Partida Rol por web

Rachel estaba tensa y la vieja no parecía estar siendo de demasiada ayuda. Al menos recordaba a la niña.

- No sé preocupe - No iba a decirle, a su vecino lo han asesinado. Total ya se iba a enterar más tarde de todos modos, ahora lo que necesitaba es que se centrara totalmente en la foto de la niña.

- Necesitamos saber donde se encuentra ¿Cuándo es la última vez que la vio? ¿No sabe donde se podría encontrar? - Le di tiempo para que reflexionara, permanecí enseñándole la foto por si eso le refrescaba la memoria.

Dijo que hacía tiempo que no la veía ¿Estaría internada? ¿Con su madre? No me quedaría tranquilo hasta saber que la niña se encontraba bien. Los muertos ya estaban muertos, y cabía la posibilidad de que la niña estuviera en peligro.

La vieja negó con la cabeza, como si fuese un pecado decir algo más.

-No, no lo sé. Yo nunca sé nada de nada. Déjenme tranquila -dijo, cerrando la puerta de golpe y volviendo a echar todos los cerrojos, uno detrás de otro. Ahora sí que pudisteis contarlos.

Doce.

Rachel te miró, irritada y visiblemente cansada.

-Bueno, está claro que aquí no vamos a conseguir nada más. Tenemos una tarjeta, una hija desaparecida, un líder asesinado, un padre asesinado y un asesino que se ha suicidado. ¡Menudo cóctel!

Rachel empezó a bajar las escaleras para dirigirse al coche, dando por hecho que allí ya habíais hecho todo cuanto podíais hacer. Dentro de poco vendría el forense también allí, para deciros que no había nada más, pero lo cierto era que no veía nada más que investigar por allí.

-¿Volvemos a la central?

Enarqué una ceja cuando nos dio con la puerta en las narices. Interrumpir si sabía, pero colaborar... En fin, resignación. Aparqué mentalmente el tema de la vieja, no merecía la pena enojarse por ello.

Asentí con la cabeza al pequeño resumen hecho por mi compañera. La aventura del día acabó siendo intensa, pero algo frustrante. Por desgracia, solía ser el sentimiento habitual del día a día.

- Volvamos - Le confirmé y comencé a bajar las escaleras. El caso no estaba perdido, pero todo dependía por un lado de la científica y por otro de los jefes. Nosotros poco más podíamos hacer. Bueno si, había una cosa - A ver si allí podemos averiguar algo más de esa niña.

La estación de policía era uno de los edificios más modernos y mejor cuidados de toda la ciudad. Era como si buena parte de los recursos se hubiesen desviado hacia los controladores, contribuyendo así a que fuese un cuerpo casi tan odiado como temido.

En cuanto entrasteis, visteis el bullicio habitual en el interior, con mesas individuales para cada detective y policías hablando con sospechosos en muchas de ellas.

La recepción se caracterizaba por tener una fila de detenidos más larga que alto era el edificio y ellas voces del sargento para intentar mantener el orden se elevaban por encima de todos.

Y por supuesto, allí estaba la jefa, la capitana Raynor, que nada más veros, hizo un gesto para que fueseis a su oficina.

-¡Ya era hora! ¡Tengo a todos los de arriba llamándome cada jodido minuto de cada jodida hora, y vosotros por ahí fuera acumulando cadáveres! ¡Espero que hayáis encontrado algo que merezca la pena!

Central era un edificio moderno y estéticamente agradable. Eso era bueno porque facilitaba el trabajo, pero ese trasfondo de cara a la palestra no me pasaba desapercibido.

Y cómo no, nos estaban esperando de forma impaciente. Por un momento se me pasó por la cabeza que la capitana, con esa mala hostia podría ser una buena dominatrix, ese pensamiento hizo que no me cabreara tanto.

Nos dirigimos a su despacho. Traté de mostrarme neutro y profesional.

