Ashley levantó la mirada hacía aquel hombre que le tendía la mano. A pesar de que le había ayudado a levantarse, todavía estaba medio doblada sobre sí misma, resaboreando el sabor a bilis con cada jadeo. Aunque más le preocupaba como Ben la había agarrado del brazo, que la acusara de ser peligrosa, o aquella fuerza que se había hecho dueña de su voz y cuerpo sin que ella pudiera hacer nada. Aquella voz que parecía ser la verdadera dueña de su cuerpo, pero si ese no era su cuerpo y esa no era su vida, ¿cómo las recuperaría?
-Aléjate de mí.-rechazó su ofrecimiento, retrocediendo varios pasos. Tenía claro que esta vez gritaría y patelearía como se le volviera a acercar-No sé lo que cojones está pasando, pero no pienso ir contigo a ningún sitio. ¿Me drogaste ayer cuando nos conocimos? ¿Por eso finges no reconocerme? ¿Por eso te enfada que te recuerde, señor-que-busca- al-ladrón-de-su-libro-que-todavía-está-escribiendo-en-la-facultad-de-filología?
Esta vez no era un tono sarcástico amigable, sino uno que claramente denotaba su enfado. Ashley no quería pasar ni un minuto más allí, así que tras su desahogo, se preparó a poner pies en polvorosa y echó a correr hacía las clases. Quizás no era la mejor idea, pero si un clavo saca otro clavo, quizás un pavo amenazante pudiera mantener a raya a otro, y por pavo pensaba en Zac Davidson.
Como si de un libro abierto se tratara, Ashley leyó los movimientos de aquella invasora a la perfección y en cuanto se plantó delante de Zac, sonrió. - Aquí tienes la pasta que te debo. - comentó con una leve sonrisa de superioridad. - Me encuentro mal, pero no quería irme sin entregarte antes esto. Eso sí, olvídate de que te compre más, no me mola un pelo que me persigas así. - le dijo cambiando a un tono más serio, para entonces proceder a alejarse y volver con el hombre trajeado.
Estás en mi mundo. - murmuró. - O en mi sueño, o lo que coño sea esto ¿de verdad crees que vas a poder actuar por tu cuenta sin que tenga ya preparada alguna contramedida en la cabeza. - seguía sin creerse del todo lo que estaba pasando, por otra parte, no iba a dejar que otra persona se apoderara de algo de lo que ella había tenido control toda su vida, ya fuera real o no...
Una vez se plantó delante del hombre que aún no se había presentado, pero parecía que sabía que diantres estaba pasando, le intentó meter algo de prisa. - Como ves no puedo mantenerla muy a raya... Así que vámonos cagando hostias de aquí. - Ashley tomó la iniciativa, salió por la puerta más cercana que allí había y que le llevara a la calle y se encendió su porro de emergencia, el cual estaba escondido en un pliegue del bolsillo interior de la chaqueta. Necesitaba despejarse un poco ¿o así perdería el control? Cómo fuera, hacía un rato largo que no se tomaba uno y lo necesitaba.
El tipo trajeado arqueó una ceja viendo como ocurría todo aquello. Zac, por su parte, sonrió y se guardó más feliz que un regaliz aquél dinero en el bolsillo, para entonces dejar que Ashley se marchara al hospital, como habían dicho. Después de todo, no tenía motivos para pensar algo diferente, pues Ashley no le había dicho nada preocupante a Zac y este no era un tipo que le diera demasiadas vueltas a las situaciones.
Cuando salió corriendo y se encendió un verde, solo pudo dar una pequeña calada, pues el hombre trajeado enseguida se lo quitó y lo tiró al suelo, donde lo apagó con el pie. - Te quiero lo más cuerda posible. - admitió el hombre. - Que bastante complicada es ya toda esta situación de por sí.
La agarró entonces de la muñeca derecha y la escoltó sin darle demasiada capacidad de movimiento hasta un coche bastante lujoso, de esos que incluso las puertas se abren hacia arriba, pero mientras Ashley observaba este hecho, el tipo la esposó con su mano libre, al brazo libre de Ashley, acabando el brazo derecho del chico con el brazo izquierdo de la chica atados.. - Así me aseguro que la invasora no salga corriendo y cometa alguna estupidez. - comentó con cierta seguridad en sí mismo.
