Partida Rol por web

Las palabras y gestos de Lady Bowesley me reconfortan como un buen plato de sopa en un helado y lluvioso atardecer invernal.

En mis sentidos, aún embotados por el extraño hechizo del que permanezco inconsciente; el arrepentimiento, la vergüenza por haber debido flaquear, por haber delatado a uno de los míos se mezclan con el orgullo, la gallardía de haberle servido bien a La Reina y me tenga en cuenta en sus desconocidos planes.

"Heredar todo el poder del Amo..." la sola idea me excita, la temperatura de mi sangre se eleva borboteante y apaga cualquier atisbo de temor hacia tamaña empresa: "...clavarle la daga... ¿¿¿estaré preparado para ello???" Mi boca se seca al mismo tiempo que las sangrientas lágrimas arañan mi árida piel.  

Sin molestarme a limpiar mi sanguinolenta mirada aún empañada de llanto me incorporo, la cabeza siempre gacha en muestra de eterna lealtad y obediencia a La Regente; retrocedo torpemente, caminando de espaldas hasta la cancela por la que entré; la abro y, con un gesto de cabeza, indico a Parr que reingrese al Salón.

Quedo expectante a las nuevas órdenes que decrete Su Alteza! 

La Reina sonrió al ver el semblante confuso de la Sheriff.

- Juliet querida, asegurate de proporcionar a Leroy una manera discreta y segura de entrar a la Corte de Justicia, así como al Eliseo. Ya sabes, alguna entrada trasera en la que puedan conocerle y que no llame la atención demasiado. También quiero que le proporciones un coche para esta noche.  - volvió la vista hacia Leroy - Nuestro pequeño Nosferatu tiene mucho que hacer, y no queremos que su pierna le retrase demasiado. Cuando lo consigas, vuelve, y haz llamar a Bainbridge. Es hora de intercambiar algunas palabras con él. - el peligro emanaba de sus palabras. Eran las palabras de alguien poderoso, conteniendo una rabia nociva.

- Como ordene mi señora. - y dedicó una mirada por el rabillo del ojo a Leroy, como quien ve caminar a un fantasma. Tras lo cual, volvió a salir a toda prisa.

Una vez solos, te dió las instrucciones que estabas esperando.

- Bien, ve a ver a ese "Amo" y dile que he recibido su mensaje, pero que tu poder de acción concluía ahí. También dile que estoy muy interesada en recompensarte, dado que Haversham se ha mostrado demasiado... revoltoso, y que probablemente te otorgue el control de algunos negocios importantes en la parte Noroeste de la ciudad. Eso hará que tu mecenas empiece a moverse inquieto. Averigua quién es y qué quiere, y es posible que mis palabras se conviertan en verdad en realidades. - te explica, mientras camina por la sala.

- Como ordene Alteza -. Mirada baja, sumisa. Quedo plantado, aguardando el regreso de la Sheriff, en el justo lugar des del que la llamé, procurando importunar al mínimo a La Regente. Lo cierto es que la aparente a la par que insólita confianza de Lady Anne me conforta extasiantemente; sea como sea, no dejo de tener en cuenta que, del terreno pantanoso en el que transito, Ella es la víbora más peligrosa: Acogedora, venenosa e implacable por igual!

Me encantaría presenciar el interrogatorio a Bainbridge; saber qué explicaciones da acerca de Southwark; a pesar de ello, y sin poder evitar cierto sentimiento de que me está quitando de en medio, La Soberana me encomienda distinta misión para la que parezco estar mayormente facultado: No en vano soy el único Vástago con contacto con El Amo. Carece de sentido que requiera mi presencia en la interpelación al Tremere.

En silencio, calculo las posibilidades que tengo con El Amo: Tanto a él como a Lady Bowesley les gusta arrojarme, el uno contra el otro, como si fuera una pelota. Mientras siga rodando todo ira bien para Leroy: Sigo vivo, recabando poderosa información de lo que acaece y con veladas promesas de acceder a un lozano Poder jamás imaginado! Sigue así Leroy... mientras ellos se ríen de ti tu cosechas tus propios logros!!!

Arrancas el motor del coche, un utilitario sin demasiados lujos, pero que no te dejará tirado, aunque te resulta doloroso meter los cambios de marcha. Una extraña sensación de desubicación te invade. ¿A quién sirves realmente? ¿Al Amo? ¿A la Reina? ¿Qué te proporcionará más posibilidades de supervivencia a largo plazo? ¿Y más poder? ¿Realmente alguno de esos dos estaba dispuesto a cederte parte de su poder? Pero al menos, sigues con vida, sin noticia del paradero de tu Sire, Ernest o Morgan. Vivo una noche más, para descubrir qué está pasando realmente en Londres

------------------------------------ FIN DEL CAPITULO 1 ------------------------------------