Tocaba recapitular un poco - Tenemos el líder asesinado. El portero del edificio asesinado, creo que es posible que bajo extorsión facilitara la entrada del asesino del líder. Llegamos a la casa del portero cuando lo acababan de asesinar, seguramente para no dejar cabos sueltos. Lo perseguimos y al verse rodeado sacó su arma y se pegó un tiro.

- En la habitación en la que el líder fue asesinado había una pintada de Liber8, pero si me pregunta mi opinión, no descartaría que se tratara de una maniobra de despiste.

Bueno, era un principio. Miré a mi compañera por si ella quería añadir algo más.

Miré a Scott en cuanto terminó de hablar. Me parecía que no había dejado casi nada por decir, salvo lo de la tarjeta y la niña. Esos detalles se lo guardó para él y eso me hizo preguntarme por qué motivo lo hacía. Miré a la jefa y procuré mantenerme fría.

-Todo esto huele muy mal, jefa. Ese asesinato lo hizo un profesional que al final, no dejó ningún rastro, por lo que no es un robo, sino una ejecución. El por qué... no lo sabemos. Necesitaríamos averiguar algo del tal Mankor para poder conocer los motivos, porque hasta el momento, no tenemos ninguno.

Scott se había guardado dos ases en la manga, usando la terminología del juego, pero estaba por ver si eso nos llevaba a alguna parte.

La jefa negó taxativamente con la cabeza.

-De ninguna manera. No indagarán absolutamente nada en la vida del señor Mankor. Tenemos a su asesino, ¿no es así? Entonces, podemos dar por cerrado el caso. Los jefes es lo único que quieren y eso es lo que les daremos. Y bajo ningún concepto se les ocurra empezar a meter las narices en la vida de nadie. No quiero perder dos buenos agentes como vosotros solo porque vuestra terquedad es mayor que vuestra sensatez.

Lily se había levantado ligeramente para dejar clara su postura, pero poco a poco fue volviendo a sentarse.

-Eso es todo. Podéis descansar el resto del día.

Rachel completó muy bien la información y lo más importante, insistió en que tras el asesinato había algo más. Había sido algo demasiado elaborado como para que detrás hubiese una sola persona. Y además, eso no explicaba el suicidio.

Lo que dijo a continuación la capitana, no podía decir que me pillara por sorpresa, pero si la forma tan tajante y explícita. 

Sabía que no había nada que pudiera decir para convencerla, así que lo mejor era, poner mala cara, asentir con la cabeza y salir de su despacho. Llegados a este punto me alegré de no haber hablado de la niña, tal vez mi instinto me había llevado a no hacerlo.

Tras salir del despacho, le hice una seña con el dedo a mi compañera para que me acompañara a mi escritorio. Allí insistí en que se acercara para no hablar alto. Me senté en mi mesa, abrí un cajón y saqué una baraja de naipes que tenía allí desde tiempos inmemoriales. Barajé y luego busqué un par de cartas concretas. Una vez más me aseguré de que estábamos solos.

Saqué el rey de diamantes. Lo puse en la mesa, encima le puse la tarjeta del club y encima de las dos cosas, mi dedo. Hablé en voz baja - Sinceramente, me trae un poco sin cuidado las rencillas que puedan haber entre los líderes. Husmear ahí solo nos va a traer problemas, podrían asesinarnos, podríamos quedarnos sin trabajo, o las dos cosas a la vez.

Luego saqué el dos de corazones y encima puse la foto de la niña - Para mi, esto es otra cosa, una desaparición. Me da muy mala hostia que algún inocente pague por los pecados de las élites. Tal vez no sea nada y está con su madre que se divorció de su padre. Pero... mi conciencia no me dejaría aparcar el asunto hasta que no sepa que es así. La capitana nos ha dicho que no metamos las narices en la vida de nadie. Pero no que no podemos investigar una desaparición. Aún así, no estará exento de riesgos y quiero saber tu opinión. Voy a investigar esto - Dije poniendo el dedo encima del dos de corazones - Pero si te quieres mantener al margen... lo entenderé - Quise saber como se postulaba al respecto.

