Partida Rol por web

Notas que al mencionar esos asesinatos, todos se ponen tensos, ese tipo de tensión culpable del que sabe que algo es cierto pero no puede o quiere admitirlo. Sin embargo el mayor cambio lo notas en Bainbridge. Su ira contenida parece sofocada por un enorme cubo de agua, y ahora permanece callado, expectante, y muy, muy tenso, mientras observa prioritariamente no al calvo loco, sino a Harker. Parece que... le tema.

Trago saliva antes de atreverme a dar el paso:

- Harcker... - mi voz tiembla - ...pudiera ser que el mismo asesino de Stoddard fuera el responsable de las otras muertes? Qué sabemos de ellas???

Es un palo de ciego... quizás una vía que proporcione más pistas en el descubrimiento del asesino que Harcker pretende encontrar.

La soberbia del Hombre Ilustrado le resultaba ofensiva: violar un sagrado reducto y exhibir su prepotencia sin ni siquiera molestarse en hacerlo por los canales adecuados, como si siglos de tradición fueran nada para él; demás que ni siquiera era inglés.

"..." 

 - Eso, mi cada vez menos estimado caballero, no va a suceder - dijo con toda la calma posible, ignorando el hecho de que ninguna de las autoridades estaban haciendo nada - No sé cómo ha convencido a alguien como el insigne Sr. Harker de que su "proclama" sería algo mínimamente productivo y no la inmensa pérdida de tiempo, sin contar abierta declaración de guerra, que ha sido.

Descruzó las manos, que había involuntariamente entrecruzado en algún momento. Era sencillamente inevitable en situaciones así.
- Harker, debido al respeto con que su figura es considerada entre estos muros, la conversación podrá continuar; quizá hasta ignoremos el hecho de que decidió introducir de buena voluntad a este... "individuo", sin duda bajo coerción por brujería y malas artes. Tienen... - echó un vistazo al reloj de cadena - Cinco minutos para sacarme esta chusma de nuestra vista y continuar la conversación como personas cabales. Quizá podamos tener incluso una pausa para un descanso y refrigerio, para apartar el mal sabor de boca de este faux pas - no dijo "pantomima grotesca", pero era lo que era. Y no lo disimuló un ápice - Como hablamos, el caso será investigado, pero esta condición es innegociable. Sáquenlo FUERA.

Harker miró, cansado, hacia Leroy. Se limitó a responder con un monosílabo.

- No. - tras lo cuál, miró a Morgan, casi con más cansancio, reflejado únicamente en los ojos. Una suerte de tristeza, como quien sabe que por mucho que se esfuerce, va a conseguir el mismo resultado - No hay nada más que hablar, Sr. Collingwood. Mi orden solo representa a los mortales, y el problema que tengan entre los magos mortales e inmortales - miró a Bainbridge con severidad, antes de volver a encarar a Morgan - deben resolverlo ustedes mismos, mientras cuidan de no herir a inocentes. Yo no puedo hacer más que de intermediario, una vez expuestos nuestros propios problemas. Espero sinceramente que encuentren al culpable de la muerte del señor Stoddard, no me gustaría ver cómo el trabajo de toda una vida se desmorona justo al final... - e hizo una señal que los dos mozos entendieron de inmediato, apresurándose a ayudarle a levantarse del banco.

Hoodchild, sin embargo, continuaba mirando a Morgan, casi con curiosidad, sentado aún.

Al pronunciar Ojo de muerto las acusaciones del asesinato de esos hombres, notas que la concurrencia inmortal se amilana. En especial Bainbridge, que obtuvo así un cambio de expresión notable, de la ira al mutismo en un abrir y cerrar de ojos, sin perder una carga importante de tensión, ahora invisible. También notas que el objetivo de sus miradas no es el mago mortal, sino el anciano de Harker. Parece temer una reacción que esté a punto de ocurrir de un momento a otro.

Ojo de Muerto ya se había terminado de levantar para cuando terminó de hablar el viejo, y parecía burlón ante las amenazas de Morgan.

- A pesar de que me gustaría ver cómo pretendes echarme, debo decir que ya se dónde esta la puerta y que no tengo intención de estar aquí un minuto más. Tendréis una tregua de tres días, y después... me encargaré de que tengas un tratamiento especial si no acatáis las condiciones. - y a continuación soltó una pequeña risilla, casi como si ya visualizara el tipo de tortura que le iba a infligir a Morgan cuando cayera preso en medio de una guerra entre mortales e inmortales.

Tras ello, comenzó a caminar hacia la puerta, desgarbado, casi con ritmo en las piernas, como si estuviera bailando, aparentemente desprotegido.

