- Si no, a mi no me iba a notar nadie. Mis notas no son excelentes, y bueno, a mi no me miran las mujeres del café como te miran los hombres a ti. Y eso no me resta nada a lo que valgo.

Aunque ella asentía, en sus gestos había una contienda interior entre dejarse ayudar y ponerse siempre en el lugar de la víctima, justificando cada acción hecha por más descabellada que fuera.

-Tú nunca fuiste horrible… -solo una oración que implicaba tanto. Realmente ella tampoco había sido horrible, pese a ello se podía entender que se viera así, comparándose sobre todo con su hermana: una chica menor, pero más guapa y apta en las materias y el desempeño social. Lo irónico era que, realmente ahora era un monstruo. Se había convertido en uno cuando dejó de medir las consecuencias de sus acciones, purgando a todo aquel que se metiera en su camino, por más inocente que fuese.

- Lo siento muchísimo, ha debido ser muy difícil salir adelante. Tan joven y huérfana.... yo al menos tenía a mi padre, y no me tenía que preocupar por el dinero – 

Claro que en este punto él desconocía lo macabro de su pérdida… ella igual siguió aparentando una inocencia que no tenía; secándose las lágrimas de cocodrilo que rodaban por sus mejillas.

En cuanto a nosotros, creo que te equivocaste en la manera que elegiste de acercarte. Fuiste demasiado agresiva, si hubieras sido más dulce y te hubieras acercado de una manera menos sexual hubiera funcionado.

Entonces, cuando vino el tema de Yua él siguió con el plan: tenía que darle a entender qué habían terminado. Debía hacerle creer que tenía una chance importante de tenerlo. Ella escuchó aquello con mucha mejor cara. Incluso se disculpó por lo de Denki, mas nunca de verdad… siempre encontraba “motivos” para actuar como actuaba.

-No le iba a hacer nada, era todo una actuación. Yo solo necesitaba su ayuda.

Tomó otro sorbo de zumo y agregó.

-Lo siento; no quise…

La disculpa no llegaba a su mirada. Los sentidos de Tatsuya se pusieron en alerta; ella no era una chica que quisiera disculparse. Ella era una depredadora caprichosa y peligrosa… pero fue lo que le dijo después lo que lo convenció de ello.

Ese ser precioso que estaba delante de él era como una de esas ranas coloridas del Amazonas: su belleza era letal. Sus padres habían pagado el precio, demasiado alto inclusive teniendo en cuenta que no supieron hacer su trabajo… y ahora Chinatsu… tenía que intentar salvarla. Por eso pensó en desarmarla usando su propia medicina, olvidando la repugnancia que le causaba esta pérfida y loca muchacha. La cubrió recibiendo la mayoría de los pequeños pedazos (afortunadamente) de partes que se caían encima de ellos. La besó con una ternura infinita, y Rei perdió el Norte. Lo abrazó y compartió ese beso con dulzura, como si nada malo estuviera pasando… como si Tokyo se hallara, no en medio de un terremoto, sino bailando solo para ellos dos.

 Luego fue al baño, diciéndole que pidiera otra porción de tarta, convenciéndola de que esto era una cita… allí, texteó a sus amigos. De camino se encontró con Akane que lo interceptó a la salida.

-Se ha ido, Rei se ha ido…

Su cabello azul corto estaba todo revuelto, la gente en general se retiraba, preocupada de que hubiera alguna réplica. Tatsuya fue corriendo a la mesa: solo había una carta, hecha a mano, bien breve.

“Mi hermana está en el sótano; tienes las llaves aquí y el código de la puerta. He sido mala, pero tú me has amado. Creo que finalmente puedo ser feliz.”

Al anochecer del mismo día.

El cuerpo de Rei Usawa fue encontrado en uno de los parques municipales. Con él había un móvil en el que se daba registro de toda su historia. Ella dejó constancia de cada cosa hecha, de cada sufrimiento pasado en centenas de audios, videos y demás. En su casa, donde Katsumi e incluso Kenji fueron a salvar a la otra chica, se hallaron decenas de archivos más. También diarios íntimos, fotos, etc.

