Partida Rol por web

Tras saludar a Turi, sus compañeros y aquel nuevo desconocido, se pusieron en marcha. Fingar Estaba contento, muy contento, aunque su semblante era serio, debido un poco a los nervios.

Aún sin pronunciar palabra alguna, mientras caminaba, Fingar comenzó a observar a aquel nuevo enano. Seguramente sería un competente compañero de aventuras, pero no estaba seguro de haberlo visto antes, ni en Érebor ni en esas Colinas del... bueno.. ¡ahora Mithril!

Intenté percibir al sujeto, concretamente si llevaba algún distintivo oculto o tapado que lo pudiera definir mejor o que pudiera clarificar quién era o a qué se dedicaba.

¿Tiradas?

A esto hay que añadirle el +10 de mi objeto de percepción.

Fingar no descubrió nada nuevo al observar al enano. No había nada extraño en él. Iba encapuchado y cubierto por completo por la capa y eso dificultaba intentar averiguar cualquier cosa de él.

Saludo con un ligero movimiento de cabeza mi disposicion para la inminente partida. Estaba algo nervioso, ciertamente no habia dejado en ningun momento su trabajo, solo que ahora lo hacia de otra manera. Sabia que esta vez iria en primera linea en lugar de ir detras.

Entusiamasdo obedecio las ordenes de Turi, y se dirigio lentamente hacia la puerta, Turi debia ir delante.

Asintió con la cabeza al oir su nombre y ver como lo miraba Turi, ahora se que estaba seguro de que lo habían elegido a él y no a ningún otro con el nombre parecido, más seguro que nunca de si mismo Batum, levantó su petate y se colocó sus armas, presto para la salida.

La hora de la verdad había llegado, incluso tenía la esperanza de encontrarse algún trasgo al que cortar la cabeza, podría darle un aire divertido a la aventura, pero todos sabíamos que cuando se trataba del metal de los metales todo podía ocurrir.

Tu eres Ojodelince -dijo Fingar al enano incorporado al grupo. No te hemos visto por este sitio. ¿Eras de Érebor como algunos de nosotros, o naciste en estas maravillosas montañas de Hierro? Yo soy Fingar Cubremartillo... también conocido como "Martillo Llorica..." - Fingar comenzó a reir, esperando una contestación de cordialidad de ese enano para romper el hielo e irse conociendo.

Khuzdor Ojodelince sonrió levemente torciendo el rostro.

Mira por donde caminas, MartilloLlorica. Fueron las únicas palabras que salieron de la boca de Ojodelince. Su voz era grave y autoritaria, no mostraba ninguna cordialidad ni ningún atisbo de broma o simpatía.

Fingar se quedó impactado. Ese tipo de desprecios los tenía para los pretenciosos elfos, pero... ¿para un hermano enano? Fingar no era rencoroso, pero no olvidaba fácilmente cada paso de su vida...

Es un placer, Ojodelince. -dijo finalmente el enano de con un tono sarcástico al tiempo que giraba la cabeza y continuaba caminando.

Halin se mantuvo al margen, no conocía demasiado al enano y no quería meterse en ningún problema ahora que justo habían empezado la excursión, sin duda parecía algo inapropiado el comentario del enano que se hacia llamar Ojodelince.

Tampoco quería desconcentrarse y mantenía sus ojos puestos en el camino y en el entorno que los rodeaba. A medida que avanzaban Halin se avanzaba ligeramente pero rápidamente ralentizaba sus pasos para seguir al resto del grupo, deformación profesional - pensó.

El enano de Erebor se quedó parado sobre su marcha mirando a ese insolente compañero, no tolerava para nada ese tipo de faltas de respeto ante enanos de la misma condición, no temió cruzar su mirada con el tal ojodelince, no le daba miedo ni él ni nadie .- más vale no hablarle así a un compañero que puede ser que tenga que salvar tu vida si lo necesitas .- masculló entre dientes Batum para seguir la marcha al lado de sus compañeros.

Fingar miraba para abajo mientras caminaba. Tras las palabras de Batum, Fingar le miró. Acto seguido le guiñó un ojo. Luego miró de nuevo al suelo y continuó caminando.

Batum había dado en el clavo, y Fingar lo sabía...

 Era un tanto impertinente ese enano que nos acompañaria. Debia ser muy bueno en su trabajo, por que como compañero desde luego no valia gran cosa. Sin dirigir palabra alguna hacia el, y tan solo mirandole ligeramente al pasar junto a el, me adelanto, siguiendo de cerca a Halin. Estaba ansioso.