Ernest había conseguido permanecer en silencio por mera fuerza de voluntad, pero aunque había deseado unirse a las críticas del resto de los presentes, supo mantener las formas en vez de subir el tono de la conversación humillando a aquel mago tan pagado de sí mismo. Con fuego o sin él, desde luego al conde no le importaría darle una buena azotaina al tal James.

Sus formas tan drásticas, exigiendo la destrucción de todo un clan del cual ni siquiera se había comprobado que fuese culpable y sus palabras, con un claro tono entre la exigencia y la condescendencia, le recordaban poderosamente a los nazis a los que había dado caza sin tregua hacia no tanto tiempo. No era extraño pues, que pese a que no profesase afecto alguno por los tremere, Ernest hubiese llegado a la conclusión de que despreciaba profundamente a aquel tipejo. Para sorpresa de él, mucho más de lo que pudiese haber despreciado a Morgan en cualquier instante de su tempestuosa relación.

Sin embargo, aunque incluso la violencia extrema fuese una opción tentadora, se mantuvo en un estado de calma tensa y dejó que el tipo se marchase hacia la salida y de paso se llevase todo su ego con él.

Volviendo su mirada hacia Harker que parecía dispuesto a partir también.

   - No se preocupe.- Respondió al anciano con completo convencimiento.- Encontraremos al o los culpables de dichos crímenes y se hará justicia, pero si su... "acompañante" se cree que vamos a ejecutar a todo un clan de vástagos sin ningún tipo de prueba de su culpabilidad, mucho me temo que se va a llevar una gran decepción.-

El calvo salió por la puerta y cerró de un portazo, que hizo volar copos de nieve hacia el interior. Parecía que estaba nevando, y los más perceptivos pudisteis notar que toda esa nieve frustraba alguna intención oculta del mago. Sin duda, el tiempo londinense no ayudaba a quemar cosas...

Harker miró a Ernest, y cuando vió que Ojo de Muerto salía, volvió a sentarse.

- Mi Lord Worthington, no se equivoque con mis intenciones. Estas son para con la paz y el cumplimiento de los decretos, y no para promover una guerra. Ese hombre vino a mi con una misión, y yo hice de anfitrión como haré con todos aquellos seguidores del ocultismo, pero eso no significa que secunde sus exigencias. Si, por desgracia, toda negociación falla... - miró a Bainbridge de forma inquisitiva - la Inquisición se mantendrá al margen mientras no se viole de nuevo el tratado que se firmó con Lord Mithras. Pero como sugerencia, les invitaría a tener en cuenta lo aquí expuesto e investigarlo por su cuenta. Nadie viene desde tan lejos cruzando el mar y saltándose los bloqueos aliados sobre Alemania para verter amenazas vanas y mostrar bravuconería sin motivo. Ese hombre ha arriesgado su vida simplemente para llegar aquí, y sobran vampiros en el continente como para tener que traer una hipotética cruzada contra los únicos que son civilizados en toda Europa, los Ingleses. - algo de orgullo inglés, ese tan detestado en el continente, afloró en la voz del viejo - Por supuesto, mientras vea ánimo de enmendar el error que supuso la muerte del señor Stoddard, les ayudaré con la información que tenga al respecto de ambos asuntos, esta vez sin reservas. Como primera muestra de buena voluntad, les diré que el nombre del Archimago de la orden de James no era otro que Aleister Crowley, personalidad bastante cercana en el pasado al señor Abraham Mellon. - por un instante lo notasteis, él ya sabía que Mellon estaba allí, o al menos lo intuía.

Miró a los presentes, uno tras otro. Las Arpías continuaban con su mutismo, no dirían ni harían nada, ese no era su papel, y el Guardián del Eliseo estaba demasiado asustado, temeroso de que le pasara algo a su preciado teatro. Y Bainbridge, bien, Bainbridge mostraba una máscara en el rostro, de esas que de tan puro rígido, indican que se esconde algo, y que se hacía cada vez más notable tras cada mirada del viejo. Por tanto, los únicos que parecían tener ánimo como para llevar las riendas, al menos hasta que llegara el Vara Negra, era aquella improvisada cuadrilla de dos Alguaciles, una Violinista, un Nosferatu repudiado y un aspirante a la grandeza.

Y mientras Hoodchild tenía la vista clavada en Morgan, apreciando cada uno de sus movimientos, con mucho interés.

Hoodchild parece tener algún interés en Morgan, o en su forma de ser. Puede ser que vea en él un aliado potencial, o una faceta que explotar a su favor.

"¿Oh?"

