Partida Rol por web

Tras ver que todo había vuelto a recuperar la calma, con los goblins fuera de combate, busqué unas cuerdas con las que atar de pies y manos al goblin inconsciente.

- Cuando se despierte, a parte del dolor de cabeza, no va a tener ganas de ser nuestro amigo, precisamente. Así que mejor evitar que nos la pueda jugar de alguna manera. - También agarré un trozo de tela y se la até a la boca a modo de mordaza.

Después dediqué atención a mis propias heridas, mientras otros hablaban con el enano. Al ver lo que hacía la semi-elfa con el ron, decidí hacer lo mismo. Cuando terminó, le pedí la botella, o la otra que estaba disponible, y lavé la herida con ella, tras lo cual me vi en la necesidad de pegar un buen trago de ron.

- ¡Aaaahhh! Esto despierta a un muerto. - Dije satisfecho.

Luego me puse en pié y me acerqué al goblin inconsciente.

- Deberíamos interrogar a este saco de mierda. - Dije a los demás, sin dejar de mirar a la criatura con evidente cara de asco. - ¿Algún voluntario?

Vistra inspecciona al enano mientras éste contesta a sus preguntas.

- No se si lo sabrás, pero recientemente tu tío y sus hermanos dieron con el paradero de la Cueva Eco de Olas, la entrada a la mina perdida del Pacto de Phandalin. Klarg, el bugbear que lideraba a esta panda de malnacidos, tenía ordenes de interceptar a Gundren. Uno de esos apestosos comentó que La Araña Negra quería que llevaran al enano ante su presencia... desconozco quién o qué es esta Araña Negra. 

Pasado un buen rato, cuando habéis atendido vuestras heridas y Ekemon ha atado y amordazado a Yeemik, el goblin se despierta. Se empieza a zarandear e intenta gritar, pero la mordaza y las cuerdas hacen bien su labor y el pobre parece un pez chapoteando fuera del agua.

Las bondades del ron, bebida celestial. Por fortuna o destino estas viles criaturas tenían dos de esas botellas.

- Alabados sean todos los dioses, vivos y muertos, jóvenes y viejos - expresó Rholo mientras su furia de diluia en una mirada de éxtasis puro.

Dejó que la delicada semielfa le alcanzara la bebida, no había nada mejor que eso, era la razón por la cual las tabernas eran el mejor lugar para descansar.
Cuando ella y luego el tiflin reclamaron las botellas para beber y limpiarse las heridas, el bárbaro sabía que no podía negarles parte del botín, sin embargo no le hacía ninguna gracia que vertiesen ese líquido fuera de su garganta.

Tomó la segunda botella y se echó el delicioso alcohol por el gaznate sin medirse.

- Para tratar a los enfermos usad vino barato, el ron es para beber... - aclaró mientras se lanzaba otro trago y miraba a Yeemik sacudiéndose como un pez fuera del agua.

- Buen trabajo Eke, míralo al pobrecillo - señaló con el dedo riendo.

- Yeemik sabrá quien es la araña negra, habrá que preguntarle, ¿eh? - volvió a reir y continuó bebiendo.

-No deberías beber tanto ... haces malos ojos.- Comentó Terrence a desgana mientras observaba al goblin caído. Se alegraba de haber errado. Realmente no confiaba en el piel verde y creía que iba a matar al enano a la mas mínima oportunidad.

Al menos ahora estaba a salvo. Pero quedaba por descubrir quien era esa Araña Negra.

-Si descubrimos el camino hacia esa Araña, igual aún encontramos al enano vivo.-

Vistra estaba mas atenta a los cuidados del enano que a la conversación en si?
Como? Creeis que ese es el paradero de el... por el nombre no suena que este en buenas condiciones, despertar a esa criatura y vamos para alla. Y no gasteis todo el alcohol, que aparte de curar el espiritu sirve para desinfectar algunas heridas, segun unos estudios.

- ¿Ahora? - comentó Rholo con la voz algo alegre por la bebida - Interroguemos al mequetrefe y descansemos... - miró alrededor, todo estaban heridos y agotados. Lanzó otro tragó y ladeó la cabeza lenta y torpemente.

