dain el Manco fueron recibidos como autenticos heroes, entre aplausos de los parroquianos que allí se encontraban.

Dain sirvio rapidamente una jarra de cerveza para cada uno al tiempo que les vitoreaba.

Estas jarras son gratis para los valientes exploradores que han traido la riqueza a nuestro asentamiento. ¡Por ellos!

Halin entró en la posada contento de volver de la expedición a salvo, pero se sentía como que no merecía ser tratado como si hubiera hecho alguna heroicidad, simplemente hicieron su trabajo. Aún así agarró la jarra de cerveza y brindó con sus hermanos aunque evito hablar de los detalles del hallazgo, por suerte la mayoría de enanos se imaginaban que sería secreto de momento así que tampoco se sintió demasiado presionado.

Al final cuando estuvo sentado en una mesa con sus compañeros comentó:
- Estuvo bien, pero a mi me supo a poco, espero que nos vuelvan a mandar ahí abajo - comentó risueño y esperanzado.

Agarre fuertemente el asa de la jarra, y tras alzarla en pleno brindis, di cuenta de media cerveza de un solo trago. La garganta estaba seca y la bebida deliciosa. Con un golpe devuelvo la jarra a la mesa.

- Si, espero tener ocasion de volver alli, me gustaria observar... - deje a medias la frase cuando me di cuenta de que realmente eramos el centro de atencion. - ¡¡Salud a todos!! - grite en otro brindis antes de terminar la cerveza de un segundo trago.

Tras una noche de celebración al día siguiente, declarado festivo, las minas se pararon y se había convocado una reunión en el centro del asentamiento para leer las decisiones tomadas por los jefes. El optimismo reinaba y la aglomeración de enanos cuando llegó la hora era tan grande como cuando se supo la noticia.

Cuando el portavoz elegido para decir lo que todos estaban esperando oir terminó de hablar, el jubilo fue general, y los vitores a los exploradores y a Aüle por tal fortuna fueron en aumento. De aquella noticia que el pregonero lanzó a voz en grito se sacaban varios puntos importantes.

Lo primero es que se formaría una escuadra de trabajadores para asegurar la zona del derrumbamiento. Después se construíria una mina en condiciones, como la de los grandes palacios de antaño, al tiempo que empezarían la extracción del mineral. Todo aquel que se ofreciera voluntario para tal asunto debería apuntarse como era constumbre en la taberna de Dain el manco.

Fingar, que al día siguiente estaba fresco como una lechuga (pues había bebido lo necesario para no decir barbaridades), se presentó en la reunión. Tras oír los puntos acordados decidió presentarse voluntario, de nuevo. Estaba claro que él era herrero, pero le interesaba incluirse entre los miembros extractores, pues aquella pequeña aventura le había sabido a poco, pese a ser reconocido casi cómo héroes en aquella taberna el día anterior junto con el resto de compañeros.

Acto seguido, se dirigió a la taberna para proceder a su postulación como extractor.

Batum no estaba tan radiante como la mayoría, no le había gustado que lo trataran como un heroe sin apenas haber hecho nada, había ido en la expedición, pero esperaba haver tenido que matar alguna docena de trasgos, había sido demasiado fácil y eso empezaba a mosquearle. Su padre siempre le había contado las maldiciones que había traido ese metal a todos los enanos, incluiyendo a su familia, aun así tenía que volver a inscribirse, aunque tuviera que picar piedra.

Batum se fue lo más temprano que pudo a la taberna, pero ya estaba atestado de gente apuntandose a los nuevos trabajos .- si los cojen a todos las otras vetas se van a quedar solas....

 Halin estaba decidido a participar. Había estado en el grupo que investigó ese hallazgo y casi lo consideraba como una parte de sí mismo, así que no dudó ni un momento. Trabajaría en esa mina, de explorador o si hacía falta de minero. Quería vivir esa experiencia, de estar en los libros cuando se escribiera la época en la que comenzó la extracción del mithil, y como los enanos volvieron a la gloria y prosperidad que deseaban.

Ese metal preciado, pensó Halin, les iba compensar por todas las perdidas que habían sufrido anteriormente.