Fruncio el ceño cuando se dio cuenta de la manera en la que se tensaban el señor Bainbridge y otros muchos vastagos con la mencion de aquellos asesinatos. Tuvo la sensacion de que tenia que tragarse aquellos pensamientos que salian en defensa de los suyos, pero estaba visto que habia algo que estaban ocultando, sabian mas de lo que decian.

Cuando el calvo salio por la puerta, solto un pequeño suspiro de alivio, su presencia le incomodaba, por razones obvias. Y aun con las explicaciones de Harker, no se lo creia, habia visto en su cara que se deleitaba con matar a los de su especie solo por ser lo que eran.

Si, por desgracia, toda negociación falla...

Que iba a fallar, estaba segura de ello, venir exigiendo como lo habia hecho aquel... "individuo" y ademas saltarse el pacto de buenas a primeras antes de una reunion como aquella, no dejaba una buena impresion, fueran los acusados culpables o no.

...les invitaría a tener en cuenta lo aquí expuesto e investigarlo por su cuenta...

Batido en retirada en mi lugar entre las sombras pienso en todo lo que se ha venido diciendo en la tensa reunión que acabamos de mantener: "Aleister Crowley, personalidad bastante cercana en el pasado al señor Abraham Mellon". Si, mantengo vivo el recuerdo de ese viejo loco de mente quebrada que no para de gritar ese nombre cuando lo vi anoche... Si pudiéramos... Si tuviéramos la manera de enmendar su psique quizás sabríamos más del enemigo... el conocimiento es poder... tiene que haber la manera! Por otra parte...

Harker, disculpe de nuevo - emerjo, de repente, de mis oscuras ensoñaciones - entiendo que nos anima a investigar los sucesos, entiendo que el... bueno... el suceso que más nos apremia es la muerte del archimago - gesticulo con inseguridad -. Por lo que cuenta el tipo ese... Crowley??? Ese. Por lo que dice no hay duda acerca de la culpabilidad de... bueno... nuestros Magos - inclino la cabeza hacia Bainbridge -. Hay algo que le haga dudar de las conclusiones del tal Aleister??? Él parecía tenerlo muy claro.

Mis ojos de sanguinolento, antinatural tono, se posan en Harker, suplicando una respuesta, alguna pista, una hebra del hilo a la que Leroy me pueda agarrar con fuerza para desmadejar el presunto misterio.

Morgan no tenía humor ni intenciones de hacer paralelismos contra los boches por mucho que se hubiera enfrentado contra ellos... acusar a un hatajo de aislacionistas reservados no era especialmente "nacionalsocialista" para él, simplemente inconveniente por la amenaza que representaba en la balanza de poder. Y la mala forma. No iba a admitir que le hiciera gracia la gente que llegaba al punto irracional de exigir exterminios en vez de la sensata cabeza de turco o decimación.

 pero eso no significa que secunde sus exigencias...

-Debió pensarlo antes de introducirlo bajo su vera, entonces -repuso Morgan, como si aquello siguiera siendo un amistoso café y mesa de negociaciones y no una de amenazas... amenazas y desbandada, ahora- Como dijimos, por supuesto que se establecerá una investigación, aunque consideraremos de cara a un futuro la falta de criterio que ha tenido a la hora de plantear la situación. No dude ésto.

Por mucho que lo respetasen los vampiros, aquello había sido un pésimo gesto. Esperaba que los suyos lo vieran y se dieran cuenta de lo obvio, que era el momento de establecer un relevo y dejar que el hombre pasase sus días en la tranquilidad de la campiña, con un retiro desahogado y establecido en su estudio y/o la cría de las rosas. La justa recompensa para alguien que había sido un valioso servidor en el pasado y una inconveniencia en el presente.

entiendo que el... bueno... el suceso que más nos apremia es la muerte del archimago

"Magnífico..."

Por supuesto, dejar que el Nosferatu diese vueltas sin concentrarse en lo más inmediatamente decisivo era a estas alturas necesario; mucho hubiera sido pedir otra cosa. Además puede que pronto tuviesen que usarlo de cabeza de turco, que se tomase esa pequeña satisfacción, sobre todo cuando no era el que más estaba siendo el lazo débil en aquella mesa. ¿Qué demonios está pasando, señor Primogénito? Anteriormente había fingido mejor...

Qué ganas las de todo el mundo, realmente, en hacer de todo aquello un misterio que desentrañar y no un problema que resolver. En algunos de los humanos se entendía: el Arcanum era de vocación chismoso de portería; una ocupación no tan digna como otras pero moderadamente comprensible. Pero todos eran, teóricamente, caballeros civilizados allí. Menos la dama. Y ella estaba haciendo avergonzar a varios.

Harker escuchó con paciencia.