- Marinero que no duerme... se lo comen las olas. Eso decía el capitán Sanclar, y este grumete siempre le obedeció... - 

No digo que no debamos descansar - Admite Terrence.

Pero antes podemos interrogar al goblin tranquilamente ... que alguien le pellizque un huevo y lo despierte.

- Sugiero que vayamos a Phandalin - añade Sildar - Allí podremos descansar y planear el siguiente movimiento. Los goblins también mencionaron el Castillo Riscoafilado. Estoy casi seguro de que se llevaron allí a Gundren. Quizá algún lugareño de Phandalin pueda ayudarnos a encontrar ese sitio.

Yeemik seguía agitándose sin poder hacer nada. 

-Pues vamos.-

Afirma Terrence sin esperar la confirmación de nadie y empezando el camino de vuelta.

La enana se levanto y se limpio el polvo de su armadura sastifecha por el trabajo hecho.
Vio que Terrence empezaba a partir.
Pero... que hacemos con este, no le ibamos a sacar informacion? dijo señalando al goblin.

-El camino es largo.-

-Habrá tiempo.-

Quedo pensativa antes las palabras el muchacho.
Quieres interrogarlo durante el camino y llevartelo?.... Vale, pero yo no lo cargo.
Dijo con una sonrisa.

Ante la noticia de que no habría tiempo de una siestecilla, el hombretón tapó la botella de ron y se la ató al cinto.

- eh... y la mercadería robada? - señaló con el dedo hacia cualquier lugar - si tenemos una carreta deberíamos llevarla ¿no? -

- Las mercancías no se van a ir de aquí, muchacho, jajaja - comenta Sildar bastante entusiasmado por la idea de salir ya de aquella cueva. Intentaba mantener su orgullo enanil intacto, actuando como si aquella situación no le hubiera afectado, pero el suspiro de alivio que había dado cuando Terrence comenzó a moverse fue bastante sonoro - Podremos volver más tarde a por ellas.

Me levanto y comienzo a caminar hacia afuera, no sin antes pasar y darle una patada de desprecio al goblin, mientras lo agarro de las piernas y comienzo a arrastrarlo hacia afuera de la cueva, no tengo mucha consideración por la bestia, mas procuro que no se desnuque ni le pase nada malo como para que se muera antes de llegar a la carreta que habíamos dejado al lado del camino, donde podría viajar más cómodo aunque aún atado.

Acompañé al grupo hasta la salida. La perspectiva de llevarnos al Goblin no me apasionaba, pero tampoco me apetecía estar en esta madriguera mucho más rato. Con esto en mente, decidí no poner objeción alguna e ir con los demás en dirección a la carreta.

- Después de todo, las mercancías no son nuestras... sin embargo, las riquezas de los goblins si que las llevamos - comentó Rholo mientras se disponía a cargar con el cofre del osgo y poner allí todo lo que pudiesen rapiñar de los trasgos.

- Vamos, vamos... Terrence, ayudame con esto - le insistió al semielfo, mientras seguía al resto cargando con aquellos tesoros.

Terrence no duda en ayudar al marinero, pero no sin antes haber podido respirar un poco de aire de fuera de la cueva. Estaba convencido que estaba a punto de perder el sentido del olfato en ese agujero.

-Voy voy- Se disculpa mientras empieza a mover su "tesoro".

Tras recoger el botín de la cueva volvisteis, campo a través, hasta el lugar donde habíais dejado el carro aparcado. Desde allí os quedaba media jornada, más o menos, hasta llegar a Phandalín.

Yeemik intentó, sin ningún éxito, librarse de sus ataduras. Al principio del camino era bastante molesto pero tras una hora de caminata el goblin estaba tan cansado de zarandearse que ya se dejaba llevar.

Al llegar a Phandalín y hacer al entrega de las mercancías que transportabais, recibisteis vuestra merecida recompensa y pudisteis descansar en una posada para curar vuestras heridas y recuperar las energías. Por su parte Yeemik fue aprisionado en el cuartel de la guardia a la espera del interrogatorio. Antes o después el goblin acabaría cantando...