Aunque no se lo pensó demasiado bien, porque aún no habían subido al coche. - Mmm... - se notaba que no estaba muy convencido con lo que acababa de hacer, pero por otra parte, tampoco quería que se le escapara. - Aún subiendo los dos por el mismo sitio, la invasora podría tirar del freno de mano o alguna locura similar... - el chico que se había mostrado seguro de todo hasta ahora, parecía encontrarse con un dilema ante la situación actual.
Ashley intentó resistirse a cada movimiento que la otra Ashley hizo para volver con Ben, buscando la forma de hablar para hacerle entender el error que estaba cometiendo. Pero nada funcionaba. Incluso intentó apartar la cara cuando la otra Ashley se encendió el porro. Era extraño, porque aunque estaba preparada a sentir asco por aquel olor, esta vez le resultó agradable. Lo que no quita que no agradeciera internamente que Ben le quitara aquel veneno de la boca.
-¡Quédate con tu cuerpo, yo quiero el mío! No soy tú enemiga, no sé como llegué aquí ni por qué. Solo sé que ayer era Ashley Hill, estudiante de fotografía, y me aplaudían en clase de Martha Wheeler. Luego me encontré con este tipo cuyo nombre ni siquiera conoces y todo empezó a ir mal--
El click de las esposas cerrándose alrededor de su muñeca la tomó por sorpresa.
-¡No, no vamos a ningún lado!-tiró lejos del coche y de Ben. Forcejeó con las esposas, intentando abrirlas o sino deslizar su muñeca por el hueco, lo que consiguiera antes. Soltó un resoplido, cada vez más nerviosa por la evolución de la situación. No estaba consiguiendo ninguna.
-¡Si hay algo que hablar, lo hacéis aquí al aire libre o me pongo a gritar! ¡No se tú, pero yo no me voy a subir a ningún coche!-parecía ignorar que de hecho, ya estaba gritando.
Todo estaba siendo una locura. No sabía lo que estaba pasando exactamente, pero ya había abrazado el delirio. Una Ashley que no era ella misma estaba en posesión de su cuerpo, y conocía a personas que ella no, actuaba en su cuerpo sin ser ella... Era todo demasiado bizarro. Si no fuera porque se repetía constantemente que ella era la verdadera Ashley, bien podría haber dudado un segundo de que no estuviera simplemente loca.
— ¡Estate quieta, joder! No sé quién es este tipo, pero parece que sabe qué pasa. ¡Y quiero que salgas de mi jodido cuerpo! - gritó, retomando el control para que la otra Ashley dejara de forcejear y entrara de una maldita vez al coche, el cual era uno que parecía costar bastante más de lo que podría permitirse en toda su vida.
— Esa Martha Weeler que tú dices... me llevó al hospital para que me frieran el cráneo. Muy agradable la tipa, el médico no tanto. Pero creo que gracias a él estoy aquí, y ahora puedo recuperar lo que es mío. ¡Tu cuerpo debe de estar siendo electrocutado con un cable intracraneal! ¿Por qué no vas y le dices al tipo que pare? ¡Seguro que ese esa es tu vida! ¡A mí déjame en paz!
Era consciente de que estaba siendo extremadamente insensible con la otra Ashley, pero le daba exactamente igual. Nada de lo que estaba pasando tenía sentido, y ya había desistido en encontrarlo. Solo quería quedarse sola en su cuerpo, sin nadie que intentara tomar el control, y sin tener que entrar en coches ajenos de tipos trajeados desconocidos para encontrar respuestas. Respuestas que, por otra parte, no sabría si encontraría realmente.
Vincent suspiró, se notaba que no tenía nada preparado aquello, aún a pesar de tener unas esposas y todo. - Viendo el poco control que tenéis ambas sobre el cuerpo, me hace pensar que no vamos a llegar a ninguna parte. Pero también que ninguna de las dos es la invasora. - admitió, asintiendo con la cabeza y mostrando algo más de tranquilidad, dentro de lo poco tranquila que era la situación.
