Primero buscaría a mis compañeros para comentarles la jugada: dos mujeres de la caravana que también han tenido problemas y que se han interesado por lo que nos había pasado. Parecen dispuestas a echarnos una mano (y no creo que les fuera mal que les echaran una mano tampoco). Mañana por la mañana será otro día. Y nos retiraríamos los elfitos a dormir en la otra posada, dando un amplio rodeo para asegurarnos de que no nos sigue nadie.