Partida Rol por web

Os dísteis cuenta que el Inquisidor de adiestramiento miraba un cronómetro, y que el ser de 4 brazos, izaba uno de ellos, con una espada de asesino en la mano. El resto las mantenía cruzadas.

Cuando la bajó, con una gran voz, que imponía, ordenó. - LISTO. Regresen todos y formen.

Manfred corrió, medio trastabillando. Le dolía todo pero había que formar. Se colocó en posición y rezó a la gloria del Cardenal porque aquello acabase pronto. Ni quería volver a oir hablar de pasar por aquella picadora que era el circuito. Prefería mil veces la locura selvática. Al menos ahí sentía que las decisiones y el camino los marcaba él mismo.

Lanzo un puñetazo al aire con rabia. Aquella era la última prueba y el no lograr alcanzar el objetivo con los disparos me dejaba en muy mal lugar. ¿Como podía pasar eso? Estaba entrenado para esto. Apreté el puño y me dirigí corriendo a formar con el resto de los compañeros. Cansado, exhausto y cabreado conmigo mismo. La próxima vez lo lograré. 

El inquisidor dio una pequeña ojeada a las notas que había ido tomando.

- Señores. Hacía caso omiso que hubiera dos mujeres en la formación. Todos sois soldados, miembros de la Hermandad, que luchan por la humanidad. Y el tratamiento común de que el masculino también hacía de genérico, así que continuó. - Se han detectado unas deficiencias. Su adiestramiento básico inicial no ha sido proporcional a sus deficiencias ni se ha potenciado sus virtudes. Hizo una pausa y suspiró. Incluso se notó con la máscara que jamás retiraba. - Vamos a atacar primero los errores que acarrean del pasado.

Se dio la vuelta y se marchó, entrando al edificio de mando.

Cuando el inquisidor ya no estaba a la vista el grandullón ordenó.

- tienen una hora para hacer un listado deficiencias y presentarse aquí para formar otra vez. Hagan un listado con lo que precisan entrenar para suplir aquello que hacen mal.

Levantó la mano, como si fuera a dar la salida a una carrera y gritó:

- ROMPAN FILAS.

Tras eso bajó la mano, muy lentamente, pero vosotros ya corríais y nadie lo vio con sus propios ojos.

- ¿Qué?- se le escapó en un pequeño susurro.

Cada día se encontraba más desconcertado. ¿Una lista de errores? Por la luz del cardenal, no sabía qué significaba aquello pero seguro que nada bueno.

Era evidente que su punto flaco estaba en el entrenamiento físico, eso no tenía mucha discusión y era bastante absurdo evitarlo. También se sentía bastante torpe con las armas arrojadizas. Así que eso pondría en su lista. Ocultar algo a estas alturas iba más allá de la estupidez.

Dejó escapar un suspiro y se retiró a los barracones, cansado y dolorido.

Tenía muchas deficiencias en varias facetas físicas, eso es evidente, y las tenía clara, pero a pesar de todo, estaba contento con como había salido la prueba. Quizás si practicase las disciplinas que he fallado, mejorase como soldado. Así que metido en mis pensamientos, recordando los errores cometidos, me dirijo a los barracones para hacer la lista exhaustiva de lo que había fallado.

Nada más llegar, me dispongo a ellos: Las escaleras, era evidente que las escaleras y yo no nos llevamos bien. Otra cosa es lanzar granadas, tenía mis deficiencias, y por supuesto, el disparo a largo alcance. Si. Eso es lo que necesito mejorar por ahora. Tengo más carencias, pero tampoco quería abrumar con tanta cosa, prefiero mejorar poco a poco.

Terminada la lista, levanto la mirada en busca de Manfred.

- ¿Como te ha ido? ¿Has terminado la lista?

Manfred asintió.

- La parte física es evidente pero, quizá, lo más preocupante podría estar en el uso de armas cortas y arrojadizas- comentó- me manejo con bastante soltura con el fusil pero, si me sacas de ahí...

- ¡Uf! ¡Las escaleras a mi me han matado! Y como te ha pasado a ti, arrojar las granadas o los disparos a largo y corto alcance, que no he acertado, creo recordar, ninguno. Jajaja

Miro hacia los demás compañeros. Todos parecen que se levantan.

- Debemos de ir a formar de nuevo. ¡Vamos!

El sanador, que ya conocéis, escoltado por un hermano, se ha colado en el alojamiento, con todos vosotros, mientras cuchicheáis. Todos los compañeros están como vosotros dos.

Os va mirando detenidamente y se para a mirar los ojos de todos. Tras unos minutos, convencido se marcha.

Cada vez que miraba a alguien, todos los de ese grupo quedaban quieto y en silencio. Era un tipo que impresionaba. O más bien daba miedo. - Joder, para ser un sanador ....