Supongo que no tengo más remedio que contaros lo que está pasando y rápido, porque lo que comentas de que andan friéndote el cerebro, suena increíblemente mal. - comentó con una ligera mueca. - La que me llamó "Ben". Ese nombre es imposible que lo sepas, nunca te he dicho mi nombre, al menos no en esta realidad.
Alzó los hombros, dando por evidente que todo aquello era raro, pero que tenía su lógica. - Pero como habéis vivido en vuestras propias carnes, habéis cambiado de realidad entre vosotras, ahora el universo de una es la de la otra y eso solo significa que "ella". - dijo con cierto despecho. - Está alterando demasiadas cosas.
Se rascó la barbilla con su mano libre. - Es cierto que un estudiante de filología me robó el libro que estaba escribiendo, pero no fue una estudiante cualquiera, fue Ashley Hill y no fue un libro cualquiera, fue un libro que tiene conocimientos increíbles, ancestrales, milenarios. Incluso mágicos diría. - rió levemente, aunque pronto su sonrisa cesó, pues recordó lo serio que era todo aquello. - De todo esto hace poco y esa Ashley se ha dedicado a asaltar otros mundos. Por suerte no ha descubierto como usar todo el libro al máximo, aunque solo es cuestión de tiempo.
Agarró entonces por los brazos a Ashley y la miró directamente a los ojos. - La que es original de este mundo ¡vuelve a donde deberías estar! Si mueres allí, no podrás regresar aquí, la existencia de cada uno es única e irreparable, te prometo que seguiré buscando a la Ashley malvada y haré que recuperes tu vida. - dadas las circunstancias en las que estaba, el cerebro que le estaban friendo, el cómo había llegado hasta aquí y el incesante chirrido que escuchaban ambas Ashleys que compartían cuerpo, quizá era mejor hacerle caso... ¿Pero y si friendo el cerebro de la otra Ashley volvía a su cuerpo? Después de todo, aquél tipo es el que andaba escribiendo aquél horrible libro que había causado todo aquello, si no lo había terminado, no podía saberlo todo. ¡Tampoco podía saber si le estaba diciendo la verdad ahora mismo!
— ¡No! O sea, no sé de qué hablas, pero claramente yo no soy la invasora, es la otra - dijo ella, intentando explicarse, antes de darse cuenta de que no podía saber cuál de las dos estaba hablando. — Mira, digamos que yo soy Ashley uno y "la otra" es Ashley dos. Si Ashley dos vuelve a su cuerpo, a mí me dejará tranquila de una vez, ¿verdad?
No obstante, por la explicación posterior de aquel tipo, no era así. Al parecer había una Ashley por ahí haciendo cosas con un tomo de magia, o algo así. Ashley asistió incrédula ante la mayor historia de fantasía jamás contada, que encima trataba sobre ella misma. Si no fuera por el chirrido, los gritos, la otra Ashley hablando, los cambios de personalidad... en fin, si no fuera por todo lo que había vivido, no se lo creería. Incluso había estado dispuesta a que le agujerearan la cabeza y le metieran un cable para electrocutarla porque creía que se había vuelto tarumba. ¡Y no lo estaba!
— ¡Yo no quiero regresar a ningún lado! - se quejó, tomando el relato de Ben como cierto por el momento. — Solo quiero que me dejen en paz, y que ninguna Ashley más me toque las narices. ¿Cómo hacemos para que esa otra no nos use como muñecas? Quiero estar en esta vida. Una vida que es mía.
A pesar de todo, las rabietas no harían mucho por solucionar esa situación. No sabía por qué confiaba más en aquel tipo trajeado que en el médico. Bueno, quizá sí lo sabía en realidad. Porque Ben al menos no quería que se le achicharraran las neuronas como un maniático.
— Arregla esto, Ben. Quiero volver a mi cuerpo. Quiero ver a mi padre, y estudiar en mis clases, y seguir con la vida que tenía antes de que todo esto empezara. ¡Joder! Incluso dejaré la maría si hace falta por tal de respirar en paz de nuevo - exclamó, muy segura de sí misma. — Y tú, otra Ashley, más te vale que no la líes mientras me suplantas. Yo intentaré que en tu realidad no te tachen como una loca... o bueno, más loca de lo que ya creen que estás.
