Partida Rol por web

Pero aprovechando la distracción, una vez más, ninja salvó a la chica. Con su Katana cortó algunos brazos de esos policías, dejándolos desarmados, pero aun así, uno de ellos logró encajarle un disparo, algo que no pareció afectarle demasiado por alguna razón y tras recoger a Ashley en brazos, corrió hacia el exterior llevándola a un destino incierto.

Tanto George, como la cyberpolicia e incluso el ninja que ya la había estado acompañando un tiempo, se quedaron completamente a cuadros al ver lo que hacía Ashley Hill hacía. George negó con la cabeza e intentó acercarse poco a poco hacia su hija, intentando ayudarla a recomponerse, pues dentro de ese cuerpo de latón que ahora se veía, por dentro seguía siendo el mismo padre amoroso que se preocupaba por su hija.

En cuanto George se acercó, el policía que apuntaba al ninja, empezó a apuntarla, indicándole así que debía quedarse atrás y no acercarse a ella. - ¡Está teniendo un ataque de psicosis! ¡Atrás! - poco a poco los policías empezaron a acercarse a ella, apuntando sus armas hacia la joven Hill, dispuestos a acabar con aquél peligro para la sociedad.

Pero aprovechando la distracción, una vez más, ninja salvó a la chica. Con su Katana cortó algunos brazos de esos policías, dejándolos desarmados, pero aun así, uno de ellos logró encajarle un disparo, algo que no pareció afectarle demasiado por alguna razón y tras recoger a Ashley en brazos, corrió hacia el exterior llevándola a un destino incierto.

Con una velocidad superior a la media, sin llegar a ser algo sobrenatural, el ninja logró correr con Ashley en brazos hasta un canal por donde antes se sabía que pasaba un río, pero en este universo, parecía haberse secado por completo y ahora solo era un montón de concreto que se encontraba bajo el nivel de la ciudad y al que se podía acceder sin demasiado problema.

Sin embargo, a pesar de todo, el ninja parecía molesto, pues al dejar a Ashley en el suelo con cierta brusquedad, se cruzó de brazos. Parecía que se negaba a seguirla a ningún otro lugar que pudiera ponerla en peligro, así que si quería seguir contando con su protección, debían quedarse allí.

Los policías, se acercaron a la mancha de sangre. - Hay tan poca... Y encima ha coagulado directamente. - decían sorprendidos, a pesar de encontrarse ellos perfectamente sin tener brazos. - Señor Hill, debe acompañarnos, debemos hacerle unas preguntas. - dijeron mientras le escoltaban al coche patrulla, dejando a la Ashley espía, completamente sola.

—¡Ah! —gritó al caer con brusquedad en aquél canal desahogado—. Por fin hemos salido de allí. En realidad me maree un poco con la actuación... nunca lo había hecho. Estaba nerviosa.

El lugar estaba vacío y desértico. No había tecnología milenaria a sus alrededores y entendió que los humanos adictos a los circuitos encontrarían el canal como un punto aburrido al que no acercarse.

—Sí, no te preocupes. Este es un buen lugar para perderse. Lo mejor será que nos quedemos aquí. Todo el mundo está loco y es peligroso.

La chica vio entonces el agujero de bala que había penetrado en su cuerpo y sin embargo se mantenía en pie.

—¿¡Te dieron!? —se alarmó—. ¿Cómo te mantienes? Si me llegan a dar a mí... eso ya lo sé... Como la otra vez —Ashley sonrió a su guía Edo, era un acompañante como nunca antes había tenido. Estaba dispuesto realmente a dar su vida por ella— Muchas gracias, ninja. Me alegro que estés ayudándome tanto.

El resto del tiempo solo quedaba esperar. Se tumbó en donde estaba y con una cabezadita debería desaparecer de ese lugar y amanecer en uno nuevo.

No le convencía el dejar solo a su padre con la policía de este futuro cyberpunk, y tampoco el perder de vista a la extraña Ashley y su más extraño acompañante. Pero quería creer que al final todo se arreglaría a su favor.

Pero todas sus preocupaciones se disiparon en cuanto se metió en el piso de George, concretamente, en la ducha. Era un cambio agradable tras el día que llevaba, el poder simplemente relajarse y vaciar la mente bajo el agua. No fue lo único que hizo en el piso. Aprovechó a comer algo, a inspeccionar las cosas de la Ashley que había vivido allí, y sacó alguna que otra foto. Ahora que se sentía fuera de peligro, podía detenerse a admirar la estética de este mundo nuevo. 

Inspirada, sacó una foto de sí misma. Mientras contemplaba las brillantes luces de la ciudad a través del cristal mojado, espero pacientemente a que el temporizador llegara a 0. Una vez lo hizo, le echó un vistazo a su creación. Pero arrugó el gesto. Algo no funcionaba. Contemplo su silueta, oscura e irreconocible, durante varios minutos antes de descubrir qué era lo que faltaba.

Colocó el móvil en el mismo que lugar que antes, y se desabrochó la camisa. Pronto toda su ropa quedó en el suelo, y volvió a colocarse enfrente de la ventana. El frío del exterior entraba por alguna parte, y se encogió sobre sí misma, buscando calentarse mediante un abrazo. Entonces sonó la cámara.

 Y Ashley fue a ver el resultado.

Ashley se quedó contemplando la imagen. Esto era lo que quería. Un autorretrato, ella vulnerable frente a la soledad de aquel lugar. Ojalá poder quedársela, poder enseñársela a la señorita Wheeler. Ojalá poder revivir los aplausos de aquella clase, la última de su vida normal. Abrió la aplicación de mensajería y se la mando a sí misma, deseando que la foto viajara entre mundos y llegara a encontrarla en su mundo original. Aunque tuviera la sensación de que la única manera de conservar la imagen sería mediante el recuerdo.

Acto seguido, mandó el título:

"Ashley Who".

Poco después, cayó dormida en la cama de la otra Ashley.