Obviamente, la capitana sabía que no debía husmear demasiado en los asuntos de nadie y que si arriba estaban contentos, ella lo estaba más. Entendía su postura, pero me irritaba sobremanera esa actitud de indiferencia ante todo. Me sorprendió ver a Scott asintiendo en silencio, como si se conformara con todo aquello.

Después de todo, no íbamos a llevarnos nada bien.

Pero todo cambió en cuanto salimos. Scott me hizo un gesto para que le siguiera y me senté a su mesa, visiblemente molesta.

-Vaya, creía que estabas hecho de otra pasta, Scott. Así que la capitana te dice que no te busques problemas y tú... ¿le haces caso? -le solté.

Justo después de eso, empezó a hablarme y me mostró la foto de la niña.

En ese momento comprendí que no pensaba dejarlo pasar, no al menos lo de la niña, aunque a mí me parecía que había mucho más en aquel asesinato que merecía la pena conocerse.

-Yo.. me habías... no voy a mantenerme al margen, pero tampoco voy a dejar que un crimen se quede sin una solución. Cuando matan a un pobre desgraciado nadie se preocupa porque hay demasiados. Pero no todos los días asesinan a un líder. Así que te ayudaré con esa pobre niña... pero tú lo harás con este asesinato. Y si nos descubren... bueno, ya veremos lo que hacemos. Todo está relacionado, así que lo queramos o no, va todo en el mismo pack. ¿Trato hecho?

Apreté los dientes y mi mandíbula se tensó cuando me dijo aquello de la pasta de lo que estaba hecho. De todos modos seguí hablando y le conté lo que había pensado con respecto a la niña.

A decir verdad, mi compañera me acababa de dejar en shock. Me daban ganas de mandarla a la mierda, sentí tanto en tan poco tiempo que apenas me pude contener.

Inspiré hondo, me analicé por dentro y acabé hablando como una persona razonable. Lo de las cartas me vino muy bien para no tener que nombrar en voz alta a nadie - Creo que, o bien no sabes en que mundo vives, o eres muy inconsciente. Si un rey mata a otro rey... yo no me metería de por medio, lo menos que puede pasar es que salgas decapitado. Y no, no es miedo, es sentido común y... joder, que se apañen ellos solitos si no quieren ayuda. 

Me hubiese gustado que trabajáramos juntos, cubriéndonos las espaldas, pero para estar encima con una compañera que te hablaba así, mejor estar solo - No pienso suicidarme laboralmente por ver que juegos de poder se traen los ricachones - Tomé el rey de diamantes y la tarjeta del club y se la di - Ten, que tengas suerte con tus líderes. Ya investigaré yo por mi cuenta lo de los desgraciados por los que nadie se preocupa - Usé las palabras que ella misma había usado. Y me cerré un poco más herméticamente, no esperaba que lo comprendiera. Seguramente se enfadaría, me insultaría y trataría de ofenderme un poco más ¿Intentaría atacar a mi masculinidad este vez? No me extrañaría. Pero allá ella, estaba acostumbrado a trabajar solo en este mundo de mierda.

Rachel no se inmutó tanto como tú pensabas. Te miró algo extrañada, quizás decepcionada, porque tras su opinión inicial, le había parecido que sí que podía hablar contigo e intentar marcar la diferencia. Pero no, al final se había dado cuenta de que eras igual que los demás, que no ibas a cambiar las cosas y que simplemente te preocupabas por ti.

Sin decir nada, separó la silla, se puso en pie, te dio la espalda y se dirigió hacia la salida de la comisaría. 

Parecía haber quedado claro que ella iría por su lado y tú, por el tuyo. No era extraño que los compañeros se llevasen mal y tuvieran que aguantarse incluso cuando no querían, pero al menos hasta mañana, no tendrías por qué preocuparte por eso. Vuestro turno no empezaba hasta las seis de la mañana y todavía quedaba mucho para eso.

Mucho tiempo para que tú hicieses lo que considerabas que tenías que hacer, por tu cuenta.