Con aquello dicho cerró los ojos, intentando concentrarse en la sensación del chirrido en su mente. No sentía dolor, ni lo sentiría al volver, pues estaba anestesiada. Esperaba que el tipo no hubiera decidido poner eso tan potente como un lanzallamas o algo así. Parecía uno de esos científicos locos de la televisión.
-¿Que Martha Wheeler hizo QUÉ? ¿¿Pero qué le has hecho??
Sintió vértigo cuando se preguntó qué pensaría ahora su profesora de ella. Se había pasado medio año trabajando duramente para ganarse su atención y respeto, y ahora que había conseguido dar un gran paso, temía que una porreta descerebrada se lo hubiera robado. Además de freírle el cerebro de su cuerpo original.
Ojalá sí fuera la Ashley peligrosa que Ben al principio creía que era, sobre todo cuando la otra Ashley tuvo el descaro de pedirle "que no la liara". Intentó recordarse cosas buenas para no volverse a echar a gritar. Su primer peluche de dinosaurio. Su primera matrícula de honor. El revelado analógico de su fotografía favorita. El primer día de universidad. Los aplausos en la clase de Martha Wheeler ayer--
Tocaba cambio de estrategia.
-Vamos a repasar.-respondió cogiendo aire en cada palabra, forzando una última sonrisa como si pudiera fingir que no le estaba hirviendo la sangre por dentro.-Una "yo" ha robado un libro que tú has escrito para asaltar otros mundos y ha provocado que nos cambiemos entre nosotras. Así que tú la estas buscando, pero el Ben al que yo conocí no eres tú, porque nunca me habrías dicho tu nombre real...
Por debajo de aquel pitido constante, sentía todos los engranajes de su mente chirriar al ordenar toda la información. Nada tenía sentido, y sin embargo, era lo que parecía haber pasado.
-¿Cuántos Bens hay por ahí y hasta que punto podemos fiarnos de vosotros? Si hay una Ashley "malvada", ¿por qué no habría un Ben malvado? ¿y Por qué esa Ashley es malvada?-miro con desconfianza al hombre. El otro Ben había sido mucho más agradable que este. Y le había dicho su nombre real, que era lo que este Ben parecía no haber planeado hacer.
-¿Y si has escrito tú ese libro, por qué lo único que puedes hacer es mandar a Ashley Uno de vuelta?-le daba igual que la otra Ashley se hubiera pedido el número uno, como si ella fuera más importante. No importaba. Lo usaría mientras les ayudara a comunicarse.-¿No deberías tener más conocimiento o magia lo que sea sobre este intercambio?
-No me malentendáis, soy la primera que quiere volver a recuperar su vida. Pero Ashley, algo aquí pinta muy mal.-pero entendió la urgencia de que la otra Ashley volviera a su cuerpo para asegurarse de que tuviera uno al que volver.
Así que bajó la voz, para que solo la otra Ashley la pudiera oír. Tenía un favor que pedirle.
-Si vuelves a mi cuerpo, tú tampoco te metas en más líos. Ni drogas ni hospitales ni lo que sea-le espetó, como haría una madre estricta con una hija algo alocada, para a continuación suavizar su voz.-Aunque sea hazlo por papá, por favor.
¡Que mi nombre no es Ben! - negó molesto. - Te dije ese nombre ayer porque sabía que me estabas mintiendo y yo no iba a ser menos. - se cruzó de brazos... O más bien lo intentó, pues seguía esposado a Ashley. - Y no, no puedo enviar a nadie de vuelta a su mundo, eso lo tiene que hacer ella por su propio pie. - Tal y como estaba haciendo, concentrándose en volver a ver al doctor... Aunque esto no era visible para nadie de aquella realidad. - Tienes muchas preguntas, no voy a poder responderte a todas, pero antes de que te marches.
La agarró de sendos brazos y la miró directamente a los ojos. - Voy a resolver esto, arreglaré todas las realidades y guardaré el libro a buen recaudo. - y esas fueron las últimas palabras que escuchó Ashley... Al menos una de ellas.
