Partida Rol por web

Alentado y extrañado por este giro de los acontecimientos, Shinjo observa cómo el ejército enemigo se detiene. Quizás podría tomarse un respiro ahora, ya que el cansancio empezaba a hacer mella en él y sus muchachos.

-¡¡Muchachos!! deteneos, no malgastéis fuerzas ahora y reorganicemos la defensa aprovechando este momento. ¡¡Cerrad las puertas!! ¡¡Vosotros!!-señalando a un grupo de 5 samurais -¡Rápido, buscad algo para atrancar las puertas! ¡Un tronco de árbol, lo que sea, lo arrastraremos hasta aquí, vamos!-

Shinjo partió en busca de un árbol para talar y atrancar con él la puerta. Tenían caballos y cuerdas, no resultaría muy complicado.

Busco entre los presentes al embajador Gaijin, una vez localizado, y sin quitarle la vista pido a dos de los presentes un favorcillo.
-¡¡Vosotros, rápido entrar al palacio y buscar arroz y jade, sin preguntas¡¡¡ Cuando lo tengaís haced un circulo grande con ellos, aquí fuera.
Mirando al embajador digo:
-¡¡Demonio gaijin, quédate donde estas, si no quieres sufrir la furia de los elementos¡¡
Kamis de los elementos, ayudadme a derrotar al mal, ayudame a derrotar al malvado, ayudame a derrotar a este maldito demionio.
Flexiono mis rodillas y giro mi cuerpo, me tenso como un muelle para saltar en el momento justo y poner toda la fuerza en el golpe, si fuera necesario.

Iikitomi, sin perder la concentración, giró la cabeza para dirigirse al monje:
-Ya han ido 2 a por ello, no tardarán en volver. Prepárate, cuando acabemos la señal de Shiba, puede liberarse parte de la sombra almacenada en el embajador.
Lo ve prepararse para golpear
- Es importante que esperes a que se libere la sombra, si el embajador muriese ahora se liberaría todo y probablemente no saliéramos con vida. Además, él no sabe qué esta ocurriendo, no lo controla y no merece pagar por ello.
Sin más, volvió a su estado de concentración anterior.

Shinjo trotó hasta uno de los árboles del jardín de palacio y tomando el hacha de uno de sus hombres comenzó a talarlo. Cinco de los Ashigarus del ejército se desplazaron para hacer lo propio con otros árboles y reforzar así la puerta. El resto se afanó en cerrar la puerta, la cual giró sin esfuerzo y con un sonoro "clonk" quedó encajada y bloqueada.

Os encontráis "sólos" en el jardín. Un numeroso ejército bajo los efectos de algún extraño efecto onírico os espera tras unas puertas de metal de espesor nimio frente a tamaña armada. Vuestros corazones se encogen, pero os sentís valerosos y reconfortados.

La sombra comienza a tomar forma sobre el embajador. Una figura etérea con forma de humanoide se puede distinguir muy difuminada en el aire, mientras algo parecido a un rugido resuena en vuestros oidos, como un grito espectral que no ha conseguido llegar hasta esta dimensión pero que se ha quedado realmente cerca de hacerlo.

Un terror como jamás habíais sentido se apodera de vosotros....

Gasto un punto de vacio para sobreponerme al miedo!!

El miedo invadió las mentes de todos cuantos rodeaban a Shinjo. Era la primera vez, en su vida como Samurai Unicornio, que sentía un miedo tan atroz. Un miedo que le impedía pensar y sacaba a relucir ese instinto de supervivencia que aparece cuando nada más queda.

Ves como tus samurais y ashigaru se desploman de sus caballos y quedan en el suelo inconscientes. Consigues reprimir el terror unos segundos, lo suficiente para posarte del caballo y tambalearte unos metros.
Sin embargo no puedes contener la angustia y caes rendido de rodillas...pocos segundos después te desmayarás si no consigues sobreponerte... al frente ves al impresionante Cangrejo de 2 metros, Hiruma Kong, que aguanta sudoroso de pie, apoyado sobre su arma...

Paulatinamente ves caer a todos los samurais traidos por Shinjo Yunosuke, al igual que los ashigarus, caen desmayados de sus caballos y reposan en el suelo con cara de turbación.
La angustia intenta apoderarse de tí, pero eres un Cangrejo, no puedes permitirte tener miedo, no puedes permitirte sucumbir al pánico... eso te lo enseñó tu padre, al igual que a él se lo había enseñado el suyo.
Respiras profundamente y apoyándote sobre tu arma consigues mantenerte en pie, sobreponiéndote de una forma sobrehumana a lo que ha derribado a los demás. Ves a Shinjo debatirse entre la consciencia y el desmayo.
Algo turbado pero consciente, sigues al tanto de todo lo que ocurre en el jardín, pero un recuerdo comienza a acudir a tu mente...

Matsu Kolin retrocede ante la cosa que se forma ante él. Un rictos deforme se forma en la comisura de sus labios mientras su diestra trata de alcanzar su espada. Se queda totalmente paralizado ante el temor que supone esa brisa humanoide que se forma ante él.

Un ... un espectro. ¿Cómo vamos a vencer al mismísimo demonio representado ante nosotros?

P L O F F F!

Comienzas a sentirte tremendamente asustado, el miedo atenaza tus músculos y te paraliza completamente. La visión se vuelve borrosa, sudas copiosamente y no tienes más remedio que hincar la rodilla en el suelo para no caerte redondo. Como sigas así te desmayarás pronto...

Ves como Shinjo se desmaya y Kolin lucha contra la lividez de su rostro como sólo un León puede hacer. Kiyomori entra corriendo en palacio mientras que Ikitomi suda copiosamente y le cuesta mantenerse concentrado.
Al monje que está enfrente del embajador parece no afectarle lo más mínimo el efecto del grito. Te vas recuperando poco a poco del efecto y consigues sostenerte sobre tus piernas, aunque continúan temblándote un poco.
La figura espectral del embajador comienza a tomar una forma más corpórea, como si estuviese viniendo desde el más allá. Aún no consigues saber lo que es, pero tiene la aparencia de un hombre...grande, más grande que tú

El alarido ensordecedor del espectro hizo bien us trabajo. Casi todos los presentes caen presas de un pánico aterrador que les provoca el desmayo: tan solo el enorme samurai del clan Cangrejo, el sughenja y aquel al que le faltaba un brazo y el ojo izquierdo se mantienen en pie, el resto se debate entre la consciencia y el desmayo.
Protegido por los kami como estás, el miedo no te afecta lo más mínimo y continúas en la misma posición esperando a los que fueron al interior a por el jade y el arroz. La figura sombría cada vez parece estar más cerca de este mundo.

Matsu hinca sus rodillas en el suelo y varias gotas de sudor cubren su rostro. Las gotas permanecen quietas en la cara, pero entonces sus músculos empiezan a funcionar. Aprietas las manos y los dientes. Las gotas de sudor resbalan por su cara y caen al suelo como si se tratara de una lluvia en la época de primavera sobre un mar de loto.

Maldito demonio. Prepárate para volver al infierno.

Sin entender el por qué, ni la manera en que devolverá a los abisales fondos a esa bestia digna de un fumadero de opio, Matsu coge su katana y la saca de su funda.

Un recuerdo comienza a acudir a tu mente...