Se aprendió, por ejemplo que ella había intoxicado al profesor de matemáticas y tomado su puesto. Se supo que, intentando que nadie supiera sobre la razón de la muerte de sus padres, había corrompido a todos usando su cuerpo… y el de su hermana.

Buscando ese amor que solo sintió una vez, encontró la locura y finalmente la muerte.

Aiko, quien estaba en casa de Tatsuya junto con muchos otros compañeros, dijo.

-No puedes salvar a todos… al menos supo que podía ser querida de verdad.

Yua también estaba allí, silenciosa y triste. Era injusto, de alguna manera fue su propia familia (la de Rei) la que la llevó a un pozo de venganza. Sobre aquello Emi comentó:

-Creo que esto me ha enseñado que no está mal decirle que no a mis padres a veces… no, no está mal.

Delante de ellos, a modo de homenaje a su espíritu, la hermana de Kenji, Hikari, había colocado una foto de Rei, una de una chica que merecía redención. Esta noche, despedirían su espíritu con la ayuda de la médium. No la convocarían ni nada... solamente la guiarían a la luz.

Hubo una vez, hace mucho tiempo... que una niña fue inocente. La gente que la amaba simplemente la ignoró; lo hizo durante tanto tiempo que, en el lugar en el que habitaba su alma, quedó solo una carcasa vacía. La única persona que la hizo sentir valiosa se convirtió en su obsesión. Y, para alcanzarla, rompió cada cosa bella de su interior.

-Vuela alto, sensei. Tal vez necesitas muchas vidas para aprender del amor... pero, al final de todo; cada uno de nosotros es un estudiante.

Hicieron silencio, prendiendo incienso alrededor de su foto. Yua se miró con el chico, ella lo quería ¿pero qué pasaría ahora? ¿Querría estar con alguien o preferiría seguir solo un tiempo más?

Hina lo abrazó, llorando, ella no tenía palabras. Siempre una luz, esa pelirrosa de ojos cálidos y amable corazón.

Hoy había sido un día duro para todo Tokyo, pero mucho más para él... muchísimo más.

Su plan se desmoronó al saber que Rei se marchaba. Salió angustiado, pensando que iba a aprovechar la oportunidad para matar a su hermana. Solo esperaba que el maiday que había enviado hiciera que los rescatadores llegaran antes, porque había sido inútil, no les había comprado ni un minuto. De nada había servido decirle que ella nunca había sido horrible, que eso era lo que decían, pero él estaba allí y no había visto a nadie horrible. Le explicó que a veces los niños eran crueles, porqué sí, y que la tomaron con ella, y le decían esas cosas porque le hacían daño. Era cierto que su hermana era más guapa y más popular, pero la valía de una persona no se medía jamás por esas cosas, sino por el tamaño de su corazón y su capacidad de hacer cosas, tanto por ella como para los demás.

Tatsuya había creído que tenía redención, que Rei, con cariño y ayuda psicológica podía sanar, pero pronto descubrió que había algo irremediablemente roto en ella. Siempre tenía una disculpa para una mala acción, siempre eran causadas por un motivo, por absurdo que fuera, siempre se presentaba como víctima. Sus disculpas y ruegos no eran sinceros, era una manera de manipularle, para desviar la atención: Denki, Yua, todo era por algo, por él, y ella no era responsable. Era una depredadora, comía carne, y ella no tenía culpa de que las presas corretearan delante de ella. El terremoto hizo temblar el local y él supo que hacer, pero no había servido de nada. La había besado para nada. Allí estaba Akane, mirándole, con el cabello revuelto. ¿Qué le diría? ¿Qué había intentado entretenerla de la única manera que se le había ocurrido? No dijo nada, entonces reparó en el papel y lo leyó con angustia.