Vincent se separó, con un suspiro. - Bueno, ya estamos solos, pequeña metomentodo. Esperemos que no se le haya frito el cerebro a tu otra yo, si no... Esta va a ser tu nueva vida, para siempre. - comentó serio. Se notaba que Banes no estaba cómodo con aquella versión de Ashley, pues no solo le había mentido, también había intentado huir de él y perjudicar a la persona originaria de este plano de la existencia.
Fue entonces cuando miró las cadenas que los unía, suspiró y entonces rió. - Aunque me caigas mal, estoy atado a ti. - fue entonces cuando, con un extraño movimiento, las esposas se abrieron. - Metafóricamente hablando. - esperaba que con aquél pequeño truco, la chica entendiera que si sabía algunos trucos. - No conozco las motivaciones de la Ashley que me ha robado el libro, pero sí que sé que está buscando algo en vuestras realidades, por ello viaja de una en una, buscando aquello que anhela y quedárselo. - alzó los hombros y negó con la cabeza. - Vale que no quiera destruir todos los universos directamente, que sea un efecto secundario de su desconocimiento del libro y de su uso, pero bueno si en vez de malvada la quieres llamar "Egoísta", pues adelante.
Y sí, yo soy quien ha escrito y quien seguía escribiendo aquél libro, pero eso no significa que lo conozca de memoria. - arqueó una ceja y sonrió con cierta inquina. - ¿O tu recuerdas al detalle todas las fotografías que has tomado?
Y para terminar ya con tu interrogatorio, no hay más "Bens", de hecho yo no soy Ben, mi verdadero nombre es Vincent. - admitió. - Y soy único. Es una larga historia y quizá no me creas, pero te lo voy a hacer bien resumidito. Soy la primera creación del Dios del universo original, mi universo vaya. Era un Dios reservado al que le gustaba tener todo bajo control, se entretenía creando historias con la gente que iba creado, les hacía desgraciados a veces para que se sobrepusieran y aumentaran su voluntad, a otros los hacía realmente felices... Bueno, que te voy a contar. - suspiró y miró al cielo, como buscando a aquél ser. - Pero un día, otros Dioses intentaron entrar en su mundo. Él, vanidoso, decidió permitirles un mínimo acceso y jugar con ellos. Formé parte de ese juego, como era de esperar.
Pero entre todos aquellos Dioses, finalmente le mostraron al original que tener todo bajo control no solo era aburrido para él, sino que también era egoísta para todas sus creaciones, por lo que finalmente llegó a un trato con ellos y decidió dejarles tomar el control, a ellos y a los que estuvieran por venir y de ahí vinieron los nuevos universos. - volvió la mirada a la chica y le dedicó una leve sonrísa. - Aunque él, el original, se quedó conmigo, su primera creación y si bien me dio algo de autonomía, yo seguía comunicándome con él y bajo su control. Por eso no existen más como yo en ningún otro universo y si muero yo, se acabará para siempre mi existencia.
Tomó aire, estaba hablando demasiado seguido. - Bueno ¿alguna pregunta más?
Si la cara de Ashley hubiera podido arquear su ceja más, lo habría hecho, pero hacía tiempo ya que habían alcanzado su tope. La chica se quedó mirando a Ben, asimilando la historia más extraña que había oído jamás.
-Okey...-en cualquier otra circunstancia, habría sido un "Okey" de no estar nada convencida. Pero tras tener a otra yo dentro de sí misma, hablando y actuando por ella, o más bien era ella la intrusa en el cuerpo de una versión alternativa de sí misma... pues más bien quería decir "dame unos segundos a que termine de comprender que eres el Adán del primer dios de todos, uno al que pareces querer a pesar de que te mantiene todavía medio bajo su control y en una forma mortal. Al menos te hizo guapo".
-Vale, es verdad que no te dije mi nombre real, pero a veces lo uso como pseudónimo artístico, así que no fue mentir como tal. Pensaba que no te iba a volver a ver en la vida, así que te estaba tomando el pelo.-bufó poniendo los ojos en blanco. Solo faltaría que ahora un extraño ente al que no sabía si considerar humano se hubiera enfadado con ella.-¡No es tan grave, sobre todo si lo comparas con este problemón en el que estoy metida!