- No, Aleister es el Archimago desaparecido. Antes de determinar su propio juicio acerca de qué hacer en este asunto, sería razonable que supieran más sobre lo sucedido. - explicó de nuevo al Nosferatu, para volverse hacia Collingwood - Supongo que, usted en mi lugar, se hubiera apartado y dejado los hechos transcurrir sin intervenir, dado que no era un asunto que le concerniera. Lo lamento, señor Collingwood, no soy de esa pasta. La oleada de violencia que desató James no podía continuar sin mi intervención. No se si es usted muy ducho en política, pero la serie de sucesos relacionados con la progenie del señor Bainbridge o el club Halley podían haber sido tomados como responsabilidad mortal, colectivo del que soy último responsable. Le recomiendo que tome bien en cuenta este tipo de implicaciones en su escalada al poder, en lugar de trazar amenazas veladas. Amenazarme no tiene sentido, me encuentro ya en el ocaso de mi vida, y no temo a la muerte, pues se exactamente lo que hay tras ella. Lo único que podría usted conseguir con esa suerte de palabrería es desbaratar los esfuerzos de Lord Mithras por mantener un entorno civilizado. Quiero creer que es usted mejor que eso.

El tono se había ido tensando, tornándose angustioso en torno a Morgan, como si los reproches de aquel viejo llegaran a calar, de forma casi mágica, dentro de él. Un sentimiento de culpa afloró en la mente de Morgan, y se instaló allí, mientras Peter hacía un gesto con la mano para indicar a sus asistentes que le ayudaran a levantarse. Estos respondieron diligentemente, y Harker estuvo pronto en pie, dirigiéndose a la puerta. Hoodchild se levantó también, y un papel doblado cayó sobre la mesa cuando este se dió la vuelta para encarar la salida. El movimiento no pudo engañar a nadie, y visteis que lo había soltado deliberadamente sobre la mesa, aunque ninguno de sus acompañantes, ya en camino de abandonar el lugar, pudieron verlo. Sin una palabra, salió del lugar.

Antes de determinar su propio juicio acerca de qué hacer en este asunto, sería razonable que supieran más sobre lo sucedido.

Con estas palabras, y tras recriminar a Morgan por su habitaul soberbia, Harker da por concluida la reunión, no sin antes aclarar que Aleister Crowley se trata del Archimago desaparecido, probablemente muerto y hacer mención a los incidentes del Halley: Se impone rescatar a Abraham Mellon de su tormento! Él podría ofrecer información de interés acerca del asunto que nos ocupa.

Como cualquiera de los presentes, no se me escapa la nota que Hoodchild deja veladamente para nosotros, justo antes de abandonar el Eliseo.

Morgan - contemplo la epístola, abandonada en la mesa - cójala, me temo que es usted el destinatario.

Permanezco sentado en mi lugar marginal en la reunión, esperando abordar alguna estrategia coherente ante la crisis suscitada.   

Morgan vaciló un momento ante la nota que el nosferatu indicaba como suya, lo suficiente como para que una de las Arpías se les adelantara y recogiera el papel entre sus delicadas manos.

- ¿Y bien? ¿Es que nadie piensa hacer nada ante este ultraje? Pensaba que las nuevas generaciones tendrían algo de interés en hacerse un hueco en la ciudad, pero ya veo que aún tendremos que esperar un siglo o más para ver algo que merezca la pena. - pasó su mirada cruelmente por todos los neonatos presentes, tras lo cual se quedó parada apuntando hacia Bainbridge - ¿Y vos Bainbridge? ¿Es que acaso ya se os ha caído la virilidad de puro putrefacto? ¿No piensas hacer nada mientras te estacan y te meten en un arcón de madera rumbo a Alemania?

La Arpía, quizá presa de los nervios, se estaba cebando con todos, mientras Shakespeare no conseguía salir de su estupor. Bainbridge por su parte estaba inmóvil, ignorando las palabras de la vampiresa. Parecía como si ni siquiera las oyera.

Un poco más de silencio y la arpia estalló.

- ¡Muy bien! Si nadie piensa hacer nada ¡entonces pudríos ahí sentados! - se levantó airada y salió por la puerta usual del Eliseo.

Con una Arpía más que disgustada, y el Eliseo temblando aún por el ultimatum de aquel extraño venido del continente, el siguiente paso era incierto. ¿Cargar el muerto sobre Bainbridge y pasar página mientras todo un Clan era exterminado? ¿Forzar una guerra contra los mortales? ¿O quizá ahondar más en lo que había sucedido para tener una elección más clara? Quedaba todo en manos de aquellos neonatos reunidos, que una vez ansiaron poder.

_______________________________ Fin del Capítulo 2 _______________________________