Chinatsu estaba en el sótano, y parecía que estaba viva. Le dejaba rescatarla y se iba, feliz, por haber sido amada. Se iba con un beso que había sido mentira, y parecía que esa ida era el suicidio. La angustia  por lo que podía pasarle le hizo ponerse a llorar. Se llevó las manos al rostro, no quería imaginarse lo que iba a pasar, no quería. Le dio la llave a Akane y le dijo

- Salvad a Chinatsu, voy a ver si la encuentro, creo que va a hacer alguna tontería. Es malvada, pero necesita ayuda....

Tatsuya salió corriendo, tratando de encontrar a Rei entre la muchedumbre, pero aquello era Tokyo. Fue a los parques cercanos, a las tiendas de ropa, incluso se metió en una tienda de lencería, pensando que allí sería donde se suicidaría Rei. Lo echaron, hacía cara de estar loco. Hasta bien entrada la noche no se daría por vencido, en cuanto Katsumi le dijo que tenía que ir a casa de Chinatsu urgentemente.

Tatsuya no sabía lo que se iba a encontrar, así que corrió hasta la casa y allí le dieron la noticia. Rei había muerto, se había quitado la vida en un parque donde él había estado buscando. Probablemente se había escondido al verlo, o simplemente cuando había pasado ya estaba muerta. Allí en su casa, le dijeron que habían encontrado evidencias de todos los actos malvados que había hecho Rei: Había envenenado al señor Kimura, había matado a sus padres, había asesinado a sus padres, y había hecho otras cosas peores, como corromper a su hermana, todo en búsqueda de un amor que creía merecer, pero que en el fondo no creía merecer. Todo, todo por él. Comenzó a llorar, en silencio, y fue Aiko la que se le acercó primero.

- No....yo.....hice que se matara.... yo..... la utilicé, para salvar a Chinatsu.....yo....soy un monstruo.

Yua estaba allí, pero le rehuyó la mirada. Se sentía mal, por lo que había hecho. Sentía que realmente había matado a Rei con uno de sus besos. Lloró, lloró sin consuelo. Allí había muchas chicas, algunas que le habían dicho abiertamente que lo querían. ¿Las haría tan desgraciadas? ¿Le haría tanto daño a la gente como para que desearan su muerte? Yua, Katsumi, Aiko, sin dejar atrás a chicas que habían mostrado interés en él como Megumi, Kotoko, Rose o Emi. Había aprendido que, por algún misterio que no lograba entender, le gustaba a las chicas. Había aprendido que, por otro misterio más incomprensible, podía llegar a controlarlas, como si fuera una versión masculina de Katsumi y eso le hacía sentir mal. Se le acercó Emi, y el temió que le dijera algo sobre el amor, pero no, habló de mejorar su relación con sus padres. Tatsuya se enjugó las lágrimas, la miró y le dijo

- Tienes que dejar de hacer lo que desean tus padres y pensar en que deseas tú. La vida puede ser corta, y no podemos irnos de ella sin haber sido feliz. No eres una máquina, ni la salvadora de la humanidad, solo eres una chica, que merece ser feliz. Si lo que haces te hace feliz, feliz de verdad, adelante, si no.... pelea, pelea por tu vida. Estoy seguro que tus padres te adoran, si decides apartarte del camino que ellos quieren para ti lo entenderán, tarde o temprano....No está mal, ser tú nunca puede estar mal.

A él le había pasado con el baseball. Era el camino que había diseñado su padre para él, pero no lo había recorrido. Hikari había colocado una foto de Rei, de cuando era más joven. Tatsuya se puso delante suya y se arrodilló, tocando la frente en el suelo y llorando

- Perdón, perdón...Sé feliz Rei, sé feliz allí donde estés. Ojalá hubiéramos podido ser amigos, no habríamos estado solos... tal vez te habría querido. Perdóname.....

Tatsuya estaba deshecho. Tuvo que salir fuera para calmarse y poder entrar a despedirse del espíritu de Rei. Hizo caso de lo que le dijo Hikari, que le pidió que calmara su espíritu para que pudiera pasar al otro lado. Rei estaba sonriente, Rei estaba en paz y le agradecía ese beso. Le había librado de la oscuridad,  y ahora se encaminaba hacia la luz, sin remordimientos. En otra vida, sería suyo, en otra vida haría las cosas mejor.