En efecto, tenía problemas peores que caerle mal a Vincent. Se cruzó de brazos, agradeciendo el haber sido liberada de aquellas esposas por fin, y miró de reojo el coche del hombre.
-¿Y qué hacemos ahora? ¿Cómo vuelvo a mi cuerpo, y evitamos que la Ashley Egoista-prefería ese nombre que la "Ashley malvada"-siga haciéndonos esto?
Banes negó con la cabeza ante lo comentado por Ashley. - Si supiera como hacer todo eso, lo habría hecho ya. Así que lo que debemos hacer ahora... Bueno, debo, ya que soy yo el que va saltando de universo en universo en busca de la que tiene mi libro. - ladeó levemente la cabeza y la miró. - Normalmente soy capaz de identificar energías con las que he pasado un tiempo. O almas, llámalo como prefieras. Pero para evitar volver a encontrarme contigo, voy a usar un pequeño truco para diferenciarte de las demás.
Con un chasquido y en un abrir y cerrar de ojos, la ropa de Ashley cambió por completo, además, consiguió también un colgante nuevo de dos corazones entrelazados entre sí. El chico lo cogió entre sus manos, sorprendido. - Yo no he puesto esto aquí ¿Qué significará? - miró al cielo ¿habría sido Él? - Como sea, ahora ya tengo claro que donde estés tú, no estará el libro.
Miró el reloj que llevaba en la muñeca. - Y lo de que debo hacerlo... No es precisamente ahora, tengo algo de tiempo antes de irme, bueno, de que nos vayamos. - fue entonces cuando hizo sonar su coche, haciendo también que se iluminaran los faros del vehículo. - ¿Vamos a un último lugar antes de que acabe el día? ¿O hoy también te viene mal? - bromeó, haciendo referencia al día anterior.
-¿Qué eres, un hada madrina?-comentó con cierto sarcasmo, viendo como de repente sus ropas y pelo cambiaban por arte de magia. Sobre todo con ese colgante que Vincent juraba no haber creado. Ashley siguió la mirada de Vincent hacía el cielo, intentando vislumbrar lo que él. ¿Qué aspecto tendría aquel Dios?
A pesar de que Vincent intentaba responder todas sus preguntas, cada respuesta la empezaba a preocupar. Entendía todo lo que le decía, pero también lo que le decía entre líneas.
-Así que vas a ir viajando y descartando a Ashleys hasta que encuentres a la Ashley que buscas.
Odiaba sentir que no había nada en su mano que pudiera hacer. Atrapada en un universo alternativo, con un padre que había intentado llevarla a un hospital, con su cuerpo original en otro hospital. Sin nadie en quien poderle confiar aquello por lo que estaba pasando. Vincent, el único disponible, pronto se iría. Cruzada de brazos, no reaccionó a la pequeña broma de Vincent. Nunca había sido buena ocultando su malhumor. Con un suspiro lleno de resignación, asintió y abrió la puerta del coche.
-Sí, vamos.
"¿Adónde voy a ir sino?", pensó.
Ambos subieron al elegante coche de Vincent. Se notaba que Ashley era infeliz en aquella situación y no era para menos, pues estaba atrapada en una realidad que no era la suya y no podía escapar. - ¿Sabes? Normalmente a la gente, cuando le cuento algo sobre que está atrapada en una realidad dentro del gran multiverso, suele echarse a llorar y derrumbarse, más aún cuando existe la posibilidad de que nunca vuelvan a su mundo. - la miró entonces, arqueando una ceja. - Pero tú pareces haberlo aceptado todo con relativa facilidad, hasta el punto de que lo comprendes tanto que te sientes frustrada.
Rió entonces aquél misterioso hombre. - No estés enfadada y disfruta de cada burbuja que visites, porque si sientes que tu destino es estar simplemente encerrada, no vas a disfrutar del viaje y tú no tienes más obligaciones que simplemente seguir con vida ¡no es como si tuvieras que viajar en busca de la Ashley que roba libros! - encendió entonces la radio y decidió que la música les acompañara durante aquél viaje.
Finalmente llegaron a un descampado, donde no había nada de nada, solo oscuridad. - Sal. - le dijo con un tono algo seco a Ashley, mientras él hacía lo mismo, apoyándose en el capó del coche y mirando al cielo estrellado. Hacía tiempo que Ashley no veía tantas estrellas y es que la contaminación lumínica no ayudaba nada de nada. - Nada tiene sentido Ashley Hill. Somos como personajes de ficción en una historia inventada por unos terceros que, a su vez, no deben tener ni idea de si su historia la están escribiendo ellos mismos. - entonces apuntó a las estrellas. - Y no solo eso, no solo existimos nosotros, existe todo un basto universo, que por muy pequeñas diferencias, acaba siendo completamente distinto, lo cual solo demuestra que nada de esto existe a propósito, nadie pertenece a ningún lugar y que todos vamos a morir. - bajó entonces la mano hasta la cara de Ashley. - Así que no frunzas tu ceño, intenta aprender de cada viaje.
Tu siguiente será el último post ¡intenta explayarte lo máximo posible con todo lo que quieras hacer dada la situación actual!
Las palabras de ánimo de Vincent parecieron tener el efecto contrario en Ashley. Hundida en su asiento, se había quedado callada mirando el paisaje hasta que se hartó de lecciones de vida y filosofías extrañas.
-Es fácil para ti decirlo, tú que puedes moverte de mundo a mundo, que tienes todas las respuestas y ningún mundo al que pertenecer. Pero mírame a mí, yo no quiero limitarme a seguir con vida, quiero vivir la mía.-se señaló a sí misma, repitiendo el gesto para enfatizar sus palabras.-Con mis amigas, mi padre, mi carrera, mi cuerpo. ¿Solo tengo que esperar a que tú lo arregles todo? ¿Y si no lo consigues? ¿Quién me asegura que una vez consigas tu libro, puedas hacer algo por mí y la otra Ashley?
Puede que no estuviera llorando y lamentándose por su situación, pero es que estar triste era una emoción que no arreglaba nada. No como enfadarse, ser borde, alzar la voz. Si lo hacías delante de la persona adecuada, quizás encontrara la solución adecuada. Y sino, al menos te quedabas a gusto.
-Puede que tú te veas como un personaje de ficción, pero yo no. Soy real, pertenezco a mi mundo y no quiero morir. -alzó la mirada hacía las estrellas, su gesto suavizándose un poco al descubrir la preciosa vista. Cuando era pequeña, su padre siempre le decía que su madre les observaba desde el cielo, desde alguna de las estrellas. Aún si fuera verdad, ese no era su cielo, y no era su madre.-Y mucho menos aquí.
Banes bostezó sonoramente, denotando así su gran aburrimiento ante las palabras de Ashley. - Solías ser el alma de todas las fiestas ¿a que sí? - comentó con un tono realmente sarcástico. - Ya que no sabes que te depara mañana, en vez de preocuparte, deberías estar disfrutando de este momento. ¿Quién sabe si mañana te despertarás en una situación mucho peor a la actual?
Negó con la cabeza. - Hoy te has despertado en el cuerpo de una Ashley porreta que tenía deudas con un camello... No sé, yo lo tomaría como un aviso si fuera tú. - se tumbó encima del capó, con las manos en la cabeza. Bostezó nuevamente, esta vez se notaba que era de cansancio, pues no era tan forzado. - Además, por mucho que te sientas la protagonista de tu propia historia, no eres más que el personaje secundario en la vida de otras personas. Y para la grandísima mayoría de gente no eres absolutamente nadie o incluso solo eres alguien completamente pasajero.
Banes cerró los ojos. - No te des tanta importancia, todos somos reemplazables, incluso yo que soy único en todo el multiverso. - finalmente se quedó dormido allí, en mitad de la nada, encima de su coche. El tipo era raro de cojones y Ashley no iba a hacer lo mismo que él, por lo que se metió en la parte trasera del vehículo y se quedó dormida allí, lo cual resultó bastante más cómodo de lo que parecía en primer lugar.