Hina lo abrazó. Ella lo entendía, sabía que lo necesitaba, así que lo abrazó y lloraron juntos. Cruzó la mirada con Yua, tenía que hablar con ella. Ahora mismo, estar con él no era bueno, ni justo. Le hizo una señal y se apartaron para hablar un poco. Lejos de los ojos de los demás sí que lo abrazó. Estuvieron hablando un rato y Tatsuya le contó como se sentía. Necesitaba tiempo, tiempo para asimilar lo que había pasado. Tenía miedo, miedo de dañar a las otras chicas, de crear nuevos monstruos. Él solo quería desaparecer. Yua lo entendió y prometió darle espacio, confiando en que pronto se recuperaría, porque el corazón de Tatsuya era fuerte, pero en esa ocasión tocó fondo, roto en mil pedazos como nadie lo había conseguido romper hasta el momento

--------------------------

Me gustaría contaros que Tatsuya volvió al día siguiente al instituto siendo el mismo, pero sería mentira. La muerte de Rei había herido a Tatsuya en lo más profundo, y su reacción, lógica desde su punto de vista, fue apartarse de todos, especialmente de las chicas. Pidió cambiarse de sitio y fue trasladado permanentemente al sitio junto a Denki, de quien se sentía responsable. Tatsuya volvió a ser el Tatsuya de otras escuelas, pasando inadvertido y llenando su vida con algún deporte que absorbiera su tiempo: El baseball.

El equipo del instituto era malo, pero con él jugando mejoraron. No es que llegaran al Koshien, ni ganaran, pero llegaron a las semifinales de su prefectura, y el colegio les seguía. Eso, a su pesar, hizo que aumentar su popularidad. La cantidad de cartas que recibía creció, pero sencillamente las ignoró todas. No estaba preparado para hacer sufrir a más chicas por su culpa, así que se distanció de todos, a pesar de que eso le dolía en el alma.

Cuando vio que no había manera de recuperarse, y que Yua seguía esperando pacientemente, decidió hablar con ella. En aquel momento no podía estar con nadie y era posible que no pudiera estar nunca. Estaba recibiendo tratamiento psicológico, y tardaría aun unos meses en sanar. También Yua la tenía que dar una noticia, y era que había aceptado la oferta en otro instituto en el norte del país porque su sobrino había obtenido plaza en una institución que le ayudaría en su futuro. Los dos se abrazaron, se prometieron estar el uno por el otro y se prometieron amor, amor para siempre, porque puedes amar a una persona sin estar con ella, porque hay muchos tipos de amor. Si el futuro les volvía a unir su relación reverdecería, si no siempre se tendrían el uno para el otro. Hubieron lágrimas, pero no reproches. El futuro les iba a separar, y, en la situación de los dos, era mejor no adentrarse en algo que les dañaría más.

Fue difícil, pero poco a poco, el cerezo reseco de Tatsuya comenzó a superar su enfermedad. Un día, una de las bromas de Denki le hizo reír, una risa que se había extinguido con la muerte de Rei. Poco después estaba ayudando a una estudiante de primero que se había perdido, con su perenne sonrisa de antes, y cada vez iba participando más en clase. Sus amigas se dieron cuenta, y regaron al cerezo reseco con su cariño. Y a pesar de que el cerezo no quería sanar, sanó..

Se acercaba la graduación, y aunque poco a poco su corazón se iba recomponiendo ninguna chica conseguía llegar hasta él. Fue el azar el que hizo que Katsumi, aquella misma mañana, donde despedirían su vida escolar para enfrentarse a la vida adulta, encontrara la llave de su corazón. Tal vez ella, mejor que nadie, le había comprendido. Ella también había dominado hombres para tapar el agujero de su corazón, ella también había sentido la culpa, y, a veces, la mejor cura para un alma rota es juntarla con otra para que se reparen mutuamente.